Una investigación explosiva de La Nación, firmada por Camila Dolabjian y Diego Cabot, destapó una red de vínculos inesperados y millonarios negocios que conectan a los dueños del laboratorio del fentanilo mortal, responsable de la muerte de al menos 53 personas, con el empresario kirchnerista Lázaro Báez, hoy condenado en la causa de la “ruta del dinero K”.
Esta trama revela sociedades compartidas, visitas a la cárcel y oscuras operaciones en el mundo de la aviación, el petróleo y los puertos, con sospechas de nexos con el narcotráfico y el crimen organizado internacional.
La clave: Top Air y el vínculo oculto de García Furfaro
El epicentro de esta compleja red es Top Air, una empresa dedicada al servicio de charters privados, que operaba desde Libertad 141, en Río Gallegos, el mismo corazón del entramado empresarial de Lázaro Báez. Dos de sus aviones fueron clave en los decomisos de la Justicia. Lo que no se sabía es que los papeles de esta sociedad tienen un nombre clave: Ariel García Furfaro, el dueño del laboratorio HLB, investigado por los desvíos de calidad que causaron las muertes y por posibles vínculos con el narcotráfico.

Top Air mantenía su domicilio principal en Río Gallegos, pero también registraba uno alternativo en Yerbal 1021, Caballito, Ciudad de Buenos Aires. Esta dirección, que es el domicilio particular de Ariel García Furfaro y su hermano Damián, y la casa de su madre, Nilda, también funcionaba como sede social de varias compañías de los García Furfaro. Incluso, Austral Construcciones, la nave insignia del imperio de Lázaro Báez, mudó una de sus empresas a este mismo domicilio.
La formalización del cambio de domicilio de Top Air SA se realizó el 7 de marzo de 2016 con carácter de urgente. Menos de un mes después, el 5 de abril, Lázaro Báez fue detenido en San Fernando, precisamente al bajar de uno de sus aviones.
Walter Zanzot: el contador que conecta mundos opuestos
En la misma reunión de Top Air SA que cambió su domicilio, se confirmó la continuidad de Walter Adriano Zanzot como presidente de la sociedad, dueño del 51% de las acciones, mientras que el 49% restante seguía en manos de Austral Construcciones. Zanzot, contador de profesión, es un personaje conocido por aparecer en los videos del recuento de billetes en “La Rosadita” y ya fue condenado por este caso.
Las investigaciones revelaron que Zanzot y Ariel García Furfaro se conocieron a través de un contacto en común: Diego Castrillón, un contador que colaboraba tanto con Zanzot como con Báez. La relación entre Zanzot y Castrillón, posiblemente por ser ambos de La Matanza, los llevó a visitar juntos a Lázaro Báez en la cárcel en múltiples ocasiones.
Negocios aéreos y el misterioso learjet
Los cruces entre Zanzot y García Furfaro no se limitaron a Top Air. Zanzot también preside Aviación del Atlántico Sur SA (Aassa), la empresa dueña del hangar en el aeropuerto de San Fernando donde operaban los tres aviones de Lázaro Báez. Hoy, en ese mismo hangar, descansa el Learjet 31A, propiedad de García Furfaro. Entre 2016 y 2017, mientras las causas judiciales de Báez se complicaban, García se hizo con una parte del taller de Aassa.
El Learjet de García, matrícula LV-BFE, es una aeronave rara en el país, manejada por pocos pilotos, que fue utilizada para decenas de viajes de García, Castrillón y otros a Paraguay. García Furfaro lo adquirió de una empresa petrolera neuquina y ahora está bajo la titularidad de Adancard, una de sus sociedades.
El propio Lázaro Báez tenía tres aeronaves. Dos fueron rematadas por el Estado en 2021. El tercero, otro Learjet (LV-ZSZ), se incendió en la pista de San Fernando en octubre de 2015. Báez había comprado este avión a los Juliá, empresarios condenados por narcotráfico, y el accidente está bajo investigación por las sospechas de que era un vehículo de contrabando internacional.
La trama portuaria y la conexión Ramallo-Paraguay
En un intento por evitar el decomiso de bienes, la Justicia probó que Top Air, propiedad de Báez, se intentó vender entre 2014 y 2015 a PTP Group por US$4 millones. PTP Group es una empresa dedicada a la operación portuaria en la hidrovía del río Paraná, con terminales en Zárate y San Nicolás.
La coincidencia clave es que la dirección oficial de PTP Group está en Ramallo, provincia de Buenos Aires, el mismo distrito donde se ubica el laboratorio de García Furfaro.
Además, PTP Group está involucrada en múltiples investigaciones judiciales ligadas al crimen organizado en Argentina, Uruguay y Paraguay. Una subsidiaria suya en Paraguay, PTP Warrant, fue cuestionada por concesiones portuarias otorgadas bajo cánones bajos y con nula inversión en seguridad para detectar cargamentos ilegales. Ariel García Furfaro incluso se reunió con el expresidente paraguayo Horacio Cartes en noviembre de 2023, cuyo círculo cercano es investigado por vínculos con el laboratorio que el empresario argentino montaba en la Triple Frontera.
Maniobras para evitar decomisos y conexiones actuales
Se supo que la venta de Top Air se intentó concretar a través de una compra intermedia por parte de García Furfaro y Castrillón. Ellos estaban en posesión de los aviones y el hangar cuando el Learjet de Báez se prendió fuego, en un intento fallido de evitar que los bienes fueran decomisados.
El vínculo con Báez se extiende hasta el día de hoy. Las acciones de HLB Pharma y Ramallo habrían sido transferidas sospechosamente a Sebastián Nanini en medio del escándalo por el fentanilo. Nanini, abogado con vínculos en la Justicia, defendió a la exesposa y a uno de los hijos de Báez, lo que sugiere una conexión persistente. Además, Nanini era el nexo para la provisión de enormes cantidades de productos para hospitales del municipio de José C. Paz, a cargo de Mario Ishii.
Esta compleja red de negocios, aviones y conexiones personales entre los responsables del fentanilo mortal y el círculo de Lázaro Báez sigue revelando una trama oscura que la Justicia busca desentrañar.