La sesión preparatoria en la que juraron los diputados electos dejó bastante tela para cortar, y no solo a nivel político. Desde los cánticos de cancha que partieron en dos al recinto hasta los sugestivos gestos de Juan Grabois, el majestuoso look de Virginia Gallardo y un supuesto exabrupto machista, la ceremonia tuvo todo el color.
La llegada de Milei al recinto hizo estallar de euforia a la bancada libertaria. El presidente llegó cerca de las 13 junto con su hermana Karina, secretaría general de la Presidencia, y se ubicó en el palco central para seguir la jura. Los aplausos violetas duraron varios minutos, y una vez que se calmaron, un diputado de Unión por la Patria desató una guerra de cánticos.
Fue el chaqueño Aldo Leiva, un excombatiente de Malvinas de perfil extrovertido. El legislador se paró, se dio vuelta hacia donde se encontraba Milei y gritó “¡la Patria no se vende!”. Desde las bancas libertarias brotaron silbidos; los kirchneristas imitaron a Leiva y transformaron la frase en el clásico canto, mientras del otro lado respondían con “¡libertad, libertad, libertad!” y “¡la casta tiene miedo!”. La escena fue digna de un partido de fútbol.
El primero en jurar fue Nicolás Del Caño, de la izquierda, que inauguró un largo listado de juramentos por fuera del protocolo.
“Por nuestras jubilados que enfrentan a este gobierno represor, por el colectivo de la discapacidad y la salud, por los niños masacrados en Gaza y una Palestina libre, fuera Trump de Venezuela y América Latina, por la clase trabajadora de Argentina y el mundo y por el socialismo”, pronunció el representante del FIT, quien se retiró enardecido con Patricia Bullrich, ubicada a metros suyo, por “cagar a palos” a los jubilados.
En Unión por la Patria fueron varios los que juraron por la “libertad” y la “inocencia” de la expresidenta Cristina Kirchner, como las electas Teresa García, Vanesa Siley y Lucía Cámpora, quien hasta se vistió con una remera alusiva.
Otro de los momentos salientes fue la jura de Grabois. El dirigente de Patria Grande le hizo a Milei la señal de la saga “Los juegos del hambre” y le arrojó “besitos” irónicos a los diputados libertarios antes de jurar. Cuando terminó su turno y volvía a ocupar su banca, redobló la apuesta y se tocó la nariz, en un gesto que emulaba el consumo de drogas.
La seña estuvo dedicada a Lorena Villaverde, la diputada libertaria acusada de nexos con el narcotráfico, que horas después confirmó en la red social X que renunciará a asumir como senadora, blanqueando que no estaban los votos para aprobar su diploma. Seguirá finalmente como diputada, después de haber retirado este martes su renuncia. De hecho, estuvo en el recinto algunos minutos, pero ya no estaba cuando Grabois le dedicó el gesto.
Grabois no fue el único que se le animó al oficialismo: Martín Lousteau, de Provincias Unidas, hizo el número tres con los dedos en dirección al bloque de Gabriel Bornoroni, en alusión al porcentaje que, supuestamente, se llevaba Karina Milei por coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS).
Por su parte, Jorge Taiana la pasó mal: al excanciller le gritaron “viejo asesino” desde los palcos superiores de invitados.
Virginia Gallardo tuvo una jura angelical, con un traje blanco de tal elegancia que más de uno lo confundió con un vestido de casamiento. La exvedette juró con su hija en brazos y lo hizo “como correntina, por la familia, por las infancias y por un futuro mejor para todos”. Otra electa del mundo del espectáculo, Karen Reichardt, lució un traje lila, dentro de la gama cromática libertaria.
Por otro lado, uno de los momentos más incómodos tuvo como protagonista al diputado de la UCR chaqueña Gerardo Cipolini, que fue quien le tomó juramento a los electos por ser el diputado en ejercicio de mayor edad (tiene 82 años) hasta que Martín Menem fue reelecto y reasumió el mando.
En el medio de la jura se viralizó en redes sociales un extracto de la transmisión oficial de Diputados TV donde se oía una voz que decía “qué buena que está” y “qué linda que está” mientras pasaban a jurar distintas diputadas. Aunque el hecho no fue esclarecido, señalaron a Cipolini como el responsable del exabrupto.
La massista Cecilia Moreau no se lo dejó pasar. Tras ser electa como vicepresidenta segunda de la Cámara y pronunciar su discurso, habló del hecho y le exigió al radical que pidiera disculpas. “Las mujeres somos mucho más que un buen culo o un buen cuerpo: somos cabeza, somos corazón, somos ideas, somos coraje y perseverancia”, lanzó.
Cipolini se defendió y negó de manera tajante haber dicho lo que se escuchó en la transmisión. “La tecnología ha avanzado a limites irreconocibles. Uno sale diciendo cosas que no ha dicho. No voy a pedir perdón de algo que no he dicho. De ninguna manera acepto esta imputación. Soy un hombre grande. Tengo hijas y nietas. No voy a permitir una expresión de ese tipo”, contrarrestó.
