En los últimos días, el gobernador Martín Llaryora hizo gestos de acercamiento con la Casa Rosada. La semana pasada, brindó distintas entrevistas en Capital Federal, en las cuales vaticinó que el Gobierno nacional ganará las elecciones legislativas del año próximo.
El lunes pasado, en Embalse, el mandatario provincial mostró una fina sintonía con la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, a quien recibió con los honores casi de una jefa de Estado. La excusa fue la habilitación de una sede de la Prefectura Naval Argentina.
El gobernador resaltó el “trabajo conjunto” de la Nación y la Provincia en políticas de seguridad. Si bien no hubo elogios grandilocuentes para la gestión libertaria, su discurso estuvo lejos de ser de un dirigente opositor.
Desde el entorno de mandatario provincial, se encargaron de aclarar que el mensaje de Llaryora fue para remarcar la actitud “de cooperación” que la ministra de Seguridad tuvo desde un primer momento con el Gobierno de Córdoba.
“En lo político nunca seremos libertarios y los enfrentaremos el año que viene en las urnas. La gestión es otra cosa”, remarcó un llaryorista que participa en la mesa chica de las decisiones políticas en el oficialismo provincial.
No obstante, otro funcionario provincial, menos optimista a la hora de marcar los límites políticos, admitió lo dificultosa que será la campaña para el oficialismo provincial si se mantiene esta buena sintonía entre el Centro Cívico y la Casa Rosada.
Cuando las encuestas le sonríen al presidente Javier Milei, el gobernador Llaryora guardó su plan de diferenciación con la Nación. En su entorno aseguran que es sólo “por ahora”.
Enemigo íntimo
La cambiante relación entre Llaryora y la gestión del presidente Javier Milei genera incertidumbre en el PJ provincial, pero también desconcierta a la oposición local.
Las únicas voces disonantes en el escenario político cordobés parecen ser las del kirchnerismo, a través del legislador provincial Federico Alesandri, quien dispara munición gruesa contra la gestión llaryorista, pero sobre todo contra la del presidente Milei.
También la diputada nacional Gabriela Estévez, referente de La Cámpora en Córdoba, es una férrea cuestionadora de las políticas libertarias, con una línea argumental coincidente con la de Cristina Kirchner.
Desde el PJ provincial, la diputada nacional Natalia de la Sota, es una de las pocas voces oficialistas que cuestiona las políticas del Gobierno nacional. La hija del exgobernador José Manuel de la Sota aspira a renovar su banca, aunque tiene una relación rota con Juan Schiaretti, y un vínculo distante con el gobernador Llaryora.
Si la estrategia del Gobierno nacional es polarizar con la expresidenta Cristina Kirchner, al menos en Córdoba, lo está logrando. Por ahora, no se percibe “la avenida del medio” que pregona el exgobernador Schiaretti, con el respaldo de Llaryora.
El senador Luis Juez, el único dirigente cordobés no libertario que tiene diálogo directo con el Presidente, no ocultó su malestar con la ministra Bullrich, quien no oculta que tiene una mejor relación con el gobernador y con su ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, que con los opositores cordobeses con los cuales compartió alianza electoral.
“No fui para no participar de un show mediático”, cuestionó el opositor más acérrimo a la gestión llaryorista.
Bullrich fue diplomática y trató de no responder a las críticas de Juez, a quien dejó mal parado al mostrarse con Quinteros, que es el blanco principal de las críticas del senador.
Juez tiene una cuestión personal y política con el ministro de Seguridad. Se trata de un dirigente que fue de su máxima confianza y ahora se convirtió en su enemigo íntimo. El funcionario provincial pasó de ser un opositor feroz a las gestiones peronistas, incluyendo denuncias penales, a integrar el gabinete del peronista Llaryora.
Además de Juez, también brilló por su ausencia el diputado nacional Rodrigo de Loredo, otro que quedó en una posición incómoda, ante el acercamiento de Bullrich con la gestión provincial.
De Loredo se muestra “dialoguista” con el oficialismo nacional en el Congreso. Aunque no lo admite en público, el dirigente radical no descarta una posible alianza electoral con los libertarios en Córdoba, una posibilidad que ahora parece más lejana.
Falta mucho para las definiciones de las candidaturas para el año que viene, que recién serán en abril próximo, pero, en este clima de euforia del oficialismo nacional, parece poco probable que los libertarios resignen lugares en su boleta para acordar con el radicalismo provincial.
Tanto desde el juecismo como del radicalismo que responde a De Loredo, coinciden en que Bullrich hizo “la suya” con el acto en Embalse.
La ministra de Seguridad mantiene una fuerte pulseada con Mauricio Macri en el PRO. En ese contexto, Bullrich se mostró con la diputada nacional Laura Rodríguez Machado, su referente en la provincia.
Si bien la conformación de las listas en cada distrito será una responsabilidad del propio Presidente; de su hermana, Karina Milei, la influyente secretaria General de la Presidencia, y del poderoso asesor Santiago Caputo, Bullrich también participa de la mesa política chica en la Casa Rosada e intentará que Rodríguez Machado tenga un lugar en la boleta libertaria en Córdoba.
Dispersión opositora
En el PJ provincial admiten la dificultad de afrontar otra campaña legislativa sin una clara referencia nacional.
El exgobernador Juan Schiaretti trata de construir un espacio nacional, aunque por ahora no hay garantías de que esa “avenida del medio” tenga una inserción en todo el país, como esperan en el Centro Cívico.
De todos modos, en el oficialismo provincial ven el vaso medio lleno: la dispersión opositora en Córdoba es casi una garantía para el PJ cordobés de retener las dos bancas que pondrá en juego en octubre del año que viene.
En el Centro Cívico ven un escenario de cinco fuerzas en la provincia: los libertarios, el PJ provincial, el radicalismo, el kirchnerismo y la izquierda.
En ese escenario, Llaryora y Schiaretti se entusiasman con la posibilidad, incluso, de sumar una tercera banca. Aunque todo dependerá de la potencia electoral que tengan los libertarios, en menos de un año.