“Nadie en Juntos por el Cambio descarta que Schiaretti termine adentro de algún esquema nacional opositor que enfrente al kirchnerismo o lo que se termine de reconfigurar en ese espacio”.
La definición, cada vez más oída entre opositores, pertenece a un radical que debatió en los últimos días con legisladores provinciales y diputados nacionales acerca de la preocupación que generan puertas adentro de la coalición cordobesa los encuentros de dirigentes nacionales de ese espacio con el gobernador Juan Schiaretti.
Manes, Morales y Schiaretti
La semana pasada, el diputado nacional Facundo Manes desplegó sus contactos locales para concretar una reunión en el principal despacho del poder de Córdoba. A la foto se encargó de difundirla, con mucho entusiasmo, el propio Centro Cívico.
Semanas antes de la visita del neurocientífico, el gobernador jujeño Gerardo Morales también se entrevistó con Schiaretti. Ambos aspirantes a dar pelea en 2023 por la presidencia en nombre del centenario partido destacaron coincidencias programáticas con el único mandatario provincial peronista enfrentado con la Casa Rosada.
El titular del radicalismo dijo hace algunos horas en un plenario nacional de intendentes de su partido que para dar respuesta a la dinámica que demanda la política actual “hay que tener flexibilidad”.
Se refirió directamente al marco de alianzas locales y provinciales. Habló de los socios vecinalistas, pero lo más sustancioso llegó cuando afirmó que existen “peronistas con los que coincidimos y con los que tenemos la misma mirada sobre algunas situaciones”.
El pronunciamiento del jujeño no pasó inadvertido entre los cordobeses presentes en ese foro plagado de correligionarios.
El próximo radical en aterrizar en el Centro Cívico es el gobernador correntino, Gustavo Valdés.
Jugadas cruzadas
La ya de por sí dificultosa articulación política local de Juntos por el Cambio aparece ahora amenazada por ventarrones externos que generan turbulencia interna. Ni Morales ni Manes consultaron a la dirigencia local sobre las implicancias que genera en el ecosistema local el acercamiento con Schiaretti. “Sólo nos avisaron que se iban a reunir y punto”, cuentan desde la Casa Radical.
Entre los socios locales opositores, sobrevuela otra vez la amenaza de 2019: lo provincial podría quedar subordinado a un acuerdo macro que dé prioridad a la conquista del poder nacional.
Ese cada vez más probable escenario no desvela a todos por igual en Juntos por el Cambio. Luis Juez es el más preocupado. Una alianza nacional entre Juntos por el Cambio y el schiarettismo, como parte del peronismo no K, sería un golpe de gracia para las aspiraciones del líder del Frente Cívico.
Muy distinta es la percepción que hay del lado del PRO. Ninguno de los tres “amarillos” ya lanzados a la carrera provincial (Gustavo Santos, Pedro Dellarossa y Laura Rodríguez Machado) plantearían reparos en caso de un eventual entendimiento.
Las dotes de anfitrión de opositores que comenzó a mostrar Schiaretti no responden a un repentino derroche de hospitalidad. Detrás de esta movida puede observarse una jugada política a tres bandas.
En primer lugar, en el Panal consideran que este tipo de encuentros le sirven al gobernador para alimentar su dificultoso –y por ahora magro– objetivo de instalación en la escena nacional. A falta de colegas peronistas dispuestos a asomar la cabeza en medio del fárrago oficialista, mostrarse junto a figuras moderadas es un negocio nada despreciable para el líder de Hacemos por Córdoba.
Por otro lado, el coqueteo político de Schiaretti con los radicales es también un mensaje al electorado boina blanca, de una mayor apertura política dentro de la fuerza coalicional que fundó hace casi un cuarto de siglo José Manuel de la Sota.
También es un tiro por elevación al PRO. Schiaretti sigue con mucha atención el apoyo explícito de líderes del PRO como Patricia Bullrich a la candidatura de Juez. Por más giro discursivo que haya ensayado el senador nacional sobre la figura y la gestión de Schiaretti, para el PJ Juez sigue siendo el principal adversario político y un factor de riesgo extremo en caso de que logre llegar al poder.
Mientras estas inestabilidades amenazan con instalarse definitivamente en Juntos por el Cambio Córdoba, los opositores intentarán desde la próxima semana comenzar a dar cuerpo al reglamento interno que deberá servir de contención para la discusión de las candidaturas para 2023. La principal novedad, al margen de las condiciones que cada partido lleve a esa mesa de negociación, será la presencia, por primera vez, del partido que lidera el vecinalista Aurelio García Elorrio.
