Siempre ha sido muy difícil establecer qué nivel de movilización tienen los intendentes del interior en los comicios nacionales. Se habla de que su peso es determinante, pero hay quienes ponen en duda esa afirmación, en especial cuando de comicios legislativos se trata, como es el caso de los que se realizarán el 26 de octubre.
Sin embargo, el oficialismo provincial no repara en ese detalle. El gobernador Martín Llaryora sabe perfectamente que el interior ha sido su punto débil en 2023 y necesita mejorar ese desempeño. Por eso, desde el año pasado hay funcionarios que recorren el interior con ese objetivo. La cartera de Gobierno que conduce Manuel Calvo tiene esa tarea.
Y hay especial atención en lograr el acercamiento de jefes y jefas municipales que no ganaron con la boleta de Llaryora. Radicales, del PRO y vecinalistas vienen siendo atendidos con dedicación por el Panal.
La semana pasada, esa contención volvió a reflejarse en una nueva reunión de “no oficialistas” con autoridades provinciales. En la localidad de Reducción, Orlando Arduh, funcionario de extracción radical que forma parte del equipo de Gobierno, reunió a más de 30 intendentes, repitiendo una actividad de relacionamiento que comenzó hace algunos meses.
“En total son casi 100 los jefes y jefas municipales con quienes tenemos diálogo permanente. Ellos quieren ser parte del cordobesismo, quieren ayudar al gobernador sin grietas y con la idea de llevar progreso a sus localidades”, cuentan en la Provincia sobre las movidas. La de Reducción fue la cuarta de estas reuniones. La primera fue en Capital, luego hubo otra en Tanti y una en Villa Dolores. La idea en el Panal es avanzar en las próximas semanas para que esos encuentros se cristalicen en un acuerdo electoral más formal con los intendentes “cordobesistas”.

Los schiarettistas trazan el mapa bonaerense
En medio del reordenamiento político nacional, en las últimas dos semanas Juan Schiaretti pasó varios días en Capital Federal, donde afianzó la construcción nacional de Hacemos, el partido que fundó, y cerró una alianza variopinta para competir en las elecciones bonaerenses del 7 de septiembre.
Durante esas jornadas de rosca intensa, el exgobernador mantuvo reuniones con dirigentes bonaerenses y nacionales. El rumor más repetido en pasillos y cafés: habría compartido una charla informal con Mauricio Macri y Miguel Ángel Pichetto. La conversación, dicen, fue política, no electoral.
Pero entre sus colaboradores, un dato les llamó la atención y alteró el mapa de poder bonaerense: todos hablan de la tercera sección electoral como el bastión kirchnerista, pero los números cuentan otra historia. La primera sección ya la supera en electores, y por más de 30 mil votos.
Con un mapa del conurbano desplegado sobre la mesa, un schiarettista lanzó la cifra que sorprendió a más de uno: la primera sección electoral –que incluye Tigre, Pilar, 3 de Febrero y Vicente López, entre otros municipios– reúne 5.129.074 electores, si se cuenta también a los residentes extranjeros. La tercera sección, aun con su peso simbólico, suma 5.097.680 votantes.
En ese tablero, el intendente de Tigre, Julio Zamora, suena como una de las principales cartas del espacio Somos Buenos Aires, que integra el partido de Schiaretti. Y lo hará en un terreno que supera en votantes a toda la provincia de Córdoba, que cuenta con unos 3.100.000 electores.
El quebracho blanco, un problema político
En el Gobierno provincial nadie imaginó ni advirtió siquiera que la decisión de trasladar un árbol que quedó en medio de la traza planificada para la duplicación de la avenida Pablo Luchesse, en el límite entre Villa Allende y la Capital, podría convertirse en un problema político.
La semana que pasó la tensión fue ganando intensidad por la cada vez mayor presencia de ambientalistas que resistieron desde el inicio la decisión de trasladar el quebracho blanco. Ese hecho se mezcló con las dificultades del municipio de Villa Allende y de la empresa estatal Caminos de las Sierras para organizar el traslado del longevo árbol.
Lo cierto es que el sábado todo tomó otro cariz cuando la Policía se enfrentó con un grupo de ambientalistas y los desalojó del lugar para que los operarios pudieran completar el trabajo de mover el quebracho. Hubo ambientalistas que dijeron haber sido maltratados. Desde la Policía, aseguran que el desalojo fue “correcto”.

Hasta el fin de semana, “la política” se había mantenido al margen de la discusión. Pero fue la diputada kirchnerista Gabriela Estévez la que se sumó a la polémica. “Los pueblos resisten, se movilizan y organizan para enfrentar las decisiones que atentan contra nuestra casa común. ‘Trasladar’ un quebracho blanco de 300 años para priorizar una obra vial que puede resolverse sin dañarlo es reflejo de una forma de pensar y actuar que desprecia la vida y la naturaleza”, criticó la legisladora nacional. Si bien evitó personalizar la responsabilidad en el Gobierno de Córdoba, fue la primera diputada que se sumó a la discusión pública.
La Provincia también jugó su papel. La semana anterior, cuando la polémica ya estaba instalada, hubo manejos que evidenciaron la incomodidad de la situación. Por ejemplo, el Gobierno planteó por unos días la posibilidad de que el quebracho no fuera trasladado. Lo hizo justo cuando se desarrollaba en Córdoba la Conferencia Climática, un evento que abrió el propio gobernador Martín Llaryora. Una vez finalizada esa cumbre, que duro tres días, Caminos de las Sierras informó que nada cambiaría y que el árbol debía tener otro destino. Esa situación también influyó en la resistencia de los manifestantes.