La áspera interna del gobernante Frente de Todos no se refleja a nivel local con la virulencia que suele alcanzar en la Nación, pero en Córdoba han quedado expuestas las diferencias que existen entre los distintos sectores, sobre todo, en referencia a la relación con el gobernador Juan Schiaretti.
El Frente de Todos cordobés hay tres sectores, que en los últimos tiempos han mostrado miradas y acciones diferentes.
Los tres principales referentes son el exsenador y flamante vicepresidente del Banco Nación, Carlos Caserio. El intendente de Villa María, Martín Gill, y la diputada nacional Gabriela Estévez, líder de La Cámpora local.
Estos tres sectores tienen posturas divergentes, en la relación con el Gobierno provincial.
Caserio lidera a un grupo de intendentes que se referencian con el presidente Alberto Fernández. Este sector es el más enfrentado con el PJ provincial. Unos 25 intendentes armaron un bloque propio en la Mesa Provincia-Municipios.
Mientras que dos legisladores (Mariana Caserio y Miguel Maldonado) también se escindieron de la bancada oficialista y tienen bloque propio: Identidad Peronista.
Caserio tiene diálogo directo con el Presidente de la Nación y una excelente relación con ministros, como Jorge Ferraresi (Viviendas).
Los caseristas cuestionan la postura opositora de Schiaretti con el Gobierno nacional. Amagan con tener candidaturas propias en las elecciones provinciales.
Mientras que Gill conduce otro grupo de intendentes, que marca algunas diferencias con el Centro Cívico, pero proponen la unidad “de todo el PJ cordobés”, de cara a las elecciones provinciales.
La estrategia de Martín Gill
El intendente villamariense lanzó su precandidatura a gobernador, pero mantiene contactos con funcionarios schiarettistas, y sobre todo, con el intendente Martín Llaryora.
“Trabajamos por un PJ cordobés unido, admitiendo las divergencias. Si nos cierran las puertas, veremos. Pero, tenemos un proyecto para la provincia”, viene diciendo Gill, para que lo escuchen en la Provincia y también Llaryora.
Gill tiene un buen vínculo con el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis y el jefe de Gabinete, Juan Manzur.
La semana pasada, en un acto con intendentes, Gill sentó en la cabecera al cordobés Néstor Moccia, un estrecho colaborador del influyente secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello.
Por su parte, Gabriela Estévez tiene un vínculo directo con Máximo Kirchner. Hace equilibrio entre Caserio y Gill, pero estaría más cerca de la postura crítica del exsenador.
Otro dirigente kirchnerista como el diputado Pablo Carro, se referencia en el ala sindical K, como Hugo Yasky, titular de la CTA. Mientras que el diputado Eduardo Fernández integra el partido que fundó Carlos Heller, quien está más cerca del cristinismo que del albertismo.
Por su parte, el Frente Renovador de Sergio Massa se quedó sin referentes en Córdoba. Massa hoy tiene diálogo con la legisladora provincial, en uso de licencia, la riocuartense Adriana Nazario. Hay dos funcionarios cercanos de la expareja de José Manuel de la Sota que están en el Ministerio de Transporte que conduce el massismo.
PJ provincial: Desprendimientos
Aunque desde el Centro Cívico minimizan el tema, el sector que conduce Carlos Caserio generó una grieta en el PJ provincial que no existió nunca, en las dos décadas de estadía en el poder. Intendentes y dos legisladores provinciales armaron bloque propios, escindido del oficialismo. El sector de Martín Gill tiene una postura más contemplativa. El villamariense quiere participar en la definición de las candidaturas provinciales, pero el gobernador Schiaretti, por ahora, no quiere saber nada con el Frente de Todos.
