Luis Juez es el político cordobés que mejor conoce los beneficios de estar en el lugar justo en el momento indicado. En numerosas ocasiones supo propiciarse esas circunstancias oportunas durante las dos décadas que lleva como actor saliente de la escena cordobesa. Esta es una de esas ocasiones.
La semana pasada, la vicepresidenta Cristina Fernández le obsequió a Juez una oportunidad política comparable a aquel instante de 2002 en que el exgobernador José Manuel de la Sota lo echó de la Fiscalía Anticorrupción y en el mismo acto lo puso en las grandes ligas de la política cordobesa.
Todo lo que hay que saber sobre el Consejo de la Magistratura
Un año después de ese episodio era intendente de Córdoba, y cuatro años más tarde arañó la Gobernación.
El año pasado Juez basó su campaña hacia el Senado en el eslogan “un Juez para Cristina”, en clara percepción de las batallas políticas que encararía la vicepresidenta. Encontró una oportunidad en el fallo de la Corte que ordenó ampliar el Consejo de la Magistratura, y logró que Juntos por el Cambio lo nominara para integrar ese cuerpo.
Apostaba a ganar esporádica visibilidad en ese espacio, pero Cristina Kirchner lo puso en el centro mismo de la escena nacional al dividir el bloque del Frente de Todos en el Senado para arrebatarle ese lugar en el Consejo de la Magistratura.
Desde el martes por la noche, Juez permaneció de manera casi continuada en los canales de Buenos Aires y batió sucesivos récords de protagonismo mediático y político en el momento clave de su principal batalla, que no transcurre en Buenos Aires sino en Córdoba: su principal objetivo es imponerse en Juntos por Cambio como candidato a gobernador.
A juzgar por las señales que ayer dio el radicalismo cordobés en Villa Giardino, hoy Juez está más cerca de ese objetivo.
La UCR, del singular al plural
Los radicales, que por distintas vías reclamaron hasta hace pocas semanas que la fórmula provincial para 2023 fuese encabezada por un dirigente de la UCR, ayer se despacharon con un comunicado que al pasar del singular al plural cambió por completo el sentido político de sus pretensiones: “El radicalismo de Córdoba propondrá candidatos dentro de Juntos por el Cambio”, dice ese comunicado. Ya no dicen que pondrán “el candidato”.
Gerardo Morales, presidente de la UCR nacional, dijo el viernes a este diario que Rodrigo de Loredo debía ser el candidato a gobernador en 2023, pero ayer en Giardino no repitió esa frase: al llegar, se dio con que connotados correligionarios ya habían asumido que el candidato será Juez. Así de rápido mutan las cosas en Juntos por el Cambio.
Juez no estuvo en Villa Giardino, pero también ahí ocupó el centro de la escena.
La cautela extrema del radicalismo a la hora de hablar de candidaturas da cuenta de que las negociaciones sigilosas que mantiene el juecismo con cada una de las numerosas líneas radicales está surtiendo efecto.
En los hechos, Juez le promete a cada uno lo que quiere escuchar. Y también les ofrece lugar a casi todos, comenzando por varios de los radicales a los que De Loredo quería jubilar.
En los planes juecistas, Mario Negri ya tiene asegurado el puesto 1 de la boleta de diputados en 2023, del mismo modo que la UCR tendrá la última palabra a la hora de designar a quien buscará la vicegobernación, y mayoría en las listas de legisladores provinciales.
Los objetivos inmediatos del juecismo son garantizar que Aurelio García Elorrio se sume a Juntos por el Cambio y que Ramón Mestre no encuentre razones para intentar una cruzada radical.
Juez sólo tiene que conformar unas pocas lealtades en su partido; quiere ser gobernador y sabe que sin el apoyo del radicalismo jamás logrará ese objetivo.
Tras el inesperado triunfo legislativo de 2021, aquella sociedad ocasional con Rodrigo de Loredo se transformó en estrategia permanente para ambos, aunque todavía hay diferencias evidentes: el juecismo da por hecho que De Loredo será candidato a intendente de Córdoba, aunque el joven diputado radical siga haciendo campaña en el interior provincial y mirando encuestas.
Lo real es que el radicalismo también entendió que sin Juez no hay 2023. Esta situación es la que cada día enciende nuevas alarmas en el peronismo cordobés.
Cambio de prioridades
Juez se volvió conciliador. Es quien encabeza las negociaciones con cada uno de los radicales, y no es ese el único cambio que exhibe.
“Entendió que en esta Córdoba las elecciones no se ganan en las villas”, dicen en su entorno a la hora de explicar que las prioridades del juecismo estén mucho más cerca del poder real.
Para qué quiere Juez gobernar Córdoba no está tan claro todavía. Hasta ahora priorizó los elogios al gobernador Juan Schiaretti.
No obstante, comienzan a insinuarse dos ejes discursivos de campaña: la inseguridad y la alta presión impositiva de la Provincia.
También comienzan a vislumbrarse con claridad los perfiles de los dos contendientes principales de 2023: Martín Llaryora y Juez.
De momento, la división opositora parece alejarse, aunque en Juntos por el Cambio eso suele terminar de decidirse en los minutos previos al cierre de listas.
