Juan Emilio Ameri renunció en 2020 a su banca de diputado nacional, en medio de un escándalo cuando en una sesión por videoconferencia le besó el pecho a su pareja. Ahora, alejado de la política, trabaja seis días a la semana en un pollería y apunta contra todos, principalmente al expresidente.
En una entrevista exclusiva con el diario Clarín, Ameri criticó al gobierno de Javier Milei, al juez Ariel Lijo -que lo condenó- pero también a Alberto Fernández, que lo cuestionó en 2020: “Vino a predicar moral con la bragueta baja”, lo cruzó. Cuatro años después de su salida del Congreso, no perdona la crítica del entonces Presidente.
“Un tipo como ese degrada al propio ser humano”
A cuatro años del escándalo, el exdiputado del Frente de Todos por la provincia de Salta, repite: “No tengo vehículo, vivo al día en Villa Centenario a 10 cuadras de (Ingeniero) Budge, a 10 cuadras de (Villa) Caraza -Lanús-, a 10 cuadras de Santa Marta. Siempre fui esto”.
La escena del diputado del Frente de Todos con su mujer sentada en sus piernas y dándole besos en los implantes mamarios recién colocados se hizo rápidamente viral. La acción provocó el repudio de todos sus pares, incluidos los peronistas y llegó a los principales titulares de los diarios del mundo.
“Inmediatamente hablé con Massa, con Máximo (Kirchner) y les dije que iba a renunciar. Cuando uno comete un error tiene que pagar, como dijo el Diego: ‘Yo me equivoqué y pagué’. Yo me equivoqué y pagué con creces”, señala.
Y despotrica contra los medios de comunicación: “No bastó con que yo renunciara, los medios de comunicación hicieron mierda a mi familia, me hicieron mierda a mí, inventaron millones de cosas. Lo que me duele es que después de mi renuncia hayan estado durante una semana y media en la puerta de la casa de mis viejos, de la casa de mi hermana, de la casa de mis hijos, móviles que no los dejaban salir a la calle. Fueron acosados”.
“Fue un error, ves dónde vivo, cómo vivo. Yo no me quedé nunca jamás con una moneda que no fuera mía, nunca jamás vendí mi voto como han hecho muchos, y siguen haciendo el día de hoy muchísimos diputados en el Congreso de la Nación. Nunca jamás traicioné a nadie y nunca jamás me vendí. De mí van a poder decir que fui un boludo. Sí, claramente, lo fui, me hice cargo, renuncié, cometí un error, no estar atento en mi horario de trabajo, completamente de acuerdo. Nunca nadie va a decir que yo lo cagué”, remarca Ameri.
En ese momento, el presidente Alberto Fernández dijo: “La política se degrada con estos personajes, nosotros somos gente de la política, Sergio me llamó en cuanto advirtió el tema, me decía lo que pensaba hacer y le dije: ‘Por favor hacelo rápido’”, agrega.
“El que degradó la política es él. Pero no solo degradó la política, un tipo como ese degrada al propio ser humano. Un hombre que levanta la mano a una mujer, degrada su propia humanidad. Yo cometí un error, él no. Cuando vos sos parte de un hecho de corrupción no cometés un error, vos estás sabiendo lo que hacés. Cuando vos sos un hombre que reiteradas veces genera maltrato psicológico y violencia física contra una mujer, vos sabés lo que estás haciendo. Yo no, yo me equivoqué, cometí un error”, continúa.
“Alberto Fernández cada vez que le levantó la mano Fabiola, a quien le quiero expresar mi mayor solidaridad, degradó al ser humano más allá de la política. Me jode esa falsa moral porque en realidad el problema conmigo fue una teta. Esta moralina: ‘Ay, le besó una teta’. Si le hubiera dado un beso en la boca no pasaba lo mismo. El problema, entonces, fue la teta. El problema no era mío, el problema era la libido destruida de toda aquellas personas que me juzgaron. Lo mío no fue un acto sexual, lo mío fue un acto de amor”, agrega.
Ameri fue denunciado por el delito de “perturbación al ejercicio de funciones públicas”. El fiscal auxiliar Martín Garrido pidió una pena de cuatro meses de prisión en suspenso, pero el juez federal Ariel Lijo lo condenó a un mes de prisión en suspenso.
Ameri apeló, la Cámara de Casación Federal confirmó la condena y ahora tiene la posibilidad de recurrir a la Corte Suprema de Justicia que Lijo busca integrar.