Las audiencias generales en el Vaticano suelen transcurrir con solemnidad. Pero un miércoles de noviembre del 2018, la escena cambió por completo cuando un niño argentino interrumpió la formalidad del aula Pablo VI y se convirtió en el inesperado protagonista de la jornada.
Wenzel Eluney, de siete años, se escapó del lado de su madre, subió al escenario papal y comenzó a corretear entre los guardias suizos. Se movió con total naturalidad, como si fuera un patio de juegos. Y el papa Francisco, lejos de incomodarse, sonrió y celebró la escena.
“Es argentino… indisciplinado”, comentó entre risas el pontífice, dirigiéndose al arzobispo Georg Gaenswein.
El niño, según le dijo la madre al propio Francisco cuando subió a tratar de buscarlo, tenía un autismo severo. La mujer intentó bajarlo, pero Francisco le pidió que lo dejara. Poco después, también subió la hermana del niño, sin éxito en su misión de llevarlo de vuelta al asiento.
Francisco aprovechó el momento para reflexionar ante los miles de fieles presentes: “Este niño no puede hablar, es mudo, pero sabe comunicarse, sabe expresarse. Es libre. Indisciplinadamente libre. Y eso me hizo pensar: ¿soy yo libre ante Dios? Ante Dios, todos tendríamos que tener la libertad de un niño delante de su padre”.
“Este niño nos ha predicado hoy”, dijo el Papa, antes de pedir “la gracia para que este niño pueda hablar”. La audiencia terminó con un aplauso cerrado de las cerca de siete mil personas presentes.
“Estaba aburrido y le dijimos…”
A la salida, los padres de Wenzel, argentinos radicados en Verona, contaron que todo ocurrió de manera espontánea.
“Wenzel estaba aburrido y le dijimos, medio en chiste, que si quería saludar al Papa, que fuera. ¡Y se fue!”, contó su padre. La madre agregó entre risas: “No obedece nunca, pero esta vez nos sorprendió. Cuando intenté alcanzarlo, el Papa me hizo señas para que lo dejara”.
La familia viajó al Vaticano junto a la asociación Ants Onus, que reúne a padres de niños con autismo en el norte de Italia.
No fue la primera vez que un niño irrumpió en escena durante un acto del papa Francisco. Un tiempo antes, en octubre de 2013, durante la Fiesta de la Familia en la Plaza San Pedro, un niño colombiano adoptado en Italia subió al escenario, abrazó al pontífice y hasta se sentó en su silla mientras Francisco leía su discurso.