Javier Lanari tiene 40 años, un historial en los medios y un presente dentro del corazón del esquema de comunicación presidencial. Desde diciembre de 2023 es subsecretario de Prensa y trabaja codo a codo con Manuel Adorni, el vocero presidencial.
Pero en los últimos días su nombre empezó a circular con más fuerza: fue el propio Adorni quien lo propuso como posible reemplazo cuando deje su puesto para asumir en el Congreso.
Por ahora, Lanari no lo niega... pero se mueve con prudencia.
Su función, hasta ahora, fue operativa. Coordina la Sala de Periodistas de la Casa Rosada, distribuye gacetillas oficiales y articula el día a día con los medios. Durante las conferencias de prensa, es común verlo organizando el escenario desde las sombras.
Pero puertas adentro, Lanari es una pieza clave del engranaje comunicacional del gobierno de Javier Milei.
Su vínculo con Adorni nació en Radio Rivadavia, donde ambos coincidieron durante 2023. En ese tiempo entrevistaban con frecuencia a Milei, entonces candidato, y forjaron una afinidad política y profesional que se trasladó al gobierno.
En La Nación+, canal en el que Lanari también tuvo participación, cultivó un estilo de comunicación directo y afilado que hoy aplica en su cuenta de X, donde replica muchas de las lógicas discursivas del propio presidente: confrontación, tono irónico, y defensa cerrada de las medidas oficiales.
“Soy más de los datos, mientras que Manuel es más de la explicación”, dijo Lanari a Infobae, en una de las pocas definiciones personales que se le conocen. La frase lo ubica en la línea dura del discurso libertario, más enfocado en la contundencia que en los matices.
Esa afinidad ideológica y ese estilo comunicacional lo colocan como un candidato natural para ocupar la vocería si Adorni deja la función para asumir como diputado nacional.
Promoción de Lanari
Sin embargo, su posible promoción no depende solo de Adorni. En el ecosistema del poder libertario, la decisión final pasa por Karina Milei y por el propio presidente. Por ahora, Lanari se limita a cumplir su rol con disciplina y perfil bajo.
“Sigue haciendo su trabajo diario como siempre”, dicen en Casa Rosada.
La figura de Lanari creció también por su presencia constante en redes sociales. Su cuenta de X funciona como una caja de resonancia del oficialismo. Defiende al gobierno, critica a la oposición, y replica las ideas fuerza del Presidente.
En tiempos donde la comunicación es poder, Lanari entiende perfectamente su rol. Habla poco con la prensa, pero dice mucho desde sus posteos.
Hoy, con el escenario de una salida de Adorni abierta, Lanari no oculta que sería un honor asumir como vocero. Pero no se apura. Se mueve al ritmo de la lógica libertaria: fidelidad, exposición medida y guerra cultural en redes.
Su nombre suena, y no por casualidad. Adorni ya lo ungió. Falta saber qué dice la Jefa.