Durante una semana, Javier Milei perdió el control de su territorio: las redes sociales. Las menciones negativas de su persona y los “memes” ridiculizándolo (situación que se extendió a su hermana Karina, secretaria General de la Presidencia) se multiplicaron por millones, sin que el poderoso equipo de trolls lograra revertir la narrativa que lo horadó posteo tras posteo.
“Esta crisis política ha sido sostenible a lo largo de los días. Usualmente en el ecosistema digital, estos episodios disruptivos duran 24 ó 48 horas; en este caso se ha prolongado: a las 48 horas de desatado el escándalo la conversación en redes recién llevaba el 30 por ciento de lo que demandaría a lo largo de la semana”, dice Kevin Grunbaum, de la consultora Ad Hoc, especializada en el análisis de métricas y narrativas en redes sociales.
Sólo en Argentina, el criptogate que involucró a Milei tuvo 6 millones de menciones en redes sociales, de acuerdo con la medición de Ad Hoc. De esas, el 60 por ciento fueron negativas. El pico de las críticas ocurrió el quinto día, cuando la sociedad ya tenía un conocimiento de qué se trataba el caso.
Para tener una dimensión; la conversación en redes durante la denuncia de Fabiola Yáñez contra Alberto Fernández por hechos de violencia fue ocho veces menor a la de Milei y la memecoins $Libra.
Ese sostenimiento de la negatividad es un indicador inequívoco de que el equipo de redes sociales del Gobierno libertario no logró tomar el control de la narrativa:
“Milei no sólo había logrado monopolizar la agenda, si que además monopolizaba el encuadre de la discusión: se hablaba de lo que Milei quería en los términos que él quería. Esta es la primera vez que Milei no marca la agenda ni define el encuadre de la discusión”, dice Grunbaum.
La politóloga cordobesa Nayet Kademian –que analiza datos en la consultora Zuban Córdoba– dice que la “principal consecuencia” es el “desprestigio de la palabra presidencial”, particularmente en el círculo rojo nacional e internacional.
“Sucedieron dos cosas: el Gobierno no fue capaz de gestionar la crisis y la entrevista con (Jonatan) Viale profundizó la crisis y tampoco logró imponer una narrativa”, dice Kademian.
De hecho, otra encuesta (de Enter Comunicación) analizó que durante esa polémica entrevista que terminó en otro escándalo, el 53 por ciento de las menciones fueron negativas para el Presidente, par Viale y para Santiago Caputo, el asesor que la interrumpió.
Un sondeo online de Taquion asegura que durante la semana del cripto escándalo la imagen negativa de Milei aumentó 6 puntos, ubicándose la negativa en 46 por ciento. Al mismo tiempo, el sondeo analizó que de las menciones que tuvo Milei esa semana, 70 por ciento fueron negativas. Se ve que el daño en las redes fue mayor al que hubo en “la calle”.
En redes, “el criptogate condujo a que febrero sea el mes con mayor negatividad -y diferencial negativo- desde el comienzo de su gestión”, dice el informe de Taquion, que registró que la imagen negativa del Presidente pasó en ese ecosistema de 42 a 56 por ciento; mientras que la positiva se hundió a 34 por ciento.

Karina, enredada
“Por lo general, la práctica del Presidente ante una crisis era responder con la expulsión de un funcionario o de una figura vinculada a esa crisis. En este caso, no sucedió. Con lo cual, esto acentúa la idea de que Karina está detrás de esto, lo que profundiza el escándalo”, advierte Nayet Kademian.
En la encuesta de Zuban Córdoba, el 54 por ciento de los consultado consideró “creíble” que la hermana del Presidente y secretaria General de la Presidencia “recibió coimas por promocionar la cripto moneda”.
Para Kevin Grunbaum, “desde el 18 de febrero Karina Milei emerge en redes como uno de los principales conceptos asociados a la conversación del Presidente”.
En ese sentido, la consultora Ad Hoc apunta que “la hermana del Presidente tenia un rol marginal en la conversación hasta las declaraciones de Hayden Davis”, el empresario estadounidense involucrado en el escándalo que declaró: ”Le envío dinero a su hermana y él (por Javier Milei) firma lo que digo”.
Se trata de una “irrupción forzada por la realidad, por el impacto de las noticias, y no por una intención del Gobierno”, dice Grunbaum.
¿Un experto?
Aunque el concepto de criptomoneda no es comprensible para una mayoría, sí lo es el de la estafa y, asociado a ésta, el de “esquema Ponzi”. De hecho, una de los memes que circuló en redes fue del de “ponzidente Milei”.
En la encuesta de Zuban Córdoba, el 88 por ciento dijo haber escuchado o leído del criptogate, y un 60 por ciento considera que hubo una estrategia para estafar a quienes compraron la criptomoneda que promocionó Milei.
En el sondeo de Tres Punto Zero, 47,5 por ciento considera que fue una estafa y un hecho de corrupción. Entre sus propios votantes, 18 por ciento avala la teoría de la estafa; mientras que entre los votantes de Patricia Bullrich, el 14 por ciento lo considera un fraude.
El informe de Tres Punto Zero también deja en claro que las mujeres son las más reactivas a Milei: 58,3 considera que fue una estafa (frente al 36,4 por ciento de los varones); y al 47,7 por ciento de las mujeres le empeoró la imagen que tenían de Milei.
“Por primera vez, hay dos elementos que son los pilares de su reputación que se ponen en juego: primero, que ‘Milei no miente’. Y por el otro lado, que es una persona que sabe mucho de economía. Si Milei no trató de estafar a nadie y fue él el estafado, entonces no es un genio”, dice Grunbaum. Un nuevo horizonte narrativo.