Ernesto Sanz, figura importante del radicalismo y más para la coalición Juntos por el Cambio, ha vuelto a tener protagonismo, a pesar de que no se pone en carrera para ningún cargo. En una entrevista concedida a Los Andes de Mendoza admite que la UCR tiene un problema de liderazgos e invita a sus correligionarios y al PRO a compartir la fórmula presidencial en 2023.
–¿Está conforme con el papel que está haciendo la oposición?
–En los dos años de pandemia, el gran cometido era construir unidad y cohesión. Eso se logró. Después de las elecciones empezamos a vivir otro terreno y tenés otras necesidades además de mostrar unidad. Primero no mostramos unidad porque se rompe el bloque radical, comienza anticipadamente una guerra de candidaturas para el 2023 y en tercer lugar pareciera que no tenemos claro cómo administrar. Son retrocesos que tienen un año y medio para resolver.
–¿Desde lo ideológico, hay un marco que contenga en Juntos por el Cambio?
–El problema no son las personas. (Javier) Milei defiende sus ideas más allá de las extravagancias del personaje y de las acciones. Siempre cuando hay una crisis en los partidos tradicionales, las elecciones de medio término son una puerta para que aparezcan las extravagancias y los extremos. Si Juntos por el Cambio elabora un programa y cuáles son los matices, no habrá más discusión. Y creo que Milei queda afuera, el programa es con una fuerte presencia del Estado, si me preguntan. El Estado no puede correrse, el tema es qué Estado.
–El equilibrio de fuerzas puede ser mejor para el Estado, pero acá no se muestra algún escenario para acuerdos.
–Hemos vivido momentos de bipartidismo. Los únicos tres acuerdos políticos estructurales que hubo en democracia, desde el ‘83 hasta acá, tuvieron que ver, de alguna manera, con el bipartidismo. En el ‘87 Alfonsín-Cafiero, de ahí salió la ley de coparticipación; en el 89 el Pacto de Olivos entre Alfonsín y Menem, de ahí salió la Constitución reformada en 1994. Y después Alfonsín-Duhalde después de la crisis del 2001, que se llevó puesto al bipartidismo. Después tuvimos la hegemonía del kirchnerismo, después los cuatro años de Macri. Hoy se larga una ley al Congreso y no se sabe cómo te va. La hegemonía no sirve en Argentina.
–¿Es un desafío el liderazgo en la oposición?
–Totalmente. Cambiemos nació como una coalición netamente electoral y cuando llegamos al Gobierno no fuimos una coalición política. Cambiemos tenía un desequilibrio en los liderazgos. El PRO todavía está discutiendo el liderazgo, todas las cosas que le pasan es porque no resolvió la sucesión de Macri. Hay una serie que se llama Succession, eso es el PRO. El viejo es Macri y el hijo mayor es Horacio (Rodríguez Larreta). Hay una mujer que es (Patricia) Bullrich (risas). El problema del radicalismo es que tiene liderazgos coyunturales. Ninguno de nosotros puede llenar la figura del líder partidario.
–¿El radicalismo no vive una crisis de tipo ideológica en algún punto?
–Acá hay una enorme coincidencia que es que si los sentás en la misma mesa, todos quieren estar dentro de Juntos por el Cambio. Eso es así. El rol del Estado tampoco está en discusión. La diferencia está en la construcción política. En el PRO lo tienen resuelto porque van con Bullrich al electorado duro y con Rodríguez Larreta al electorado blando. En el caso de nosotros, pareciera que Morales se acerca más a la ideología de Larreta de traer peronistas, pareciera que Cornejo se adapta más a lo de Bullrich. Pero ninguno de ellos está encorsetado. Los tres gobernadores radicales y Larreta estaban de acuerdo con la reunión sobre el FMI.
–¿Es malo no haber tenido esa reunión?
–Sí, muy malo para el país. Tengo la impresión general que no hemos asumido la consecuencia que trae no acordar con el fondo. Gustavo Valdés, de Corrientes, viajó a buscar créditos internacionales y se volvió sin nada. Y le dijeron que había que esperar qué pasaba con el FMI. Es central el tema.
–¿El FMI le dio el préstamo a Macri para ganar las elecciones?
–Eso es parte del relato. Alfonso Prat Gay lo explica muy bien, la mayor parte fue para pagar deuda y otra puede haber ido a la volatilidad de los mercados. y ahí podés hacer la lista de los que se beneficiaron, y ahí hay de todo, para todos los gustos, kirchneristas, no kirchneristas. Lo hicieron para que no haya un estallido social, un 2001.
–¿El radicalismo debe presentar una fórmula propia de cara al 2023?
–Que el radicalismo tenga candidatos es muy auspicioso. Pueden ser fórmulas compartidas o partido a partido, que a mí personalmente no me gustaría mucho. No sé si estamos maduramente preparados para soportar la tensión de una disputa al final entre candidatos de partidos. No me gustaría darle excusas a nadie para que se vaya.
–¿Y cómo llega la UCR al 2023? Da la impresión de que se tientan con las internas
–En algunos momentos cuando el radicalismo no ha sido relevante, a nadie le importa qué carajo está pasando. Esta vez era relevante por el papel dentro de Juntos por Cambio. Hemos tenido diferencias pero creo que cuando arranque el año en febrero, se van a ver más fotos de unidad que las que se imaginan. Hay un compromiso de reunificación del bloque y debería cumplirse.