“Si esto termina bien, no sólo va a ser un éxito político que va a dar vuelta el planeta, sino que será una revolución para los propios economistas”, dijo el presidente Javier Milei al final de su extenso mensaje de 80 minutos, el miércoles pasado, en el acto por el 47° aniversario de la Fundación Mediterránea.
A pocos metros lo escucharon los principales dirigentes políticos cordobeses: el gobernador Martín Llaryora, el senador Luis Juez y el diputado nacional Rodrigo de Loredo.
Más allá de sus amplias diferencias, los tres cordobeses deben haber coincidido en su pensamiento íntimo: el escenario político para el año electoral que se avecina dependerá en gran medida de cómo le vaya al rudo plan de ajuste que impulsa el Presidente.
Milei pasó por Córdoba con algunos números “macro” que celebró: la tendencia a la baja de la inflación, los mercados financieros en calma y el riesgo país en franco descenso.
La “micro” –simplificando: la capacidad de compra de la gente– es otra cosa, al menos por el momento. Pero el Presidente está convencido de que su futuro político depende en gran medida de su combate contra la inflación. A esa evidencia se aferra.
Mientras tanto, Llaryora, Juez y De Loredo viven en realidades políticas distintas. El gobernador tiene la responsabilidad de administrar la Provincia en convivencia con la gestión de Milei, con quien tuvo sólo un trato “protocolar” en esta última visita presidencial.
En la Mediterránea, el mandatario provincial dio un indicio sobre cuál será su postura respecto de Milei: pararse en la vereda de enfrente, pero sin tensionar la relación institucional.
En su breve e improvisado discurso, Llaryora marcó sus diferencias con la Nación. Insistió con cuestionar a “las malditas” retenciones al agro y reclamó una mayor participación para los biocombustibles.
En lo político, el gobernador y su antecesor, Juan Schiaretti, tienen claro que el año que viene enfrentarán a los libertarios en Córdoba, en los comicios legislativos nacionales.
De allí que, con el correr de los meses, el gobernador alimentará sus diferencias con Milei. Ese distanciamiento será proporcional a la marcha de la economía, que incide en el apoyo social al Presidente.
Si la economía consolida una recuperación, por ahora muy incipiente, la diferenciación política será tenue.
En un escenario opuesto, Llaryora acelerará su prédica federalista y apurará el armado nacional en el que trabaja el exgobernador.
Llaryora y Schiaretti no tienen dudas sobre su estrategia electoral, aunque también reconocen, en privado, que eso dependerá de la marcha de la gestión libertaria.
El gobernador no piensa en otra cosa que en buscar su reelección en el lejano 2027. No se muestra preocupado por los comicios legislativos del año que viene. Se conforma con un objetivo austero: mantener las dos bancas que el PJ provincial pone en juego.
Es un modo de admitir que será difícil ganarles a los libertarios en Córdoba, si se mantiene la actual realidad económica.
Abrazo y descalificación
Los principales opositores locales, a su vez, están atravesados por la incertidumbre. Juez sintió el trato privilegiado que le dispensa el Presidente. Fue el primero al que este fue a abrazar, luego de su discurso.
El senador no tiene obligación de competir el año que viene, ya que tiene dos años más de mandato en la Cámara Alta.
La semana pasada, fiel a su estilo, tiró una frase desafiante: “Si Schiaretti es candidato, yo también me anoto para disputar una banca de diputado”.
Al igual que Llaryora, Juez sólo piensa en la pulseada por el poder provincial, en 2027. No se inmuta por los comicios legislativos. El desafío a Schiaretti fue sólo un ruido mediático, una especialidad del senador.
La frase de Juez le cayó mal a quien hasta ahora es su socio político, De Loredo. El diputado radical, en tanto, vivió un momento incómodo en el acto de la Mediterránea, por la descalificación de Milei al fallecido expresidente Raúl Alfonsín.
A diferencia de Llaryora y Juez, De Loredo se juega mucho el año que viene. Debe recomponer su imagen luego de la dura derrota del año pasado en la Capital, como candidato a intendente.
Con su postura dialoguista con los libertarios, De Loredo rompió su relación con el presidente del radicalismo nacional, Martín Lousteau.
Esa decisión también le costó el quiebre de su bloque en Diputados. De Loredo no descarta un acuerdo con los libertarios en Córdoba. Aunque no tiene garantías de que Milei quiera acordar con él, que encima no lidera la totalidad del radicalismo local.
Luego de los insultos a Alfonsín, la línea de acercamiento que De Loredo ensaya con los libertarios parece más frágil.
Juez y De Loredo siguen hablando, pero los roles cambiaron. El senador ya anunció que volverá a ser candidato a gobernador en 2027, esta vez sin esperar una decisión del diputado y el radicalismo. “Es una decisión tomada”, repiten los juecistas.
Estos ruidos en la oposición generan alivio en el PJ local. Aunque hay un nuevo actor imprevisible, que seguramente tendrá injerencia en la próxima disputa por el poder en Córdoba: Milei.
Una carta en la cual piensa el perseverante Luis Juez.
