Los agotados cronistas parlamentarios no evitaron gestos de desorientación, durante la caliente sesión del jueves por la noche en el Senado de la Nación, cuando se discutía la implementación de la boleta única de papel para los comicios nacionales. “¿Qué es tienda Mechi?”, se preguntaban luego de la respuesta de la senadora Alejandra Vigo a la embestida de Luis Juez, quien actualizó sus denuncias de presunto fraude en las elecciones para gobernador de Córdoba de 2007.
“No fue sólo el 2 de septiembre. Veníamos de un proceso en Córdoba. Hay que preguntarse por el caso tiendas Mechi, cuando Juez era intendente y apareció una urna en una tienda de un barrio, en un proceso electoral que organizó el municipio”, respondió la esposa de Juan Schiaretti, quien se convirtió en gobernador por primera vez luego de aquel polémico escrutinio del 2 de septiembre de 2007, luego validado por la Justicia electoral de Córdoba.
El cruce de los dos senadores de Córdoba durante el debate por la boleta única de papel obligó a muchos cronistas a recurrir a la búsqueda de Google, que no brinda respuestas concretas sobre la histórica y encarnizada pulseada entre el peronismo cordobés y el juecismo.
Es conocida a nivel nacional la denuncia de Juez sobre presuntas irregularidades en las elecciones provinciales de 2007. Nadie recuerda un episodio más localista. En diciembre de 2006, cuando Juez era intendente de Córdoba, impulsó una consulta popular para la estatización del servicio de agua potable en la Capital, privatizada por el entonces gobernador José Manuel de la Sota.
En aquella campaña para la consulta que se iba a realizar el 10 de diciembre de 2006, el PJ trató por todos los medios de deslegitimar el proceso. Fue cuando se denunció el denominado caso “tienda Mechi”.
En un humilde comercio de la zona sur de la Capital, supuestamente se juntaban votos en una urna en los días previos a la consulta, que finalmente se suspendió.
Sin entrar en un análisis sobre la dimensión de ambos casos, una vez más quedó claro, esta vez en el Senado, que para Juez el pasado siempre vuelve. Y para el PJ, el senador siempre será el rival por vencer en Córdoba.
Los últimos días fueron agitados en el Congreso. El presidente Javier Milei obtuvo dos victorias e igual cantidad de derrotas. Con el aporte de radicales, pudo ratificar en Diputados el veto a la Ley de Movilidad Jubilatoria. Y en el Senado logró aprobar la boleta única de papel, muy resistida por el kirchnerismo.
Pero sufrió dos reveses estruendosos: se convirtió en ley un aumento en el presupuesto para las universidades, y la oposición volteó el decreto de necesidad y urgencia (DNU) que otorgaba 100 mil millones de pesos al organismo que maneja los Servicios de Inteligencia del Estado (Side).
El Presidente reiteró su amenaza de vetar la ley que beneficia a las universidades. Parece que seguirá jugando a fondo. Pagará un costo político con los jubilados y ahora está dispuesto a enfrentarse con los universitarios. Dos pulseadas que Mauricio Macri y Luis Juez le recomendaron evitar.
Con la bandera del déficit cero, el Presidente enfrentará a dos sectores sensibles para la sociedad, como los jubilados y las universidades. Milei siempre desafía las reglas de la política tradicional. Por eso también llegó al poder, según le sugiere su principal asesor, el influyente facturero Santiago Caputo.
Dudas en Córdoba
El fuerte cruce entre Juez y Vigo dejó otra conclusión política: los posicionamientos de los legisladores de Córdoba, en las acaloradas discusiones en el Congreso, también pueden marcar el futuro del escenario político provincial.
Aunque evitan las críticas directas, el gobernador Martín Llaryora y Schiaretti tienen claro que estarán en la vereda de enfrente de los libertarios cuando llegue la hora de las urnas, el año que viene.
En la oposición provincial, el panorama es más incierto. Juez es el dirigente cordobés que mejor relación personal logró construir con Milei. Habrá que ver si sus votos en contra del oficialismo en las leyes de jubilaciones y de presupuesto universitario generan alguna grieta con el Presidente. También adelantó que rechazará el pliego del cuestionado juez federal Ariel Lijo para que integre la Corte Suprema de Justicia.
El radicalismo, en tanto, es un gran signo de interrogación. Luis Picat se desmarcó con su voto a favor de sostener el veto presidencial al aumento para los jubilados.
Rodrigo de Loredo votó a favor de sostener esa ley, pero se muestra muy moderado cuando se refiere a la gestión libertaria.
Juez y De Loredo sostienen su alianza en Córdoba, que se refleja en la Legislatura. Hablan seguido y se muestran muy herméticos hasta cuando se los consulta en privado sobre un eventual acuerdo con los libertarios.
Parece poco probable que Milei los elija como socios electorales en Córdoba. El PJ local se frota las manos ante un hipotético escenario de tres fuerzas principales, con los libertarios como nuevos actores preponderantes.
Para cualquier oficialismo, la división de la oposición es una buena noticia. Pero el gobernador Llaryora y el PJ cordobés tienen sus propias incomodidades, aunque nunca las admitirán: gobernar con recursos escasos y la permanencia de más de un cuarto de siglo en poder, con una sociedad hastiada, es un combo difícil de disimular.