Mauricio Macri fue el anfitrión y quien invitó al cónclave. A la casa del expresidente llegaron Patricia Bullrich, Luis Petri y el invitado especial: Javier Milei. Este arribó a la reunión acompañado de su hermana Karina y de Santiago Caputo, un consejero de bajo perfil al que el economista escucha mucho. Se trata de un conocido del expresidente: Santiago es sobrino de “Toto” Caputo, el empresario “amigo del alma” de Macri.
Más tarde, cuando el acuerdo estuvo encaminado y reunía todos los requisitos para transformarse horas más tarde en la bomba política del arranque de la campaña hacia el balotaje, se sumaron Cristian Ritondo –macrista puro– y Diego Santilli, hasta las Paso el candidato de Horacio Rodríguez Larreta en la provincia de Buenos Aires, pero que algunos en el PRO lo sitúan ahora orbitando en torno del expresidente.
Bullrich dijo en la conferencia de prensa que brindó al mediodía junto al radical Petri sólo una parte de lo que negociaron con Macri y con Milei.
La excandidata tendrá un lugar en el gabinete si el líder de La Libertad Avanza vence a Sergio Massa el 19 de noviembre. Si los votos acompañan al liberal, Macri se garantizará influencia en la toma de decisiones, algo parecido al poder que tendrá en Caba a través de su primo Jorge Macri, flamante jefe de Gobierno electo de los porteños.
Golpeado por el resultado del domingo, que reflejó un estancamiento electoral en la primera vuelta, Milei se sinceró ante el expresidente. “Somos mi hermana y yo”, le habría dicho al fundador del PRO, en algo que se pareció a un pedido de auxilio.
Milei reconoció también que el sistema de fiscalización que en parte tercerizó en Luis Barrionuevo no funcionó como prometió el gastronómico.
“Ellos necesitan profesionalizar la campaña. Milei no tiene voceros. Sus librepensadores le hicieron mucho daño en los últimos días antes de las elecciones. Creyeron que con los influencers alcanzaba, pero al frente está Massa con la billetera”, cuentan “amarillos” sobre los padeceres que blanqueó el libertario en estas horas de introspección y autocrítica.
El rechazo extremo que el expresidente tiene sobre Massa hizo el resto.
El pacto entre Macri-Bullrich y Milei se selló luego de un pedido de perdón del liberal a la excandidata por haberla acusado de poner bombas en jardines de infantes durante los años 1970. “Lo perdoné”, reveló ayer la titular del PRO.
Bullrich, a todo o nada
Desde el domingo a la noche, quienes estuvieron con Bullrich tras su discurso en el búnker perdedor se quedaron con la sensación de que el juego para la exministra de Seguridad no había terminado.
En aquel pronunciamiento público, al que se le adjudica autoría intelectual a Macri, Bullrich apuntó contra Massa y evitó criticar a Milei, su ahora flamante socio político.
En una jugada que tomó por sorpresa incluso al macrismo, la exministra se adelantó a transmitir el polémico acuerdo que desató la ira de los radicales, del ala moderada del PRO y de Elisa Carrió, y que ya es calificado como el punto de inicio del proceso de fragmentación de Juntos por el Cambio.
“La idea de jugar fuerte es tomar una postura y sentar las bases para lo que viene”, dicen cerca de Bullrich, desde donde reiteran aquello de que en la reunión con Milei y con Macri no hubo –por ahora– cargos sobre la mesa, sino apoyo para frenar a Massa. “El reparto del poder, si se da, llegará más adelante”, amplían.
Bullrich aceleró a fondo, bajo el precepto de buscar mostrar independencia respecto de Macri, con quien ha tenido cortocircuitos durante la última campaña, por sus gestos hacia Milei.
En la cornisa
Desde ayer, Macri y Bullrich han quedado aislados no sólo de Juntos por el Cambio. Figuras importantes del PRO como Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y los gobernadores electos de ese partido –con excepción de su primo Jorge Macri– mostraron su malestar por la jugada del tándem.
Con estaturas diferentes, ambos dirigentes arriesgan mucho si el plan de apuntalar a Milei no sale como pretenden. Para Macri, sería un tercer fracaso consecutivo, si se suma la derrota ante Alberto Fernández de 2019 y el padrinazgo de su exministra en el reciente turno electoral, aunque sí triunfó en las primarias sobre Rodríguez Larreta.
Bullrich podría ver drenar el nada despreciable caudal de votos que logró con su tercer puesto en las generales. Además, las contradicciones programáticas a las que se expone al enrolarse con Milei se exacerbarían al extremo ante un marcador desfavorable. Los radicales Gerardo Morales y Martín Lousteau la acusaron, sin cuidar formas, de traicionar los valores constitutivos de Juntos por el Cambio.
Salir al rescate de Milei se parece mucho a un juego a todo o nada. Macri y Bullrich decidieron apostar a un resultado. También al desafío de ser parte de un gobierno de Milei. Nadie podrá decirles que no son osados.
