Luego de un marzo que había dejado números de producción industrial y construcción preocupantes, el gobierno soltó una exclamación de alivio con las cifras de abril porque marcaron una recuperación, pero ahora se espera por la confirmación del cambio de tendencia.
La actividad manufacturera en abril creció 8,5% con relación a igual mes del año pasado y 2,2% frente a marzo, según informó este lunes el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
De esta forma, en el acumulado del cuatrimestre, la industria registró una mejora de 6,7%, en comparación con el mismo período del año pasado.
Si bien estos progresos muestran un aparato industrial en mejor posición, el incremento dista de ser el pretendido tanto por el sector privado como por el gobierno. Es que los datos positivos se explican en gran medida por el hecho de estar comparando contra un período en que la actividad había tocado un piso producto del impacto de la devaluación y de las medidas que tomó el presidente, Javier Milei, en el inicio de su mandato.
El crecimiento de 2,2% con respecto a marzo también resulta un dato alentador, aunque en el mismo sentido se debe hacer la salvedad que en ese mes se había producido un retroceso del nivel de actividad. En ese período la economía general sufrió un “parate” producto de la incertidumbre que había generado el cambio de régimen cambiario que llegaría con la salida del cepo cambiario y el acuerdo con el FMI.
En síntesis, la industria ofrece algunas señales favorables, pero que al mismo tiempo no son contundentes para marcar su despegue definitivo. El nivel de abril estuvo por debajo de enero y febrero y superó al de marzo solo por el bajón apuntado.
Dentro de un resultado heterogéneo, los sectores que más se destacaron fueron alimentos y bebidas, la producción de línea blanca y de maquinaria agrícola. También se debe apuntar en este grupo a la siderurgia traccionada por el buen desempeño de la industria automotriz.
En lo que respecta a la expectativa de los empresarios, siete de cada diez no esperaba grandes cambios en la demanda interna para el período mayo julio. Y casi el 80% estimó que sus exportaciones no iban a aumentar. A su vez, el 60% no esperaba cambios en su nivel de importaciones y un 16% evaluaba una disminución. Este dato no resulta menor en un contexto de caída en el superávit de la balanza comercial.
En sentido inverso, la luz amarilla se enciende con relación a la capacidad instalada, dado que el 85% no tiene en sus planes aumentarla. De acuerdo al último dato oficial, las fábricas están usando poco más de la mitad de sus “fierros” disponibles, donde las industrias energéticas están muy por encima de ese promedio.
Construcción, algo mejor
La actividad de la construcción creció 25,9% interanual en abril y 5,1% con respecto a marzo. En el acumulado del primer cuatrimestre el crecimiento es de 10,4%.
En este sector se nota con muchísima más fuerza el efecto de una comparación contra un período muy achatado, ya que durante gran parte de 2024 la construcción sufrió caídas del orden de 30%.
Marzo y abril repitieron subas importantes a partir de la recuperación de la obra privada, dado que la obra pública permanece paralizada.
El informe del Indec reveló subas de 84,2% en artículos sanitarios de cerámica, 82,6% en placas de yeso y 74,9% en asfalto.
No obstante, la encuesta empresarial da cuenta de un escenario pesimista para el período mayo-julio.
El 67,6% de las empresas que realizan principalmente obras privadas prevé que el nivel de actividad del sector no cambiará durante los próximos tres meses, mientras que 17,6% estima que disminuirá y 14,8% que aumentará. En este aspecto tiene especial incidencia el nivel del tipo de cambio, dado que el incremento de los costos en dólares ralentizan los planes de inversión.
Aquellas firmas que esperan una mejora ven como vectores positivos la mejora en la actividad económica y la estabilidad de precios.