El histórico puntero político del peronismo cordobés, Guillermo Kraiman, brindó en las últimas horas una extensa entrevista donde contó detalles sobre su detención en la cárcel de Bouwer por defraudación en perjuicio de la administración pública en grado de tentativa a raíz del escándalo de la “empleada fantasma” en la legislatura y lanzó duras críticas contra el Sistema Penitenciario de Córdoba.
En diálogo con Diego Casado, en el programa de streaming “Contame Más”, Kraisman deslizó que se encuentra en conversaciones con dos editoriales para contar su experiencia y calificó a la cárcel de Bouwer como “un campo de concentración”.
Bouwer, un “campo de concentración”
“Podemos decir lo que es Bouwer de día y lo que es de noche. Hay muchas cosas del sistema que son buenas, pero otras malísimas. No hay agua a la noche. Los derechos humanos, bien, gracias. De día somos un servicio penitenciario, que estás privado de la libertad, sin privilegios, y a la noche un campo de concentración”, sintetizó.
Contó que desde las 22 se llevan a cabo cortes de agua: “Hay veces que te fumás 12 horas, seis personas, tres durmiendo en una cama y tres en el piso, sin agua y con un excusado. No te digo que estamos en la casa del Gran Hermano, pero hay situaciones humanas que ameritan una reestructuración, no sólo en el tema del agua, que es vital”.
Describió que, al ingresar al penal, se pierden todo tipo de privilegios, hasta los sanitarios y volvió a remarcar la cuestión del agua.
“Al agua la traen en camiones cisterna, de Malvinas. Operativamente no alcanza el tiempo para descargar y trasladar. Son dos cisternas y facturan 4, esto dicho por el mismo sistema. Por eso cortan el agua”, denunció.
Dijo además que en ocasiones recibían elementos vencidos del kit higiénico: “Vos veías el dentífrico vencido hace un año. Por supuesto uno lo usaba porque no quedaba otra”.
Sostuvo que durante los nueve meses que estuvo preso no vio una sola fumigación y que no hubo vacunación de ningún programa sanitario.
“Hay mucha tuberculosis y mucha situación que viene de afuera a los pabellones. El servicio de salud es deficitario. Rogá que no te pase nada después que te encierran en tu pieza”, dijo.
La salud de Kraisman y el principio de ACV en Bouwer
Relató que sufrió un principio de ACV mientas estaba su celda del módulo 2 de máxima seguridad: “Pateamos puertas de las 3 a las 4 de la mañana y al otro día a las 9 me llevaron a la enfermería”.
Destacó que sí hubo respuestas sociales de parte de la Municipalidad y de Senaf por distintas situaciones que atravesaban algunos internos.
Admitió que, al ingresar a la cárcel, sufrió el robo de partencias a punta de cuchillo apenas ingresó: “Sí, en la cárcel lo que no se habla se impone. Son liderazgos más con la violencia que con el diálogo. Hasta que muchos pudieron entender mi función adentro. Terminé cumpliendo una misión, ayudando a los familiares de los detenidos, a los mismos internos”.
El trato a los familiares
Calificó de patético el profesionalismo del sistema carcelario, no sólo a la hora de las requisas, sino también en el trato que brindan a familiares que concurren una vez a la semana a ver a los detenidos.
“Los familiares sufren el mismo dolor o más que el detenido. Son tratados de una forma inhumana, me ha tocado padecerlo con mis hijas. Ojo, hay muchas cosas buenas en el servicio, y hay otras que tiene que cambiar, fundamentalmente que al preso hay que darle actividad laboral, recreativa y formativa en la fase intermedia”.
“Hay una fase intermedia, en la que te vas al penal o salís en libertad, son procesos largos. Tenés que tener la posibilidad, porque el encierro genera más violencia. Se esgrimen esas diferencias en el patio o en los pabellones”, dijo.
Y, agregó: “Al estar todo el día encerrado, aislado, en pabellones sobrepoblados que tendrían que tener 85 internos tienen 145, ahí empiezan los problemas”.
El culto evangélico y la ausencia de la iglesia católica
Como católico, Kraisman se mostró sorprendido por la ausencia de la Iglesia y por la fuerte presencia del culto evangélico.
“Vi poca presencia de la Iglesia católica, observé mucha presencia evangélica. Incluso en las visitas generales ganaron el espacio de predicar el evangelio. Es un llamado de atención al monseñor Ángel Sixto Rossi. Que la Iglesia tenga mayor presencia para ayudar en el sistema carcelario”, alertó.
Por último, sostuvo que muchos internos privados de la libertad “prefieren estar adentro y no afuera por la situación de calle en la que se encuentran. Es durísimo”, sumó y llamó a la política a intervenir.
A la cárcel le faltan un montón de cosas, y sigue sobrepoblándose. Profesionalismo, mayores programas en la fase intermedia, mayor vocación en la salud y en los programas preventivos. Y el tema de los familiares”, cerró.






























