Todas las alarmas de la industria argentina están encendidas por la decisión oficial de abrir –con medidas concretas que ya están en marcha– la puerta a la importación de bienes finales y de consumo.
En la estadística, poco había crecido hasta octubre (el último mes medido formalmente), la introducción al país de maquinaria y bienes con el sello, sobre todo, de la República Popular China, el “demonio” más temido.
Pero, en la dirigencia fabril se especula con que 2025 será un año “movidito” que podría originar profundos cambios en el mercado interno.
Antes de avanzar, es necesario subrayar que la industria nacional no es homogénea. Por el contrario, cuenta con decenas de sectores y regiones, expuestos de distinto modo a las vicisitudes de la economía (de los planes económicos) y de la importación.
Y en ese contexto, la situación de Córdoba es diferente a la de, por ejemplo, el conglomerado industrial de la provincia de Buenos Aires. Allí, de paso, se sitúa la gran industria proveedora de insumos, como el acero.
Córdoba es casi netamente agroindustrial, con una rama fuerte en la producción automotriz y metalmecánica, pero no tan protagonista en materia de bienes de consumo que sustituyan importaciones, donde Buenos Aires lleva la delantera por tener a mano un mercado de 20 millones de habitantes.
Esto no quiere decir que la provincia mediterránea sea ajena a la fabricación de bienes que van a sufrir los principales impactos de la importación, como el caso de lavarropas, secarropas o heladeras, pero en el conjunto, sufrirá menos.
Los que ya la pasaron
Salvo en el rubro tecnológico (televisores, notebook y celulares), donde Córdoba no cuenta con fáctorías, siempre que se habla de importación lo primero que suena es la indumentaria y el calzado.
Carlos Llanes y Miguel Hames, dos experimentados empresarios de ambos rubros, coinciden en que ese achicamiento y reconversión ya se produjo hace varios años. Ahora estos sectores trabajan de otra forma y complementan insumos y productos con la importación.
La indumentaria reúne en Córdoba a unas 150 empresas de todo tamaño que han encontrado sus nichos de mercado, muchas con base en un insumo clásico, como el jean, cuya materia prima se compra en Buenos Aires donde participa inclusive un jugador brasileño, o el algodón.
“En general el sector está acomodado a la situación”, dice Llanes, también integrante de la Cámara Textil de Córdoba, a LA VOZ. “Afuera se compran hilados y telas que no están en Córdoba y otras cosas se importan”, apuntó.
Es más, un grupo de asociados a la Cámara realizó a comienzos de año un viaje a China con el objetivo de adquirir maquinaria, materia prima y también producto terminado. En aquella dolorosa reconversión de hace años, no fueron pocos los que pasaron a importar una fracción de su oferta total, a la cual aquí se le añaden etiquetas con la marca.
Hames, en tanto, también considera que los 130 fabricantes de calzado que quedaron en pie tras el boom que se produjo en Córdoba a mitad de los años ‘90, cuando había 700 industrias del sector, encontraron una trinchera a donde a la importación le resulta difícil penetrar.
“El 80 por ciento del calzado cordobés de es cuero porque ya asimiló hace tiempo que en productos hechos con textiles o sintéticos no se puede competir”, reconoce el presidente de la Cámara de la Industria del Calzado de Córdoba.
Para este rubro, el principal competidor externo no es China sino Brasil y las condiciones de ese flujo funcionan en acuerdos binacionales. “Lo primero que hay que decir, es que hoy no está la venta en el mostrador”, explica Hames, con relación a la baja demanda. Este factor condiciona cualquier intento importador.
Como contexto general, las grandes compañías, sobre todo de zapatillas de primerísima marca, están en temporada de ofertas para limpiar stock. Pero sus casas matrices no están en Córdoba.
Electrodomésticos, en la mira
En el rubro de los electrodomésticos, las dos principales empresas radicadas en la provincia (aunque con volúmenes muy diferentes) sí se preparan para profundos cambios en el mercado desde 2025, cuando se espera que la supuesta “ola” empiece a mojar.
“Al producto importado la caída del impuesto Pais le mejora un 10 por ciento sus costos, mientras que para el hecho acá la incidencia puede ser del tres por ciento. Va a ser un mercado distinto”, evaluó un ejecutivo del sector.
La novedad de esta apertura se produce en un momento donde la demanda había comenzado a traccionar. El crédito aparecido en mayo más la baja de la inflación, contribuyeron a levantar a cuentagotas las ventas luego del derrumbe por la devaluación de diciembre pasado.
La actividad “va a tener que trabajar mucho en mejorar la competitividad en la compra de materiales e insumos, y también a estar alerta para que el estado ayude con baja de impuestos, fletes o en resolver cuestiones como la litigiosidad y las cargas sociales”, agregó la fuente consultada por LA VOZ. “Nivelar la cancha”, como sostiene la UIA.
Muebles, ¿cuáles?
En el sector de los muebles, el problema principal no es China, sino Brasil que cuenta con industrias gigantes de productos “planos”, como se los denomina, a precios entre 20% y 40% más bajos que los argentinos.
A Roberto Patria, titular de Patria Muebles, la situación le recuerda “a la apertura de los años ‘90 que al rubro lo afectó mucho”, dice. “Tal vez le pegue muy de lleno a quienes fabrican placas (melamínicas y aglomerados), que son tres en el país. En colchones competiría con lo nacional y también algo de living. En lo nuestro, específicamente, como trabajamos madera maciza, podríamos defendernos un poco más”, describe.
Como ventaja para los fabricantes, podría acentuarse la importación de herrajes. Y afrontar de otro modo dificultades existentes por parte de proveedores nacionales de insumos básicos que dominan el mercado, como la chapa, el alambre y el acero.
Golpe a los grandes
A esto se refirió con vehemencia Francisco Vaccaro, titular del Grupo Serin y dirigente empresarial. “Creo que las medidas que está tomando el Gobierno son un tiro directo al corazón del círculo rojo empresario”, repetía el jueves en un evento empresarial. Para Vaccaro, la apertura no apunta a competirle a las Pyme, sino a las grandes formadoras de precios que dominan el mercado.
Cualquier baja de precios en insumos como aceros, chapas, aluminio, vidrio o caucho, por el impacto de las importaciones en esos rubros, beneficiaría a otra parte de la industria cordobesa: los fabricantes de maquinaria agrícola, de tractores, de chasis, de aberturas, etcétera.
En Córdoba, sin embargo, también hay críticos a que la apertura se realice sin haber saldado antes otras cuentas. “Si no se tocan primero los costos internos, el sistema va a fracasar y quedará el tendal”, alertó un exfuncionario vinculado a la producción. “Lo más grave es que la falta de competitividad nos va a quitar los clientes externos de Córdoba que aún tenemos, no los podemos perder”, completó.