Así como siempre repite que él llegó a la Casa Rosada por “los cordobeses”, Mauricio Macri siente que Javier Milei es presidente por su apoyo. Y también por el de Patricia Bullrich, pero ahora ya no menciona esto último, por su pelea frontal con la ahora ministra de Seguridad de la Nación.
Los fríos números, que en la política no lo explican todo, dicen eso. Milei sacó el 30% de los votos en las Paso de 2023. Y repitió el mismo porcentaje en la primera vuelta electoral. Finalmente, en el balotaje, el candidato libertario alcanzó el 56% de los sufragios, sumando exactamente el 26% que Patricia Bullrich, con el apoyo de Macri, había cosechado en la primera vuelta.
Macri cree íntimamente que Milei le reconoce ese respaldo vital para llegar al poder. Cuando hablaron hasta diciembre pasado, en las ya célebres cenas con milanesas que compartieron en Olivos, tenían coincidencias de trabajo conjunto, que luego no se concretaron en la realidad.
El expresidente acusa a Karina Milei y al poderoso asesor presidencial, Santiago Caputo, de ser los que rechazan “el trabajo conjunto” que en su momento acordó con Milei.
Ese convencimiento no deja bien parado al Presidente. Lo dijo este viernes en Córdoba con todas las letras: “Acordamos con Javier, pero luego su hermana decide lo contrario”. Es lo mismo que decir que en “el triángulo de hierro” el poder no está en Milei.
Acorralado y desafiado por los libertarios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba), su territorio político, Macri ya no cuida los adjetivos calificativos. Aseguró ayer en Córdoba, entre otras cosas, que la gestión de Milei es un “modelo de poder” más que de gobierno.
Macri ya no tiene pelos en la lengua para hablar de los libertarios porque sabe que tendrá que competir contra ellos. O, en todo caso, está jugando las últimas fichas para que Milei recapacite y lo convoque para un acuerdo electoral, pensando en octubre.
Algo poco probable, si se tiene en cuenta el desafío que los hermanos Milei le plantearon en Caba al poner como candidato al vocero presidencial, Manuel Adorni.

La elección legislativa porteña será el 18 de mayo. No sería descabellado que el kirchnerista Leandro Santoro ganara el distrito, que es amarillo desde hace 17 años.
Una posible derrota del macrismo, y una pobre elección de los libertarios en Caba, tal vez impulsen a ambos espacios a buscar una alianza para las elecciones legislativas de octubre, en las cuales el gobierno de Milei se juega mucho.
Escenario cordobés
Ya se sabe. La palabra de Macri no es una más en Córdoba. El propio expresidente dice sentirse “cordobés” por el apoyo electoral que tuvo en 2015 y en 2019.
Macri siempre fue influyente en el armado opositor en Córdoba. Ya no tiene el poder de poner candidatos a dedo, pero radicales y juecistas siguen de cerca sus movimientos y definiciones. También el peronismo.
Luis Juez brilló por su ausencia en la Bolsa de Comercio. Desde su entorno explicaron que su idea era ir a escuchar a Macri, pero que se retrasó. “Le mandó un mensaje para saludarlo y explicarle su ausencia”, argumentó un vocero del senador, que hasta diciembre pasado fue el presidente del bloque del PRO en el Senado.
Ya se contó en detalle en esta columna: Juez su subió al tren libertario, por lo cual se alejó de Macri.
La otra ausencia, aunque anunciada, fue la de Rodrigo de Loredo. El diputado nacional está de viaje en España. Dicen que el dirigente radical tiene acordada una alianza con Macri. Él la encabezaría, secundado por una macrista. Probablemente Soher El Sukaria. Se podría repetir la fórmula de las últimas elecciones capitalinas. No les fue bien contra Daniel Passerini-Javier Pretto.
Además de los opositores, los dichos de Macri no pasaron inadvertidos para el cordobesismo. El expresidente dejó claro algunas cuestiones: hace tiempo no habla con Juan Schiaretti, pero lo respeta. Dijo que le gustaría hablar con el exgobernador.
Evitó hablar del gobernador Martín Llaryora, aunque le pegó donde más le duele: dijo que el modelo cordobés no es un ejemplo, porque en la provincia los impuestos son “muy altos”. Más alimento para las críticas de la oposición local.
Esta postura alimentó una versión: el expresidente no tiene el mismo concepto de Schiaretti que de Llaryora. Luego de una reunión que mantuvieron en 2022, en privado, Macri habría deslizado algunos conceptos despectivos para el ahora gobernador.
Macri, que fue el socio electoral más fuerte de Milei, apuntó críticas contra la gestión libertaria, que Llaryora y Schiaretti hoy no pueden expresar.
El gobernador está negociando con la Nación, a través del ministro de Economía, Luis Caputo, cuestiones vitales para su gestión: garantía para créditos destinados a obras, endeudamiento para pagar deuda y la deuda nacional con la Caja de Jubilaciones.
Llaryora y Schiaretti no confrontarán con los libertarios hasta acordar estos temas con Caputo. Para el cordobesismo, luego vendrá el tiempo de criticar y, tal vez, de coincidir con Macri.
En privado, dicen que Schiaretti piensa casi lo mismo que Macri sobre Milei. Por eso, tal vez, el expresidente dejó una puerta abierta para dialogar con el exgobernador.