Madurez. Con ese concepto resume Luis Juez la actitud que adoptó el radicalismo de Córdoba de contenerse de lanzar un candidato propio para la gobernación en la reciente cumbre que el centenario partido realizó en la localidad de Villa Giardino.
El líder del Frente Cívico valora el equilibrio que mostró la UCR, principal socio suyo en Juntos por el Cambio. Fue, aunque no lo diga en estos términos, una especie de primera prueba de amor.
Todo lo que dejó Giardino en la UCR
El radicalismo tiene procesada la idea de que sólo es posible recuperar el poder en alianza con el senador de Juntos por el Cambio. Y viceversa.
A casi nadie le incomoda esa realidad en la Casa Radical. La larga sequía lejos del poder real borró casi todos los prejuicios que había al respecto. Los comicios legislativos del año pasado certifican en buena medida ese giro.
“Si Juez es nuestra mejor opción para volver al poder, iremos por ese camino”, dicen sin sonrojarse en la cúpula del partido.
Rodrigo de Loredo, el principal activo que tiene hoy la UCR provincial, comparte los preceptos de convivencia y de conveniencia de estar aliado a Juez. El diputado de Evolución fue a Villa Giardino a surfear la situación y logró bajarse de la tabla sin magullones.
De Loredo evita definirse entre la Capital o la provincia. Si tuviese resuelto ser candidato a gobernador, es difícil imaginar dejar pasar la oportunidad de usar el trampolín que representó Giardino, desbordada de radicales. De Loredo administra los tiempos de su sociedad con Luis Juez.
En su entorno sobrevuela una frase cargada de realidad: “Juez existe. Y será candidato, sí o sí”. Traducido: tensionar con Juez puede terminar en ruptura y sólo es negocio para Hacemos por Córdoba, cada vez más preocupado y ocupado en desestabilizar esa alianza que surgió de manera fortuita en el alocado cierre de listas para las Paso de 2021.
Una encuesta propia que circula en el Centro Cívico y que fue realizada días atrás, marca que Juez le saca una luz de ventaja a Martín Llaryora en un hipotético escenario electoral medido en el interior provincial.
El mismo sondeo replicado en la Capital, en cambio, lo tiene arriba al intendente por una distancia que también roza el margen de error.
Esa medición no pueden tomarse siquiera como referencia, pero, por ahora, es un termómetro al que le presta atención el peronismo, que tiene en gateras una batería de obras en el interior y la Capital que actuarán como garantes del sello gestor de Hacemos por Córdoba, corazón de la propuesta del oficialismo para 2023.
Juez quiere creer que Gerardo Morales nada tiene que ver con una maniobra en la que se lo involucró junto con Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa para dejarlo sin la silla que le correspondía a él, en nombre de la oposición, en el Consejo de la Magistratura.
En las últimas horas, escuchó de boca del jujeño una explicación que lo dejó algo más tranquilo. El radical Ernesto Sanz también le negó en persona la jugada que se le atribuye a Morales.
Juez evita entrar en polémica con Morales, el jefe del partido del que hoy es socio, aunque no oculta su malestar por la visita que Morales le hizo al gobernador Juan Schiaretti en febrero pasado.
Una boleta (única) para Juan
No sólo preocupa al peronismo el momento de extrema relevancia mediática nacional que vive Juez por la controversia en torno a la Magistratura.
También inquieta un factor clave que ya es vox populi en toda la dirigencia del PJ y que es materia de atención de los consultores que asesoran a Hacemos por Córdoba: cuánto impactará en el oficialismo la pérdida del efecto arrastre, siempre clave en el peronismo.
Dicho de otro modo: cuánto podría perder de envión Llaryora –si como creen todos será el candidato– por el hecho de que Schiaretti no esté en la boleta.
Tan crucial asoma esa preocupación que hay dirigentes en el entorno del gobernador que fantasean con un domingo triple X para las Paso de agosto de 2023: jugada nacional, con Schiaretti en el cuarto oscuro, ya sea de candidato a presidente, a vice o a diputado nacional; pegada a los comicios provinciales y los capitalinos. Tres en uno.
La opción, sin embargo, esconde un detalle aún por saldar. Sucede que, si no se cambia la ley electoral nacional, de darse esa triada deberían convivir en Córdoba dos sistemas electorales: boleta única (provincial y capital) y sábana (nacional), algo casi impracticable.
Nada casual es la avanzada que se dará en Diputados en los próximos días para implementar la boleta única nacional en los comicios de 2023. La idea la planteó Schiaretti hace unos días en el asado que compartió con referentes anti-K en la casa del exgobernador salteño Juan Manuel Urtubey.
El mandatario cordobés explora todas las alternativas posibles en pos de cuidar su comarca.
