El presidente Javier Milei cumplió el lunes último el trámite administrativo que generará otro gran debate en el Senado, con pronóstico tan áspero como el que está sucediendo con la “ley bases”: elevó a la Cámara Alta los pliegos del juez federal Ariel Lijo y del catedrático Manuel García-Mansilla para ocupar dos lugares en la Corte Suprema de Justicia.
La polémica más fuerte es por el cuestionado juez Lijo, un integrante de la “casta judicial”, parafraseando el léxico del presidente Milei. El nombre de Lijo divide aguas en el oficialismo, entre los aliados, como el PRO y el radicalismo.
Mientras, en el kirchnerismo esperan una orden de Cristina Fernández de Kirchner. Desde su entorno aseguran que, más allá de no tener simpatía por Lijo, la expresidenta no vería con malos ojos romper la actual mayoría en la Corte Suprema –que detesta–, liderada por el presidente del cuerpo, el santafesino Horacio Rosatti.
En este contexto, entre los senadores cordobeses, hay algunas certezas. Luis Juez y Carmen Álvarez Rivero (PRO) votarán en contra.
Por su parte, Alejandra Vigo (PJ-Córdoba) se mantiene hermética, pero envió algunas señales en contra de que sean dos hombres los propuestos por el Presidente para el alto tribunal de Justicia.
“Fui concreto. Le dije que no votaría la postulación de Lijo. Además, le dije: Javier, si vos no tenés el culo sucio, ¿para qué necesitás un tipo así en la Corte Suprema?”, contó, con su verborragia habitual, el senador luego de su primer encuentro a solas con el presidente Milei, el 27 de marzo pasado.
Aquel encuentro fue un largo almuerzo en la quinta presidencial de Olivos. La reunión tuvo un segundo acto: el 15 de mayo pasado, el Presidente invitó a cenar al senador cordobés, en otro encuentro –sin testigos– también en Olivos.
Según la versión del excandidato a gobernador de Córdoba, el Presidente le dijo que respetaba su postura, pero le ratificó que enviaría el pliego de Lijo al Senado, cosa que concretó el lunes último.
Lijo fue propuesto para reemplazar a Elena Highton de Nolasco, quien renunció hace tres años. Mientras que García-Mansilla, decano de la Facultad de Abogacía de la Universidad Astral, es el candidato de Milei para reemplazar al cordobés Juan Carlos Maqueda, quien dejará la Corte Suprema el 30 de diciembre, luego de cumplir 75 años.
La elección anticipada del sucesor de Maqueda, exministro de Educación de la primera gestión de José Manuel de la Sota, es un hecho inédito en el Poder Judicial, cuando aún le quedan seis meses en el cargo.
Supuestamente, la nominación del sustituto de Maqueda, quien ingresó a la Corte Suprema en el año 2002, propuesto por el entonces presidente Eduardo Duhalde, es una estrategia que le habrían recomendado al Presidente para que “pase” el cuestionado Lijo.
El actual miembro de la Corte Ricardo Lorenzetti no sería ajeno a esta maniobra para debilitar la mayoría que hoy tienen el titular del máximo tribunal, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Maqueda, que dejará su silla en diciembre.
Poroteo
La bancada de Unión por la Patria (UP) tiene 33 miembros. Como está dicho, la mayoría responde a Cristina Kirchner. Si bien no habría un acuerdo con Milei, a la expresidenta no le conviene, por sus problemas judiciales, que siga la actual mayoría en la Corte.
De allí que es probable que el bloque kirchnerista vote a favor de Lijo. Se hablará mucho de un acuerdo Milei-Cristina Kirchner, pero, en realidad, sería algo de conveniencia mutua, sin acuerdo explícito.
Milei teme que la actual mayoría de la Corte le tumbe el megadecreto de necesidad de urgencia (DNU) que impuso apenas asumió.
Por su parte, desde hace años, la expresidenta los tiene apuntados a Rosatti y a Rosenkrantz.
