Federico Zárate ganó el domingo las elecciones en Jesús María, bastión de Juntos por el Cambio, y lugar elegido por Luis Juez y Rodrigo de Loredo para festejar.
Horas después, el sucesor de Luis Picat habló de sus sensaciones, de cómo se lucha contra la apatía de la gente y lo que significó buscar alternancia en la gestión.
–¿Qué significó el triunfo del domingo?
–En primer lugar, una evaluación de la gente hacia nuestra gestión. El primer gran desafío era saber si lo que nosotros sentíamos se vería reflejado también en la ciudadanía. Y en segundo lugar, poner a un candidato que, si bien viene del equipo, era diferente. Porque la decisión de Luis (Picat) de no continuar estuvo muy marcada dentro de la esencia del equipo. De hecho, ninguno veníamos del sector público, es nuestra primera experiencia de gestión ejecutiva. Tenemos muy marcada la idea de alternancia, de seguir oxigenando las instituciones. Así que el desafío era que la gente lo entendiera, que apoyara a un candidato nuevo, un candidato joven, de 37 años, el más joven de la historia de Jesús María. Me tocó asumir ese desafío y ha sido sumamente positivo el resultado: sacamos el 54%, el máximo porcentaje de la historia desde la vuelta de la democracia. Eso habla de una reivindicación y una ratificación hacia la gestión de Luis también, y principalmente hacia la sucesión.
–¿Cómo logró traccionar los votos?
–Lo más difícil fue que la gente fuera a votar. No por una cuestión de apatía, sino porque existía una sensación, por lo menos desde hacía dos semanas, de que la elección estaba definida. Eso costó mucho, que la gente que nos apoyaba fuera a votar. Tuvimos casi un 60%e de participación, que ha sido relativamente bajo, aunque Jesús María siempre anduvo por el 65%.
–Se dice mucho que la gente está harta de los políticos. Sin embargo, ganaron y ganan intendentes y gestiones que ya estaban. ¿Qué sensación tiene en relación a su ciudad?
–Sí, comparto que la gente está bastante cansada. A veces, las contiendas nacionales o provinciales hacen que terminemos, los que estamos en gestión pública, pagando los platos rotos. Pero tengo muy claro que las gestiones municipales que andan bien, que son eficientes, transparentes y que realmente generan una evolución de su ciudad y de la calidad de vida de la gente, son vueltas a elegir. Uno no pierde una elección si hace las cosas bien. El problema es perder una elección y pensar que se perdió por estructuras o por viejos vicios de la política. Quienes han gobernado bien tiene la posibilidad de repetir. La gente reconoce las buenas gestiones; y las reconoce a través del voto, más allá de de los viejos vicios que puede tener la política partidiaria histórica. En ese sentido, la gente de Jesús María es muy preparada, es muy crítica, con mucho conocimiento, se informa previamente a quién votar o qué propone. Y, fundamentalmente, analiza mucho los antecedentes; y cuando hablo de antecedentes, hablo desde analiza quiés forman el equipo, de dónde viene. Y también sí se ha cumplido con lo prometido. En nuestro caso, veníamos de un cumplimiento del 95% de nuestra plataforma de campaña de 2019.
–Como ganador de Juntos por el Cambio, ¿qué está viendo a nivel provincial?
–Un cambio. Pero un cambio principalmente por lo que planteaba antes, que tiene que ver con lo de los recambios, la institucionalidad, la oxigenación, rever los procesos, incorporar gente a los equipos. Creo que la alternancia es fundamental, no solamente en la gestión pública, sino en lo privado. Es lo que realmente le hace bien a a la democracia. Lo hemos hecho Jesús María y queda demostrado, a través de la actitud de Luis, de gobernar cuatro años e irse. Gobernar esos cuatro años de manera intensa, sabiendo que son sus primeros y sus últimos cuatro años. Eso te hace también que elevés el nivel y que la misma situación te obligue a generar líderes naturales dentro del equipo, formar equipo y generar líderes. Es lo que nos va a permitir evolucionar como provincia, como país.