La movilización de este miércoles por el Día de la Militancia impulsada por la CGT nacional y organizaciones piqueteras, en la que el presidente Alberto Fernández será el único orador, tendrá escasa participación de cordobeses.
La convocatoria que los organizadores esperan sea multitudinaria fue realizada 10 días atrás. Alcanzó amplia repercusión política, cuando en la noche del domingo pasado, luego de oficializarse el resultado de las elecciones legislativas, pese a la victoria de Juntos por el Cambio a nivel nacional, el Presidente convocó para este miércoles a “festejar como se merece este triunfo”.
La CGT Regional Córdoba que conduce José Pihen no participará de la movilización que tendrá como epicentro la Plaza de Mayo, en Capital Federal.
No se conoce que algún gremio cordobés haya enviado una columna de militantes hacia Capital Federal.
Sí habrá algunos gremialistas que viajarán por su cuenta y estarán en el acto que congregará a la mayoría de los espacios que integran el gobernante Frente de Todos.
Uno que confirmó que asistirá es el titular del gremio de la Alimentación, Héctor Morcillo, uno de los sindicalistas que integra el Frente de Todos cordobés, con buenos vínculos en la CGT nacional.
Por su parte, dirigentes y militantes kirchneristas organizarán en Córdoba un acto en el Club Deportivo Alberti para celebrar el Día de la Militancia.
La diputada nacional Gabriela Estévez, referente de La Cámpora local, es una de las convocantes de la celebración cordobesa que se realizará en las instalaciones del club ubicado en calle Enrique Tornú al 2.600, a partir de las 18.
“Nuestra apuesta es convocar a todas y todos los que militamos para transformar este país, para reafirmar el contrato electoral que se asumió en el 2019 y fortalecer la orientación que empezó a transitar el gobierno, con el horizonte de atender a las necesidades y demandas urgentes de los sectores populares”, señaló la convocatoria de las organizaciones K locales que se reunirán en barrio Alberdi.
¿Festejo?
El acto en Plaza de Mayo, un lugar icónico para el peronismo, fue anunciado días pasados por los principales dirigentes de la flamante conducción de la CGT nacional, luego de una reunión con el presidente Alberto Fernández.
La excusa de la convocatoria fue celebrar el Día de la Militancia, pero se transformó en una iniciativa con alto contenido político, especialmente para el Gobierno nacional.
Los impulsores, la CGT nacional y el Movimiento Evita, la organización piquetera más numerosa del país, fue brindar un gesto de respaldo al Presidente de la Nación.
La decisión de realizar el acto se tomó antes de las elecciones del domingo pasado, cuando en el oficialismo nacional temían otra derrota contundente, como ocurrió en las Paso de septiembre.
Si bien el Frente de Todos perdió las elecciones el domingo último, haber achicado a un punto la desventaja en la decisiva provincia de Buenos Aires generó alivio en la Casa Rosada.
Luego de haber mejorado la cosecha de votos en territorio bonaerense y en algunas provincias, pese a perder la mayoría en el Senado, el oficialismo nacional decidió apostar fuerte a esta convocatoria.
“Es el relanzamiento de la gestión”, repiten los funcionarios albertistas, con más optimismo que realismo.
El acto ya no será de la CGT y “el Evita”, dos organizaciones encolumnadas con Alberto Fernández, que históricamente tuvieron una tensa relación con Cristina Fernández.
Luego del veredicto de las urnas, y con una llamativa cuota de triunfalismo, desde la Casa Rosada comenzaron las gestiones para acercar a la convocatoria a gobernadores intendentes bonaerenses, y sobre todo, a La Cámpora, la organización que responde al hijo de la vicepresidenta.
El jefe de Gabinete, Juan Mancar, fue quien se puso al frente de las negociaciones para que el cristianismo participe de la concentración, que originalmente sólo habían hecho la CGT y “el Evita”.
El objetivo es demostrar la unidad del Frente de Todos. De allí, las negociaciones para que el cristinismo y el massismo se sumen a la convocatoria.
Al lado del Presidente estarán Máximo Kirchner, Sergio Massa y la mayoría de los intendentes bonaerenses. También algunos gobernadores encabezados por el bonaerense Axel Kicillof.
No estaría Cristina Fernández. Por prescripción médica, el domingo no fue a votar a Santa Cruz. Por el mismo motivo, tampoco asistió el domingo a la noche al comando frentista a esperar el veredicto de las urnas.
No obstante, la vicepresidenta suele sorprender y algunos no descartan que a último momento decida estar en la Plaza de Mayo.
Algo muy poco probable, si la expresidenta tiene que compartir el palco con la cúpula de la CGT y los dos líderes del Movimiento Evita, Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro. Ambos funcionarios nacionales, por decisión de Alberto Fernández.
Liderazgo
Algunos sindicalistas, intendentes y gobernadores peronistas, que nunca comulgaron con el cristinismo, creen ver un crecimiento del liderazgo del Presidente.
Por ahora es sólo una sensación que tienen algunos albertistas, luego de que Alberto Fernández comunicara el domingo pasado que presentará un plan económico para acordar con el FMI -que según aclaró- tiene el aval de su influyente vicepresidenta.
Hasta ahora, Cristina Fernández rechazaba las recetas del FMI para cerrar un acuerdo por la deuda.
Para el oficialismo se trata de un escenario distinto a los días posteriores de las primarias de septiembre, cuando una durísima carta pública de Cristina Fernández generó un sismo interno en el Gobierno nacional.
Alberto Fernández se vio obligado a introducir cambios en su equipo, desprendiéndose de dos funcionarios de su íntima confianza, cuestionados por la vicepresidenta: Santiago Cafiero, hasta entonces jefe de Gabinete, y el vocero Juan Pablo Biondi.
“Ahora no habrá cambios en el gabinete. Además, el Presidente y el ministro (Martín) Guzmán lograron convencer a Cristina de que hay que acordar con el FMI”, argumentó el vocero de uno de los ministro, para marcar las diferencias con el escenario convulsionado de las dos últimas semanas de septiembre pasado.
Hay expectativas sobre lo que dirá el Presidente en su discurso en la Plaza de Mayo, en la cual se esperan a más de 100 mil personas.
Para los oficialistas será el relanzamiento de la gestión nacional. Para la oposición, otro signo de debilidad de un gobierno que acaba de perder una elección legislativa.
