Luis Juez y Rodrigo de Loredo van por lo mismo. Lo dicen ya los dos sin dobles lecturas. Se lanzaron anticipadamente a una carrera larguísima, que se presume extenuante y con final impredecible en 2027.
Los impensados socios políticos que arrollaron en las legislativas de 2021 decidieron acelerar sin saber cuánto combustible tendrán sus tanques ni qué escudería los conducirá hasta la línea de llegada. Padecen el “síndrome Colapinto”: mostraron tener aptitudes para competir, pero carecen de escudería confirmada.
Ambos parecen depender de otros o de un tercero. Están lanzados a pesar de que sus futuros asoman hoy atados al devenir de un factor todavía exógeno para el sistema político cordobés: el presidente Javier Milei y su novel, aunque creciente, fuerza libertaria.
A contramano de lo prometido antes de obtener la candidatura provincial de 2023, Juez avisó el día después de aceptar la derrota ante Martín Llaryora que aquel no sería su último intento. Ahora sí, asegura el senador, 2027 marcará su apuesta final.
De Loredo, en cambio, recién ahora, y después de un año plagado de contratiempos y de difíciles equilibrios en el Congreso, dice con todas las letras lo que comentaba en charlas y reuniones informales. Este martes, en el canal de streaming de Alejandro Fantino, el radical confirmó que irá por la Gobernación cordobesa luego de los dos intentos fallidos por conducir la ciudad Capital.
“No lo vamos a esperar como pasó el año pasado, que nos manipuló hasta el último momento y luego se bajó de la fórmula provincial para ir por la Capital. Un año y medio antes (de las elecciones provinciales), nosotros vamos a tener una decisión tomada”, afirman íntimos de Juez sobre el radical. En la aseveración, es evidente que los cuidados y las formas que había antes desaparecieron.
“En las recorridas por el interior, Rodrigo ya lo dice abiertamente. La semana pasada, en la última gira por el sur, se lo blanqueó a los dirigentes radicales. Hay una sola apuesta y es por la Gobernación en 2027. A Juez ya le tocó el año pasado”, contraponen desde el sector del presidente del bloque “oficial” de la UCR en Diputados.
La nueva convivencia
Con los prematuros lanzamientos activados, juecistas y deloredistas han iniciado una nueva fase de un vínculo político que nació de carambola en 2021. Es una etapa decisiva y también la más riesgosa y desafiante para el sostenimiento de una relación que sigue siendo buena en términos personales, pero que, como toda sociedad, empieza a mostrar señales de desgaste.
Juez y De Loredo aseguran ser conscientes de que el mayor favor que podrían hacerle al oficialismo que lidera Llaryora es terminar divorciados. El plan, afirman, es seguir caminando juntos. El problema es que ambos decidieron correr, en lugar de caminar, y allí las cosas podrían complicarse. Además, la puja evidente por mantenerse cercanos al universo libertario les suma dificultad a ambos.
Los movimientos que cada uno exhibió en los últimos días muestran estrategias distintas y desacopladas para una sociedad que se precie de tal.
Juez se centró con furia en la visita de Patricia Bullrich y el nuevo respaldo que la ministra de Seguridad nacional le brindó a Juan Pablo Quinteros, examigo del senador. Llaryora vio la oportunidad de exacerbar la inquina que representan para la oposición local las visitas cada vez más frecuentes de la ministra de Seguridad y los elogios a un aspecto sensible de la gestión que la oposición más crítica. De Loredo, en cambio, pareció disfrutar del silencio de no cuestionar a la ministra libertaria.
El radical optó por apuntar directo en contra de Llaryora. Primero lo acusó de estar detrás de una maniobra para hacer fracasar el dictamen en Diputados de un proyecto que poda beneficios a los líderes gremiales en pos de la “democratización sindical”. Llaryora niega la jugada que se le asigna y que involucra a la diputada Alejandra Torres. “No movimos un dedo. Lo que sí es seguro es que nosotros nunca haremos algo en contra de los gremios”, afirma un llaryorista puro.
La segunda acusación de De Loredo apuntó a responsabilizar al gobernador por la falta de cuórum en la sesión en la que se pretendía tratar el proyecto de ficha limpia, que bloquea la participación de condenados en segunda instancia en cargos electivos. En la sesión de ayer hubo un festival de ausentes, lo que exonera al gobernador de la acusación. Sí acierta De Loredo al remarcar que el peronismo se resiste sistemáticamente desde hace años a tratar en la Unicameral la versión cordobesa de una iniciativa similar.
También la Legislatura pondrá a prueba en los próximos días los desafíos internos de lo que fue Juntos por el Cambio. El Presupuesto provincial 2025 será rechazado de plano por el Frente Cívico. En la UCR, en cambio, el panorama es diferente. El Panal confía en arañar apoyos y exhibir esas diferencias como un botón de muestra de la carrera a la que se lanzaron Juez y De Loredo.