En la entrevista radial que brindó este 9 de julio, el presidente Javier Milei dejó claro que no está dispuesto a ceder ante el Congreso si se aprueban leyes que, según él, rompen el equilibrio fiscal. El mandatario aseguró que, si se rechaza su eventual veto al llamado “paquetazo económico” impulsado por la oposición (con fuerte apopo de los gobernadores), llevará el tema a la Justicia.
“Yo eso lo voy a judicializar”, anticipó sin rodeos, convencido de que cuenta con argumentos legales para frenar lo que considera una embestida populista.
El paquete en cuestión (que incluye propuestas para aumentar el gasto en jubilaciones, educación, discapacidad y otras áreas sensibles) avanza con el respaldo de gobernadores y bloques legislativos de distinto signo político.
Milei, contra los gobernadores
Para Milei, estas iniciativas tienen como único fin “romper todo” y debilitar a su gobierno en la antesala de las elecciones. No lo ve como una expresión de demandas sociales, sino como una estrategia deliberada para forzar un nuevo ciclo de inestabilidad.
Ante ese escenario, el jefe de Estado planteó tres posibles caminos. El primero es que el Senado no apruebe las leyes. En ese punto, deslizó que la vicepresidenta Victoria Villarruel tiene la responsabilidad de “defender los porotos como corresponde”.
Si eso no ocurre, anticipó que vetará el paquete. Y si el Congreso insiste y le rechaza el veto, judicializará la cuestión.
“La política del equilibrio fiscal es permanente. Jodan todos los que quieran. Los espero el 11 de diciembre, y se acabó”, dijo, en una de sus frases más filosas. Para Milei, cualquier alteración fiscal que logre imponerse será reversible tras las elecciones, cuando —según su previsión— obtendrá un nuevo respaldo popular y retomará el control del Congreso.
Un paquete que “viola la ley”
El argumento legal del Presidente gira en torno a la Ley de Administración Financiera. Según explicó, las leyes que implican aumentos de gasto deben identificar de dónde se sacarán los recursos para financiarlas: un nuevo impuesto o un recorte equivalente en otra partida. Como esto no sucede, afirma que los proyectos opositores “violan la restricción financiera”.
“Difícilmente, si esto llegara a la Justicia, los jueces fallarían a favor de semejante dislate populista”, aseguró, confiado en que el Poder Judicial se alineará con su visión.
Pero no descartó un escenario aún más adverso: que el Senado apruebe el paquete, que su veto sea rechazado, y que la Justicia, inusitadamente, falle en contra del Ejecutivo. Aun así, minimizó el posible daño.
“¿Qué pasa? Nada”, sentenció. Para Milei, el efecto sería transitorio. Se incrementaría el riesgo país, podría subir el dólar y desacelerarse la baja de la inflación, pero nada irreversible.
“Cuando los aplastemos en las elecciones, yo vuelvo a poner las cuentas fiscales en orden”, reiteró.
Un “plan platita” involuntario
En uno de sus pasajes más provocadores, el Presidente dijo que, incluso si la oposición logra forzar el aumento del gasto, el efecto económico podría volverse políticamente favorable para su gobierno. “Lo que vas a tener es un shock de demanda… un efecto plan platita. Entonces voy a ganar por más votos”, ironizó.
Su razonamiento es pragmático: si el Congreso aprueba el gasto extra y eso genera un leve repunte del consumo en la previa electoral, ese rebote terminaría beneficiando a su espacio. Y llegado el 11 de diciembre, prometió, desarmará todas las medidas aprobadas a contramano de su programa económico.
“Si querían hacer una maldad, ya es muy tarde y no tienen forma de generar daño”, insistió. Según el mandatario, la solidez de la macroeconomía es tal que incluso el peor de los escenarios no comprometería el rumbo general. “La macro está tan sólida y tienen tan poco tiempo, que no van a poder hacer daño”, repitió como mantra.
Un mensaje para los “acuerdistas”
Milei no solo rechazó de plano las leyes opositoras, sino también las voces que le sugieren acordar. “Dale, presidente, deles algo a los gobernadores, no sea tan tacaño”, le planteó Majul, reflejando una postura moderada dentro del propio oficialismo. La respuesta fue tajante.
“No hay más piquetes. La ley y el orden se cumplen”, replicó Milei, desligando cualquier posible caos en las calles de su intransigencia fiscal. Para él, ceder ante los gobernadores implicaría volver al modelo del “partido del Estado”, al que considera una asociación transversal de intereses políticos que solo busca mantener privilegios.
En ese punto, volvió a criticar a los mandatarios provinciales por subir impuestos mientras la Nación los baja, y por intentar apropiarse de recursos sin ajustarse al marco legal. “No les importa si los argentinos están mejor o peor. Les importa el poder y la caja”, denunció.