“No fue una cumbre en contra de Milei”, se esmeraron en aclarar los gobernadores que tienen buena sintonía con la Casa Rosada. La mayoría prefirió el silencio. Entre ellos, el cordobés Martín Llaryora.
Fueron 19 los gobernadores que acudieron a la invitación del presidente del Consejo Federal de Inversiones (CFI), Ignacio Lamothe, un dirigente con aceitados vínculos con el kirchnerismo. El resto participó de manera virtual.
En realidad, no hizo falta una convocatoria desde el CFI. El chat que comparten los gobernadores ardió en los últimos días cuando el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), que conduce el economista cordobés Nadin Argañaraz, confirmó que el mes pasado la coparticipación nacional cayó un 23,3% respeto del mismo mes del año pasado.

Tampoco hicieron falta las estadísticas. Cada tesoro provincial vio disminuir de manera alarmante los fondos coparticipables, al compás de un consumo que no repunta.
Unidos por el espanto
A los 23 gobernadores y al jefe de Gobierno porteño no los unen las coincidencias: los unifica el espanto de ver disminuir sus ingresos frente a un Gobierno nacional que, parado sobre la caja, les exige ajuste.
En voz baja, los gobernadores reclaman un nuevo Pacto Fiscal y una reforma tributaria que les garantice más recursos. Todo en un un contexto de más responsabilidades de gestión, ante el retiro total del Estado nacional bajo el pretexto del presidente Javier Milei de consolidar el equilibrio fiscal.
“Sólo le interesa el equilibrio fiscal de la Nación: sube los impuestos que no se coparticipan, como las retenciones, pero al mismo tiempo pide que bajemos los nuestros”, se quejan los gobernadores, incluidos los dialoguistas.
Llaryora se sentó en la reunión del CFI entre el bonaerense Axel Kicillof y el santiagueño Gerardo Zamora. Los tres tienen posturas diferentes en relación con la Casa Rosada. Kicillof es el más opositor; Llaryora y Zamora –con matices– tienen algunos acuerdos con la Nación.
El cordobés busca diferenciarse, enfrentará a La Libertad Avanza en octubre y con Juan Schiaretti busca construir una alternativa nacional de centro. El santiagueño sólo piensa en alimentar un liderazgo casi absoluto en su provincia, a veces en acuerdo con los libertarios.
El resultado más fuerte de la cumbre en el CFI fue la foto. El chubutense Ignacio Torres (PRO) fue el vocero. Tuvo un discurso moderado y tiró centros para dialogar con la Rosada y pidió audiencia al presidente Milei.
Llaryora tiene pendiente el juicio contra la Anses en la Corte Suprema por los fondos no enviados a la Caja de Jubilaciones de la Provincia. No se moverá de su postura dialoguista hasta asegurarse cobrar (o al menos acreditar en la Justicia) una deuda de casi 1.000 millones de dólares.
En un mes arrancará la campaña para las elecciones de octubre. Será el momento en que Llaryora –y algunos otros mandatarios– enfrenten a los libertarios en sus provincias. Tal vez sea el momento de diferenciarse en serio.