El fiscal federal de Lomas de Zamora, Sergio Mola, imputó al exjefe de Gabinete bonaerense Martín Insaurralde y a Sofía Clerici por el presunto delito de lavado de dinero, luego de que se conocieron fotos de ambos realizando gastos ostentosos en Marbella.
Según confirmaron anoche fuentes judiciales, el fiscal Mola pidió la inhibición general de bienes y los movimientos migratorios de Insaurralde y de Clerici.
Por otra parte, Mola planteó que el juez federal Federico Villena, quien recibió la primera denuncia por este caso, debe apartarse del expediente por tener amistad íntima con Insaurralde y porque la primera esposa del exfuncionario es prosecretaria en el juzgado.
Hasta ahora, esta es la denuncia más avanzada contra el exintendente en uso de licencia dentro de la lista de presentaciones que se realizaron en los Tribunales federales de Comodoro Py 2002, de la ciudad de Buenos Aires, en La Plata y en Lomas de Zamora.
La primera denuncia y la más sugestiva la hizo el abogado Gastón Marano, un letrado que defiende a uno de los detenidos por el atentado contra Cristina Kirchner. La denuncia llegó el sábado al juzgado federal de Lomas de Zamora de Villena, horas antes de que el juez terminara su turno esa medianoche, informó ayer el diario La Nación.
El fiscal Mola, que cobró notoriedad tras impulsar una condena a seis años de cárcel contra Cristina Kirchner, cuando acompañó en su tarea a su colega Diego Luciani en el juicio por Vialidad, planteó en su escrito de recusación que existe amistad íntima entre Villena e Insaurralde y que la primera esposa del intendente, Liana Toledo, es prosecretaria de ese juzgado federal.
Desde la oposición, ayer plantearon que el juez Villena no puede seguir adelante en la investigación contra Insaurralde.
De todos modos, fuentes judiciales reconocieron que el magistrado no dio señales de apartarse en esta causa, que tiene mucho impacto electoral, en plena campaña presidencial.
Insaurralde era un dirigente muy importante en el influyente peronismo bonaerense. Era un aliado de Máximo Kirchner, pese a que no era kirchnerista de origen.
Fue el articulador para que los intendentes del conurbano se alinearan detrás de Máximo Kirchner, quien preside el PJ de la provincia de Buenos Aires. De allí, la relevancia electoral del escándalo.