La estrategia del presidente, Javier Milei, y de su ministro de Economía, Luis Caputo, concentra buena parte de su éxito (sino todo) en que la inflación siga bajando. Tres puntos, un punto, medio punto, pero que no rebote.
Nota al margen: la inflación sigue siendo, en todas las encuestas de opinión, el principal problema para los argentinos.
En esa línea va, por ejemplo, el freno parcial de los aumentos de las prepagas en mayo, la postergación de la aplicación de los últimos incrementos de las tarifas de luz y gas y el sostenimiento del plan cambiario con el crawling peg del 2% mensual que muchos critican porque atrasa el dólar oficial.
La idea es que el impacto de la desregulación tarifaria por la quita de subsidios y el imprescindible aumento de los salarios no se solape con la suba de la inflación núcleo (básicamente alimentos, ropa, alquileres). Hasta ahora, no está pasando y, por eso, el dato del índice de precios al consumidor (IPC) de abril marcó 8,8%, algo que fue festejado como un gol por la Casa Rosada.
Si bien la tasa publicada ayer por Indec es altísima para cualquier economía, en el contexto argentino, supone el cuarto descenso consecutivo desde el pico de diciembre (25,5%) y la primera vez que cae por debajo de los dos dígitos en seis meses.
Además, se consiguió a pesar del incremento del 35,6% de la división “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, la que refleja el impacto de las tarifas en el índice general.
La contracara es la profunda recesión en la que se está hundiendo la economía. Un pozo que se puede ver en la fuerte caída en la actividad general, con ventas que caen, en algunos casos, más del 20% en la comparación interanual.
La consecuencia casi inmediata de la recesión es el desempleo, que por ahora no se advierte en los números de Indec porque tienen rezago, pero que ya se advierte en desvinculaciones puntuales en distintos sectores.
Volviendo a la inflación de abril, descendió en un escenario similar al de marzo, con una reversión de precios relativos. “Servicios públicos y comunicaciones siguieron encareciéndose relativamente, mientras que alimentos y bebidas sin alcohol se volvieron a abaratar”, explicó el economista Nadin Argañaraz, presidente del Iaraf.
Inflación en Córdoba: 6,74%
En Córdoba, el IPC publicado por la Dirección de Estadística y Censos provincial midió un 6,7% para abril.
La diferencia con el índice nacional se explica por un menor incremento de las tarifas. El mes pasado no aumentó la luz ni el agua en Córdoba, mientras que en la mayoría de los distritos, en especial en el Amba, se produjeron fuertes subas en las boletas eléctricas y de saneamiento y en el transporte público desde bases muy retrasadas.
Cómo viene mayo
Desde el Departamento de Estadísticas del Centro de Almaceneros de Córdoba, Germán Romero dijo que los precios de mayo se han estabilizado si se compara con el desbande que se produjo a finales de 2023 y a comienzos de este año.
“Los precios vienen amesetados en la mayor parte de los productos alimenticios. Lo que sí vemos son subas en todo lo que es pan y aumento estacionales de verduras y frutas”, apuntó.
A contramano de algunos funcionarios nacionales que hablaron estos días de fuertes descensos de precios en las últimas dos semanas, Romero dijo que “no hay registro de bajas trascendentes”, sólo “bastante ofertas de carne vacuna, pero que no consolidan una todavía”.
Según el estudio que realiza EcoGo, en la segunda semana de mayo los alimentos registraron un incremento del 1,3%, en línea con lo que estaba pasando a finales de abril. “Considerando aumentos proyectados para las semanas restantes del 1%, la inflación en alimentos consumidos dentro del hogar ascendería a 5,1% en mayo”, dice la consultora conducida por la economista Marina Dal Poggetto.
“Si además se incorporan los aumentos de alimentos consumidos fuera del hogar, la inflación en alimentos alcanzaría el 5,4%”, agregó. En lo que respecta a la proyección del nivel general del IPC de mayo, EcoGo dice que se ubicaría en 4,6% mensual. Este dato, según la consultora, podría haber sido menor, siempre en términos potenciales, si no se hubieran registrado aumentos de algunas prestadoras.
