La guerra empezó. La primera trinchera la cavó el Banco Nación, quejándose por las tasas descabelladas que le cobran muchos municipios de la Argentina en concepto de Comercio e Industria o Seguridad e Higiene, como le llaman en varias localidades. Cerró algunas sucursales y está negociando, con intermediación judicial, con otros intendentes. Es el caso de la ciudad de Córdoba, que le cobra el 7,7%.
Ahora se sumó un gigante, el gran unicornio de Argentina: Mercado Libre. Anunció que en agosto cerrará los tres pisos de oficinas que tiene en Capitalinas, en el Centro de la ciudad, y que pasará a trabajo remoto a sus 1.260 colaboradores. Mientras, está buscando alguna ciudad del Gran Córdoba “que cobre tasas razonables”, dijo este lunes en conferencia de prensa Daniel Gándara, vicepresidente de desarrollo de IT Producto.
La razón es que el consolidado de tasas por Comercio e Industria (son diferentes alícuotas, según las distintas actividades) es del 2,11%, que por mes equivale a $ 760 millones. “Es 24 veces más que lo que pagamos de alquiler”, dijo Gándara. Explicó que desde hace varios meses están negociando con la administración de Daniel Passerini, pero no llegaron a ninguna parte. “Nuestro tiempo y nuestro dinero van a nuestro negocio; si no vamos a ningún lado no tiene sentido, cerramos”, dijo.
En todo el país, Mercado Libre emplea a 12.500 personas y a fin de año serán 2.200 más, de las cuales 150 serían tomadas en Córdoba. Hoy la empresa trabaja en modalidad híbrida, con uno o dos días presenciales y el resto home. El domingo les comunicaron a sus colaboradores que pasarán 100% virtual hasta que encuentren nueva locación.

El emergente que salta con Mercado Libre es que las tasas que cobran los municipios no son de un monto fijo atado a metros de frente o a superficie cubierta, por ejemplo, sino un porcentaje directo de la facturación del contribuyente. Eso choca directamente con el espíritu de las tasas municipales: se cobran por prestar un servicio. No tienen que ver con la capacidad económica del contribuyente, sino con la naturaleza de su actividad y con lo que demande del municipio.
A un gran generador de residuos le podría corresponder una alícuota más alta, pero vinculada a su volumen de residuos y no a lo que facture. ML tiene dos oficinas en Buenos Aires, una en Mendoza, otra en Rafaela (Santa Fe) y la de Córdoba. Rafaela cobra 0,3%; Santa Fe, 0,5%, y la ciudad de Buenos Aires no les cobra.
Con la inflación en baja, con la crisis propia del consumo que no termina de repuntar parejo y con el ingreso de importados, todas las empresas pusieron las barbas en remojo. Bajó la inflación y, como pasa con la marea, quedó al descubierto toda la cadena de costos e ineficiencias que la inflación disimulaba. Un 2,11% en tiempos de alta competencia es inocultable. A Mercado Libre, que viene en franco crecimiento, un porcentaje de la facturación se le volvió impagable.
¿Será tan así? Capaz que no, pero sí hay que leer este anuncio en un contexto general. Mercado Libre se ha convertido en una especie de abanderado del consumidor y de los excluidos del sistema financiero y comercial. Empezó la batalla contra los bancos en tiempos de Mauricio Macri y la siguió luego con Alberto Fernández.
Su billetera virtual (entre otras) incorporó al sistema financiero a miles de ninguneados por los bancos, que ahora ahorran, cobran y hasta toman un préstamo desde el teléfono. Tiene competencia y muchas plataformas que ahora están operativas en Argentina son tan buenas o mejores que Mercado Libre. Lo mismo pasa con las billeteras virtuales.
Galperin, contra los impuestos
Ahora la cruzada es contra los impuestos. En esa cancha, Galperin patea a los dos arcos: intendentes y gobernadores. Su empresa Mercado Libre anunció que, a partir de este martes 8 de julio, discriminará los impuestos provinciales que aplica cada gobernador en su distrito. Este régimen de transparencia fiscal está vigente desde el 1° de abril para los tributos nacionales. El ministro Luis Caputo “invitó” a las provincias a sumarse, pero hasta ahora ninguna hizo punta: todas hacen como el avestruz.
Pero, con esto, Galperin los mandó al frente a los gobernadores. Saltó enseguida Maximilia Pullaro, de Santa Fe: su provincia es la más cara del país, con una alícuota de Ingresos Brutos del 9%. Le siguen Jujuy con el 7% y luego Córdoba con el 6,7%. Le erró feo Pullaro, que dijo: “No vinimos a financiar la especulación. Vinimos a defender la producción y el trabajo en Santa Fe”. Pero resulta que ese 9% de Ingresos Brutos lo paga el consumidor cuando compra un producto en la plataforma y no tiene nada que ver con la especulación.

Ahora, empezó la embestida contra los intendentes para que bajen las tasas. Coincide con la bandera de Milei, pero más coincide con el cambio de época que se impregnó en la opinión pública, que no tolera el despilfarro del gasto público y que ve en cada trámite un curro y en cada anuncio una oportunidad para favorecer a la tropa propia.
Habrá que esperar la movida de Passerini y de la variopinta liga de gobernadores. El temor generalizado es que Javier Milei acelere en la curva y no sólo deje de girar recursos que hoy las provincias están reclamando –como los ATN y el impuesto a los combustibles–, sino que les derive más obligaciones. Se ven venir de manera inminente las rutas nacionales. No habrá peaje (ni empresa dispuesta a asumir esa concesión) que se banque mantener esa traza.
Milei sostiene que ni las provincias ni los intendentes han hecho el ajuste en serio. Argumenta que la Nación sí lo hizo y que toda mejora en las cuentas fiscales ha ido o irá a bajar la presión impositiva. Las provincias le retrucan que es un vivo, que así es fácil: pudo cerrar sus números a costa de cortarles de cuajo a las provincias programas que hasta 2023 iban a áreas como transporte, docentes o salud.
Todos tienen su parte de razón. Pero, mientras asistimos a esos tironeos de mantel, Galperin sacudió la mesa. Les corrió las telas y les dejó al desnudo cuánto cobra cada uno. O peor: si cobran mucho, está dispuesto a cerrar oficinas y a otra cosa mariposa.