“Los imbéciles de la teoría del centro en realidad son una mierda porque favorecen el mal”, arrancó envalentonado el presidente Javier Milei cuando el viernes pasado el periodista Alejandro Fantino lo consultó por los dirigentes de la “avenida del medio” en el escenario político nacional.
Los insultos del Presidente –no opiniones políticas– no terminaron ahí. “No hay lugar para grises. El centrismo biempensante en realidad es una mierda funcional a los hijos de puta”, agregó Milei, lejos de un mensaje conciliador, propio de un jefe de Estado, hacia la oposición.
Y terminó con más insultos: “Porque, cuando aparece alguien que va por el lado correcto, torpedean. Y bien que cuando aparecen los hijos de puta se cagan en las patas y se van a boxes”, concluyó el Presidente.
Milei no dio nombres, pero se sabe a quiénes se refirió: a los dirigentes peronistas no kirchneristas, entre ellos, Juan Schiaretti y Martín Llaryora; a varios radicales; a dirigentes del PRO, y a partidos provinciales que apoyan circunstancialmente a la Casa Rosada pero no están alineados totalmente.
Lo llamativo es que los insultados por Presidente fueron, en gran medida, los que apoyaron y aprobaron la Ley Bases. La primera norma que sancionó el Congreso en estos más de ocho meses de gestión libertaria.
Además, la mayoría firmó el Pacto de Mayo el pasado 9 de julio, en la ciudad de San Miguel de Tucumán.
Hasta ahora, el kirchnerismo y, sobre todo, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, habían sido los blancos de la larga lista de los insultos del impulsivo Presidente.
Milei nunca se había había referido con términos destemplados al grupo de gobernadores, diputados y senadores que se mantienen distantes de los dos extremos del escenario nacional, que hoy ocupan La Libertad Avanza y el kirchnerismo.
¿A Schiaretti?
Los schiarettistas consideran que la catarata de insultos de Milei no estuvo destinada al exgobernador Schiaretti.
Es más. En una lectura optimista, los dirigentes que acompañan al exmandatario en el trabajo de intentar consolidar un espacio de centro moderado creen que el Presidente “comienza a preocuparse” por este armado.
“Milei tiene la misma estrategia de construcción política que siempre utilizó el kirchnerismo: la confrontación. En esa lógica, todo lo que suena a moderado va en contra de su armado. El Presidente quiere sólo al kirchnerismo al frente. Por eso nos ataca”, argumentó un schiarettista puro.
Contra Lousteau
Más allá de que no dio nombres, quienes interpretan el duro mensaje de Milei creen que lo que más le preocupa es que haya cierto acercamiento de gobernadores peronistas, algunos radicales y de partidos provinciales.
“Milei se quiere quedar con los gobernadores peronistas no kirchneristas, como el tucumano (Osvaldo) Jaldo y el salteño (Gustavo) Sáenz. También, con el catamarqueño (Eduardo) Jalil, aunque él no maneja a todo el PJ en su provincia. La senadora (Lucia) Corpacci está con el kirchnerismo y tiene una porción importante”, describen los schiarettistas.
Estos cuestionamientos –sin tantos insultos– se parecieron mucho al ataque que Milei descargó contra Martín Llaryora y contra el santafesino Maximiliano Pullaro en febrero pasado, luego de que el oficialismo retiró de Diputados el proyecto de “ley ómnibus”.
“Son gastadores seriales”, había apuntado el Presidente el 7 de febrero, desde Israel, donde estaba de gira oficial. Desde allí, los había acusado además de ser los “traidores” que voltearon el proyecto oficial.
En los tres gobernadores de la Región Centro –además de Llaryora y de Pullaro, el entrerriano Rogelio Frigerio (PRO)–, en la Casa Rosada ven la conformación de un grupo de mandatarios que tratan de evitar quedar atrapados en la grieta libertarios-kirchneristas.
Frigerio sigue respondiendo a Mauricio Macri, mientras que Llaryora impulsa a Schiaretti como referente nacional, y el santafesino Pullaro reporta al senador porteño Martín Lousteau, presidente nacional del radicalismo.
Precisamente, los periodistas amigos que visitan al Presidente en la quinta de Olivos comentan y escriben que el senador radical porteño gana por escándalo el primer lugar en las diatribas en privado que suele desgranar Milei.
Lousteau conduce el radicalismo, pero coincidió con el kirchnerismo en el rechazo en el Senado a la Ley Bases.
El acercamiento puntual a los K, por esa ley, del excandidato a jefe de Gobierno porteño también tiene que ver con cierto diálogo que tendría con el diputado nacional porteño Leandro Santoro, un exalbertista que ahora reporta más a Cristina Kirchner. Aunque su alineamiento con la expresidenta no es absoluto.
Para enfrentar al macrismo y a los libertarios, Lousteau busca una alianza de centroizquierda en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto suele despertar la furia de Milei.
Distantes, por ahora
En el entorno de Schiaretti, como los funcionarios más cercanos al gobernador Llaryora, coinciden en que este no es el momento de salir a enfrentar a Milei.
El exgobernador se seguirá mostrando con dirigentes nacionales, todos dialoguistas a los que insulta Milei, pero sin hacer muchas referencias al Gobierno nacional, al menos por ahora.
Mientras que Llaryora, cuando vuelva de su gira por el exterior, insistirá sobre su discurso “productivista” y “federal”, pero también, por el momento, sin confrontar directamente con la Casa Rosada.
Tanto Llaryora como Schiaretti creen que el Presidente irá perdiendo respaldo social, al ritmo de la recesión económica. Por ahora, eso no es lo que está sucediendo, al menos en Córdoba, donde Milei conserva una alta imagen positiva.
