En la Bolsa de Comercio de Córdoba, el intendente Martín Llaryora llamó a construir una coalición amplia para encarar las reformas que el país necesita. “Con la grieta se puede ganar una elección pero no se puede gobernar. Si queremos hacer las reformas que hacen falta para salir de esta crisis, necesitamos una coalición que deje en segundo plano los intereses partidarios y priorice los intereses estratégicos”, dijo el intendente, sin mencionar a qué sectores está convocando.
También insistió en que para la viabilidad política de las transformaciones estructurales –reforma fiscal, delimitación de las funciones e de los ingresos de cada jurisdicción– es necesario “un entramado político que sustente esos cambios”. Recalcó que para la conformación de esa coalición es necesario ceder a nivel partidario e hizo propia la consigna del último Coloquio de Idea, “ceder para crecer”. Llamó a dejar de lado la especulaciones, “jugarse en serio por los cambios y defenderlos a través de una coalición”.
Asimismo, Llaryora destacó la necesidad de formar “una coalición extensa con líderes capaces de generar un consenso para la Argentina”, cuyo objetivo debe ser “estabilizar la macroeconomía, pero también generando un proyecto de crecimiento y producción”.
Llaryora repite hace tiempo su idea de “ampliar Hacemos por Córdoba” a nivel provincial, mantiene conversaciones con dirigentes radicales y del PRO, y semanas atrás causó estrépito político la reunión que mantuvo con Mauricio Macri. Su mensaje en la Bolsa apuntó a la misma construcción nacional que le propuso al expresidente.
El intendente fue parte de un ciclo de la Bolsa destinado a evaluar la viabilidad políticas de las ideas de reforma tributaria y de reorganización del Estado que propone el libro Una vacuna contra la decadencia, escrito por el ministro de Finanzas de la Provincia, Osvaldo Giordano y los economistas Jorge Colina y Carlos Seggiaro.
Giordano repasó esas propuestas ante el auditorio de la Bolsa. Luego se refirieron a la viabilidad política de esas ideas de simplificación tributaria y reorganización operativa del Estado el intendente de la ciudad bonaerense de 3 de Febrero, Diego Valenzuela, y el diputado y exministro del Interior Rogelio Frigerio, ambos de Juntos por el Cambio y también precandidatos a gobernador de Buenos Aires y Entre Ríos respectivamente.
Según el ministro de Finanzas de Córdoba, el año que viene la Argentina tendrá una oportunidad política única para “un ordenamiento integral del Estado” que permita alcanzar el equilibrio fiscal.
“Con este sistema de coparticipación es muy difícil alcanzar un equilibrio fiscal. Es casi imposible pensar un sistema tributario distinto y directamente impensable pensar un Estado con mediana eficiencia. Sabemos que tenemos que cambiarlo y que no vamos a poder ordenar el Estado si no abordamos este tema, pero no se sabe cómo cambiarlo”, introdujo Giordano.
Con el objetivo de “tener un Estado más eficiente y disciplinado desde el punto de vista de la administración de los recursos, que tenga un superávit sustentable en el tiempo”, propuso una reforma integral basada en tres pilares.
En primer lugar, propuso un ordenamiento tributario, en el que el IVA absorba impuestos internos, ingresos brutos, sellos y tasas municipales; que bienes personales absorba impuestos inmobiliarias y autos; y que el impuesto a los ingresos absorba Ganancias y aportes personales a la seguridad social.
En segundo lugar, propuso un ordenamiento de las potestades tributarias, que incluya el reemplazo de la coparticipación por separación de fuentes. “No hay que cambiar la coparticipación, sino que hay que dejarla en desuso. Que la Nación se financie con la Aduana, el impuesto a los ingresos y las contribuciones patronales; y las provincias se financien con un IVA más fuerte que absorba al resto de los compuestos y bienes personales”, explicó. Para las zonas más rezagadas, propuso crear un Fondo de Convergencia que garantice el mismo financiamiento que en la actualidad a modo de “compensación”.
