Luis Juez acaba de anunciar que quiere ser “el gobernador de Milei” en Córdoba. Lo dijo mientras anunciaba que dejaba la presidencia del bloque del PRO, en la Cámara alta, porque está distanciado de Mauricio Macri, y ya no se siente representado por el expresidente.
Con su anuncio, Juez suma un nuevo capítul a su larga carrera en la política, que comenzó con una activa militancia en el peronismo, y que lo fue llevando por diferentes ideologías y sellos eleccionarios.
Se sabe: Juez pasó por casi todas las variantes ideológicas posibles: defendió las políticas económicas de Domingo Cavallo, fue soldado de Carlos Menem; militó para José Manuel de la Sota y fue candidato de Juan Schiaretti. Después, llevó a “Kirchner en el corazón” y pidió su reelección en 2007; se hizo progresista y socialista, socio de Hermes Binner y de Pino Solanas.
Cuando el progresismo naufragó, se puso camisa celeste y saco azul para asociarse con Mauricio Macri y Patricia Bullrich.
En el medio, hizo un impasse para aliarse a Olga Riutort y enfrentar a Cambiemos en la ciudad de Córdoba. No les fue bien, y la sociedad rápidamente desapareció.
En 2007 llevó como candidato a vicegobernador Antonio Rins y como socios a los “intendentes J”; en 2009, como un gesto de conciliación, entró a la Casa Radical para comenzar a negociar una coalición que finalmente naufragó por las desconfianzas cruzadas entre radicales: la victoria pírrica de Juez ese año facilitó la llegada de Ramón Mestre a la Municipalidad, dos años después.
Los experimentos de Juez fracasaron en los años siguientes, el único período que transitó sin radicales. Tras la irrupción del PRO, leyó el nuevo humor social y fue jefe de campaña de Oscar Aguad y Baldassi en 2015; y, en alianza con Mario Negri, enfrentó a De Loredo en 2019, su flamante socio.
En este tránsito, Juez fue dejando dirigentes en la banquina y perdiendo estructura. Llegó a la Municipalidad de Córdoba con el mayor caudal de votos desde el 83; contó con un bloque propio de legisladores provinciales y vocales en los tribunales de Cuentas; un escaño en el Ersep; y una representación en Diputados y Senadores.
A la elección de 2007, su momento de mayor fortaleza electoral, Juez llegó con un discurso que despreciaba a quienes vivían en countries (hoy vive en uno) o manejaban 4x4, tratándolos de “garcas”.
Ese año quedó a un puñados de votos de ser gobernador y denunció un fraude electoral que no pudo demostrar en la Justicia, fue el progresismo el que lo sostuvo: en marchas multitudinarias en las que se exigía que “abran las urnas”, iban junto a él Pino, Aníbal Ibarra y otros referentes de la “transversalidad”, la pata no peronista del kirchnerismo que apadrinaba Alberto Fernández.
Su bastión, la ciudad de Córdoba, lo rechazaría para intendente en 2015 y en 2019.
Tras su peor resultado, cuando quedó cuarto, sus opositores corrieron a la Anses para jubilarlo, pero Macri lo rescataría designándolo embajador en Ecuador, de donde debió huir en medio de un papelón: había tratado de “mugrientos” a los ecuatorianos.
“Van a decir este mugriento agarró hábitos ecuatorianos”, dijo y el gobierno de ese país pidió su cabeza.
En 2019 fue distinto. Al menos, eso creen en el juecismo: “A Luis lo llamaron para ser candidato de Cambiemos y cuando llegó se enteró que el radicalismo se iba del acuerdo”.
Los hechos demuestran que radicales, macristas y juecistas jugaron para favorecer el triunfo de Juan Schiaretti.
Con De Loredo se aliaron sobre la hora, cuando Mario Negri sostuvo a Gustavo Santos como su uno en la lista de Diputados.
Esa sociedad tuvo éxito y juntos, en 2021, sacaron más de 1 millón de votos en la alianza Juntos por el Cambio. Juez fue senador y De Loredo, diputado nacional.
Se animaron juntos a intentar la fórmula del fernet para buscar la gobernación. Caminaron la provincia juntos, pero inesperadamente De Loredo anunció que daba el salto y lo dejaba solo. Que el radical sería candidato a intendente de la Capital.
Juez siguió su intentona y con el sello de Juntos por el Cambio enfrentó al peronista Martín Llaryora en 2023. Estuvo cerca, pero otra vez no le alcanzó.
Frankestein
En la campaña presidencial de 2023, Juez comenzó su camino apoyando a Horacio Rodríguez Larreta, del PRO.
“Tenemos la oportunidad histórica de que, por primera vez en 25 años, el Presidente de la Nación, el gobernador de Córdoba y los intendentes de esta provincia trabajemos juntos para cambiar la historia”, dijo en mayo de 2023 junto al propio Rodríguez Larreta.
Pero esa idea voló por los aires cuando el por entonces jefe de Gobierno de Caba intentó sumar a Schiaretti a Juntos por el Cambio. Para Juez, fue una traición que no perdonó. Tanto que terminó trabajando para Patricia Bullrich, rival del “Pelado” en la interna.
La derrota de Juntos por el Cambio hizo Juez se quedara sin candidatos en la segunda vuelta. Y Juez lanzó otra de sus frases rutilantes. “¿Por qué tengo que elegir entre Frankenstein y Drácula, si no me gustan las películas de terror?”, dijo en una radio de Buenos Aires sobre Javier Milei o Sergio Massa.
De todas maneras, terminó votando por Milei (lo dijo públicamente) y de a poco se fue alineando con el libertario, hasta pedirle que le dé su bendición para que, en 2027, sea su candidato a gobernador.