Si no es candidato a gobernador por Juntos por el Cambio, Rodrigo de Loredo secundará a Luis Juez en la boleta provincial. Así, el diputado radical desafiará una de las principales hipótesis que acuñó el PJ cordobés en estos largos meses en los que imaginó diferentes y variadas posibilidades entre el diputado y el senador, aunque le quitó crédito a una que creía imposible: que De Loredo fuera debajo de Juez en el tramo provincial.
“Rodrigo nunca será segundo de Juez. Arriesga mucho sin necesidad. Si va como vice y pierde –y va a perder contra nosotros, aseguran llaryoristas de primera línea–, sería un retroceso fuerte para su carrera”, analizan peronistas de fuste, con la subjetividad propia de quien tiene interés en el asunto.
Pero De Loredo está dispuesto a correr el supuesto riesgo que representaría en términos políticos e individuales perder en su primer intento provincial secundando a Juez.
Claro que, para que el radical confirme ese lugar de acompañante en la boleta de Juntos por el Cambio, aún deben pasar algunas cosas. Esos pendientes comenzarán a revelarse en pocos días.
Primero, Juez y De Loredo deben oficializar el orden de la fórmula. Ambos dicen que eso depende del resultado de una encuesta que, aseguran, está en proceso. La realización de ese sondeo provincial, sin embargo, es fruto de especulaciones. El peronismo, especialista en sembrar y generar discordias exitosas entre los opositores, directamente dice que la encuesta es un invento. Descuenta que Juez será el candidato y que todo se trata de un acting acordado entre el líder del Frente Cívico y el radical. Lo más llamativo, de todos modos, es que allegados de los propios precandidatos dudan y, hasta en algunos casos, aseguran que el relevamiento no tiene rigor para definir lo que está en juego.
Juez y De Loredo defienden el método. Y hasta sostienen que será tomado como ejemplo por otros distritos donde Juntos por el Cambio no puede ponerse de acuerdo. Patricia Bullrich y Gerardo Morales destacaron recientemente la encuesta como solución para desactivar los polvorines opositores desperdigados a lo largo y a lo ancho del país.
Siempre dependiendo de qué cronograma de fechas fije Hacemos por Córdoba, De Loredo alimenta con combustible que sale de su boca las versiones sobre que está dispuesto a ser candidato a vice y a intendente de Córdoba. Afirma, con razón, que “no hay ninguna ley” que impida ser doble candidato en el caso de que la fecha provincial y la capitalina no sean el mismo día, opción que defiende el gobernador Juan Schiaretti.
En privado, el diputado radical ya ensaya argumentos para refutar las críticas que, con señalamientos éticos y morales, sabe que le lloverán en caso de adoptar la doble candidatura.
Fórmula y expectativas
Desactivar el tándem opositor es una ocupación del peronismo. Llaryora repite que quiere votar “ya mismo”, pero esquiva definiciones sobre una potestad que le es propia legalmente –definir la fecha de la Capital–, pero que en la práctica se tomará en conjunto con la Provincia y en la que Schiaretti tiene la palabra final.
Las prevenciones y cuidados que toma el PJ respecto de no revelar aún las fechas de los comicios están directamente relacionados con la jugada que preparan los opositores.
La decisión de De Loredo de aceptar ser el vice de Juez se asienta en, al menos, dos pilares centrales. El primero es cristalizar en la oferta opositora la máxima potencialidad electoral posible. “De Loredo lo potencia a Juez. Lo completa. Fue legislador provincial y conoce la provincia. La recorrió”, admite un peronista que compartió la Unicameral con el radical.
La segunda motivación de De Loredo está fundada en lo que representa su figura para el radicalismo. Se configuran dos escenarios bien distintos si De Loredo está o no en la boleta provincial. Hacia dentro del radicalismo, genera un efecto contención en una magnitud que otro radical no podría alcanzar.
Y lo que es tal vez más crucial, su presencia en la fórmula tiene impacto directo en el peronismo. El punto es relevante. Cuanto más competitiva se torne la propuesta opositora, más complejo y trabajoso le resultará a Llaryora atraer a dirigentes de la UCR, un objetivo en el que invierte tiempo el candidato del PJ. Para que sea más fácil engrosar el proyecto “coalición” del PJ, es necesario que las expectativas sobre el principal rival sean lo más bajas posibles.
La dificultosa unidad Juez-De Loredo también ha funcionado como dique de contención para intervenciones nacionales. El enorme fantasma que significó para los opositores la reunión privada de noviembre último entre Llaryora y Mauricio Macri es hoy una anécdota. El expresidente se encontró en las últimas horas con Gustavo Santos en el exterior y dio señales de resignación respecto del desenlace cordobés de Juntos por el Cambio, aunque valoró la unidad.
Macri alentó y le creyó a De Loredo cuando el radical le transmitió en el inicio del verano que vencería en internas a Juez, algo en lo que el diputado fracasó, por no admitir que aún no controla la parte mayoritaria de la UCR.
Precisamente, en la jugada “candidato a todo lo que se pueda” que pretende De Loredo anida el objetivo evidente de conquistar para sí y de una vez por todas la conducción de su partido.
