“Cada uno con su librito”, dice el refrán popular. “Cada uno con su plan político”, podrían repetir los principales dirigentes cordobeses. Todos ellos cierran el año con expectativas y estrategias políticas diferentes, en los umbrales de otro que se avecina y que será electoral.
A Martín Llaryora no parecen preocuparle las elecciones legislativas del año próximo. El gobernador prioriza la gestión provincial. Su único objetivo es sumar adhesión social para buscar su reelección en el lejano 2027.
En la oposición, el escenario es más complejo. Luis Juez tampoco mira las urnas del año que viene. Busca alimentar su sueño de ser gobernador. Lo intentó en tres oportunidades; en dos estuvo cerca y ahora todos sus movimientos apuntan a buscar una cuarta chance, en el remoto –políticamente– 2027.
Mientras tanto, el radical Rodrigo de Loredo está en una posición incómoda: debe jugar el año que viene en un escenario que será complicado para el radicalismo cordobés. Tendrá que competir contra dos oficialismos: el nacional, que encarnan los libertarios, y el provincial, que será la lista del PJ local.
Llamativamente, Llaryora, Juez y De Loredo ven con optimismo el futuro inmediato. Esto no debería sorprender, porque el entusiasmo es el principal combustible de un dirigente político.
Apuestas
Llaryora aún mantiene una llama de esperanza: que Juan Schiaretti sea candidato el año que viene. Hace un par de semanas, el gobernador parecía convencido de que su antecesor no competiría en Córdoba ni en Capital Federal. Esta última posibilidad es una extraña alquimia que sostienen algunos operadores llaryoristas, pero que por ahora no convence al exgobernador.
Si Schiaretti no acepta encabezar la lista en Córdoba, el gobernador considera que no tiene un problema de nombres para liderar la lista, ya que cualquier oficialista dará lo mismo. Pero el exgobernador es el único dirigente que le garantizaría más votos que el piso de la estructura del PJ cordobés, que se ubica entre 22 y 24 puntos, según las estimaciones que hacen en el Centro Cívico.
Convencido de que si la economía le sigue dando buenas noticias a Milei los libertarios ganarán en todo el país –incluyendo Córdoba–, Llaryora se conformará con renovar las dos bancas que el PJ local podrá en juego.
“Si sacamos tres diputados, damos la vuelta olímpica, más allá de que perdamos contra los libertarios”, aseguró un funcionario llaryorista.
En el Centro Cívico tienen mediciones que armarían un carnaval en la Casa Rosada. Si las elecciones fueran hoy, la lista libertaria sacaría más del 50% en Córdoba.
Pero faltan 11 meses para los comicios legislativos. “Un siglo” para el escenario político y económico nacional.
En otra vereda, Juez sigue aceitando su relación personal con el Presidente y levanta su perfil opositor en Córdoba. Salió a cuestionar la propuesta de Llaryora para que la radical Jessica Valentini cubriera la vacante en el Tribunal Superior de Justicia.
“Lo desafío al gobernador: si propusiera a alguien de carrera judicial, con prestigio, y no a una empleada suya, el Frente Cívico apoyaría. En la Justicia de Córdoba hay mujeres prestigiosas, como Laura Battistelli (fiscal de cámara) o Silvana Chiapero (presidenta de la Asociación de Magistrados), que seguramente jamás me votaron, pero las respeto”, disparó el senador en declaraciones a radio Mitre.
De este modo, el senador apuntó a la decisión del gobernador de proponer a una dirigente de origen radical, como Valentini, quien desde la anterior gestión llaryorista ocupa la Oficialía Mayor de la Municipalidad de Córdoba.
Juez se muestra como opositor a Llaryora, aunque sabe que Milei jugará con una lista pura el año que viene. Su apuesta con los libertarios es para 2027, en el hipotético caso de que el Presidente no tenga un candidato con chances de disputarle el poder al PJ.
Decisión radical
De Loredo no se rinde, y él asegura que no se rendirá. Apuesta a ser candidato a gobernador, pero antes deberá rendir un examen en las legislativas del año que viene.
También optimista, De Loredo no se inmuta cuando le señalan que tiene un escenario adverso: enfrentar a los libertarios y a los peronistas cordobeses, y sin Juez como aliado electoral.
El diputado radical está convencidísimo de que, pese a la derrota, la buena cosecha de votos que Juez obtuvo en las elecciones provinciales del año pasado fue por el apoyo de su partido.
No cree que Juez le haya sacado ocho kilómetros de ventaja, como aseguró el senador. “Todavía no aceleré y ya estamos parejos”, asegura De Loredo, con la misma ironía de Juez, sin ponerle freno al entusiasmo.
Mantiene un buen vínculo personal con Juez, pero el senador le planteó un desafío: si el radicalismo apoya en la Legislatura a la candidata de Llaryora para el TSJ, es porque hay un pacto con el PJ por más cargos.
El lunes, el bloque radical definirá su posición, con injerencia de De Loredo. Algunos legisladores radicales dejaron trascender que no avalan a Valentini, de origen radical pero hace tiempo en la vereda del “cordobesismo”.
Desde el Centro Cívico, se encargaron de hablar con intendentes para que presionaran en su partido el apoyo a Valentini. En el Panal, creen que los radicales no tienen argumentos para rechazar a una correligionaria en el TSJ.
Desde el entorno de De Loredo, aseguran que el bloque radical podría sorprender al PJ. Otro dato que puede marcar el rumbo de la decisión. “Rodrigo no le regalará a Juez la bandera de principal opositor”, lanzó un deloredista, en una señal de que podría votar en contra de Valentini.
La moneda está en el aire. La discusión para cubrir la vacante al máximo tribunal de Justicia quedó atrapada en una pulseada política.