La desocupación juvenil sigue siendo uno de los problemas estructurales del mercado laboral argentino. En el primer trimestre de 2025, la tasa general de desempleo alcanzó el 7,9% de la población económicamente activa de los principales centros urbanos del país. Sin embargo, más de la mitad de ese porcentaje (4,1 puntos) corresponde a personas de hasta 29 años.
Los últimos datos del mercado de trabajo del Indec muestran que el 51,8% de quienes buscaron activamente empleo entre enero y marzo y no lo consiguieron eran jóvenes, a pesar de que ese grupo sólo representa el 22% del total de ocupados. Es decir, hay una sobrerrepresentación juvenil en el desempleo urbano: de cada 100 personas desocupadas, 26 son varones menores de 29 años y otras 26 son mujeres de la misma edad.
Además, se observó un incremento en la participación de jóvenes en la tasa de desocupación general. Entre los varones, subió de 1,9% a 2,1% en el primer trimestre del año; entre las mujeres, de 1,8% a 2%. Se trata de los valores más altos entre todos los grupos etarios.
Esta combinación de baja participación y alta desocupación confirma que las barreras de entrada al mundo laboral para los jóvenes siguen vigentes, y se agravan. Los datos del Indec indican que los menores de 30 años no superan el 22% del total de ocupados (12,5% varones y 9,2% mujeres), sin mejoras en el último año. Su participación permanece estancada.
Precariedad
Por otra parte, quienes logran insertarse en el mercado laboral muchas veces lo hacen en condiciones precarias. Un informe del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), con datos del último trimestre de 2024, señala que el 45,1% de los jóvenes ocupados son asalariados informales, casi el doble que entre los adultos (22,2%). Si se suman los cuentapropistas no profesionales, el porcentaje de jóvenes en la informalidad asciende al 62,4%, frente al 40,4% en los adultos de entre 30 y 64 años.
Según Idesa, estos datos muestran una doble exclusión: del empleo formal y de condiciones laborales estables, lo que limita las oportunidades de desarrollo económico y personal a largo plazo.
El estudio también incluye una comparación internacional basada en el rango etario de 15 a 24 años, definido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como “juventud”. Según esa metodología, la tasa de desempleo juvenil en Argentina fue del 19,4% en el tercer trimestre de 2024.
Ese valor se ubica por encima del promedio global del 13% (2023) y del promedio regional de América Latina y el Caribe (13,6%), de acuerdo con el informe “Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2024” de la OIT.

La organización reconoce que, a nivel mundial, el desempleo juvenil supera al de los adultos y que la brecha ha venido ampliándose.
Entre las causas figuran la falta de experiencia, la mayor vulnerabilidad en contextos de crisis y la demora en aceptar empleos que no se ajustan a las expectativas. También influyen la inexperiencia en la búsqueda laboral y la concentración en sectores de baja productividad.
No obstante, Idesa sostiene que esos factores no alcanzan para explicar por qué en Argentina la distancia entre el desempleo juvenil y el adulto es mayor que en el resto del mundo.