El tercer pilar es el ordenamiento funcional, donde la Nación se concentra en funciones interprovinciales, como seguridad social, AUH y tarjeta alimentaria, políticas macroeconómicas y regulaciones nacionales, relaciones internacionales, defensa, educación superior e infraestructura interprovincial. Las provincias y los municipios, por su parte, deberían concentrarse en funciones locales. Además, se eliminarán los programas nacionales que financian funciones provinciales y municipales.
Promover el desarrollo del sector privado
Frigerio coincidió en la necesidad de un cambio en la distribución de los ingresos para que el Estado sea más eficiente y, en ese sentido, destacó la importancia de promover el desarrollo del sector privado: “Se nota con mucha claridad la dificultad que hay desde la política en entender cómo funciona la economía del sector privado. No es de sorprenderse, entonces, que a pesar de esta asfixia impositiva que vive la Argentina haya intentos de seguir aumentando los impuestos”.
“Además del déficit del Estado y la incapacidad de gestión, hay una política que no entiende al sector privado y, en consecuencia, es muy difícil que las políticas públicas tengan el impacto deseado en generar riqueza y empleo de calidad y en cantidad suficientes”, agregó.
Según su testimonio, ante esta situación “hay un mayor apoyo de la población en comparación con el 2015 para encarar las reformas que necesita la Argentina, todos los sentimos, y seguramente el fracaso estrepitoso de este Gobierno, uno de los peores que hemos conocido, ayuda a que la ciudadanía empiece a entender cuál es el camino, que hay que rumbear para otro lado”.
El rol del Estado
Por su parte, Valenzuela apeló a su experiencia como intendente del partido 3 de Febrero para destacar la necesidad de fortalecer los niveles de gobierno cercanos a los vecinos: el provincial y el municipal: “Creo que los gobernadores son actores principales: deberían poder asumir más funciones, trabajar sobre su base tributaria y responder por lo que recauden; no hacer la plancha ni esperar a que venga todo de arriba. Deben hacerse cargo y que un sistema institucional los acompañe en esa tarea”.
“Hay una parte de nuestra sociedad política que piensa que el desarrollo lo genera el Estado y que el empleo público tracciona el desarrollo, pero en realidad el Estado es un dador de servicios y generador de obras. El Estado tiene que ser de un tamaño razonable y eficiente para poder dar esos servicios -no todos los servicios- y hacer las obras necesarias para que se mueva la economía. Hoy la cosa no está para agrandar el Estado, cuando hay familias que se ajustan debido a la inflación”, afirmó.
Un punto de inflexión
Mondino se manifestó en el mismo sentido y anticipó que el próximo presidente tendrá que enfrentarse a un gran desafío: reducir impuestos en un contexto de gasto público muy elevado, por lo que, además de reducir el déficit fiscal, tendrá que modificar los incentivos que tienen las empresas para invertir, crecer e innovar.
“El sector privado en la coyuntura actual tiene un problema muy grande, que no es solamente el déficit y la bomba de las Leliqs, sino que tiene que ver con que nadie en la función pública sabe cómo funciona el sector privado”, señaló.
Al respecto, concluyó: “La Argentina tiene que insertarse al mundo con la capacidad de producir rápido, bien y barato. Si no tenemos una integración entre el sector público y el privado, es muy poco probable que la Argentina pueda crecer”.
Del mismo modo se expresó el presidente de la Bolsa de Comercio de Córdoba, Manuel Tagle, quien indicó que el año que viene será “un punto de inflexión político”, ya que “la sociedad ha advertido que no es fácil seguir atropellando el Estado de Derecho y las instituciones de la República en beneficio propio”.
Según su testimonio, el punto de inflexión también será económico: “No podemos seguir en este estado de insolvencia: no tenemos dólares y la economía se achica, lo que genera un sufrimiento para los sectores más vulnerables”.