Este es otro de los señalamientos que le habría hecho el propio Luis Juez al Presidente: “Para la sociedad, quedará que arreglaste con Cristina”. Milei le habría respondido con un largo silencio…
Cuestionamientos
Los amplios cuestionamientos a Lijo complican la aprobación de su pliego. García-Mansilla no tendría demasiadas objeciones, aunque desde la Casa Rosada presionan con una encrucijada: los dos o ninguno.
El Presidente está frente a otro gran desafío en el Senado. Los jueces para la Corte Suprema deben ser aprobados por mayoría agravada (dos tercios) de los presentes.
Si estuvieran los 72 senadores, el oficialismo debería conseguir 48 votos. Es probable que sean menos, porque puede haber ausencias. Incluso algunas acordadas con el oficialismo.
No sería el caso de Juez, que ya le confirmó al Presidente que rechazará a Lijo. A él se sumó otra senadora cordobesa, Carmen Álvarez Rivero (PRO), quien también anunció que votará en contra del pliego del juez federal.
Detrás del voto de la empresaria cordobesa, está Mauricio Macri. El expresidente no se pronunció en público, pero en una reunión reservada con empresarios, en Punta del Este, un mes atrás, se mostró en contra de la postulación de Lijo.
“Los inversores se fijan mucho en la seguridad jurídica, y la nominación de Lijo no va en ese sentido”, expresó el expresidente.
No es un dato menor que Juez es el presidente del bloque del PRO en el Senado, precisamente, impulsado por Macri.
La bancada que preside Juez tiene siete integrantes, aunque no todos responden al sector macrista del PRO.
Por ejemplo, Guadalupe Tagliaferri, que responde a Horacio Rodríguez Larreta, ha dicho que quiere a una mujer en la Corte Suprema y no votaría a Lijo.
Vigo y una foto con Villarruel
Es una incógnita cuál es la postura de Alejandra Vigo. La esposa del exgobernador Juan Schiaretti no se ha pronunciado de manera pública sobre los postulantes de Milei.
Pero dio algunas señales en contra de al menos uno de los candidatos del Presidente. La senadora peronista presentó un proyecto para que en la Corte Suprema hubiera un cupo para mujeres.
La misma propuesta hizo para el resto de los tribunales colegiados de la Justicia federal, que deberían ser ocupados por mujeres en un 30%.
Esta posición indicaría que Vigo rechazará que fuera un hombre, es decir Lijo, el que reemplace a la renunciante Highton de Nolasco.
No obstante, sobre la postura de Vigo habrá que ver cómo interfiere la buena relación que está tejiendo el gobernador Martín Llaryora con la Casa Rosada.
El mandatario provincial tiene un excelente vínculo con el nuevo jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien seguramente se encargará de gestionar con los gobernadores los votos para aprobar los dos pliegos que envió el Presidente para la Corte Suprema.
Sobre esta cuestión, hubo un hecho que involucró a Vigo. Un mes atrás, hubo una foto que hizo mucho ruido en el Gobierno nacional: la vicepresidenta Victoria Villarruel recibió a la senadora peronista por Córdoba, que fue acompañada, entre otras, por la jueza federal Susana Medina, presidenta de una ONG que trabaja por la igualdad de oportunidades de las mujeres en el Poder Judicial.
Esa foto fue interpretada como una opinión en contra de la vicepresidenta a la postulación de Lijo.
Es más, Villarruel lo dijo públicamente en la única entrevista que brindó desde que asumió la presidencia del Senado. “No lo conozco a Lijo, pero no me gustó cómo actuó en la causa Rucci”, dijo la vicepresidenta al periodista Jonatan Viale, en el Canal TN.
De ese modo, se refirió a la causa judicial por el asesinato del sindicalista José Ignacio Rucci, ocurrido el 25 de septiembre de 1973.
Claudia Rucci, hija del asesinado titular de la UOM, impulsada por Villarruel, asumió como titular del Observatorio de Derechos Humanos del Senado, un cargo que hasta diciembre pasado ocupó el cristinista cordobés Martín Fresneda.
Desde su entorno aseguran que Villarruel no trabajará para la aprobación del pliego de Lijo. Es decir, que el Gobierno nacional tendrá que buscar los votos en el Senado para aprobar los dos nuevos miembros de la Corte Suprema.
