El presidente Javier Milei endureció hoy su discurso contra los gobernadores, a quienes acusó de intentar “romper todo” para frenar el avance de su modelo económico. A lo largo de más de una hora de diálogo, el mandatario cargó contra lo que denominó “el partido del Estado”, rechazó los pedidos de coparticipación adicional y defendió su política de ajuste como “una epopeya histórica”.
“Quieren destruir al gobierno nacional porque, en el fondo, lo que prueba lo que nosotros estamos haciendo es que lo que se hizo en la economía argentina en los últimos 100 años está mal”, afirmó.
Milei habló en una extensa entrevista con Luis Majul, en Radio El Observador en un contexto simbólico: el Día de la Independencia. Un año atrás, Milei había logrado una foto potente junto a gran parte de los gobernadores en la Casa Histórica de Tucumán. Esta vez, la postal fue muy distinta.
El presidente no viajó a Tucumán, por razones climáticas según explicó, y el acto oficial se desdibujó. Solo tres mandatarios provinciales participaron, y el faltazo generalizado fue interpretado como un gesto de distancia política.
Consultado sobre esa imagen diluida, Milei minimizó la ausencia de apoyo territorial. “La lectura política que hagan me tiene absolutamente sin cuidado. Es un año electoral y cada uno juega su propio partido. Quieren estar, bien; no quieren, que expliquen por qué no quieren participar de una fecha patria con un gobierno que el mundo reconoce como exitoso”, afirmó, con tono desafiante.
Más adelante, profundizó la crítica. Dijo que los gobernadores están alineados con sectores que quieren frenar las reformas y volver al “modelo del fracaso”.
“Lo que prueba lo que nosotros estamos haciendo es que lo que se hizo en la economía argentina en los últimos 100 años está mal. Lo que generaron fue un negocio enorme para el partido del Estado. A ellos no les importa si los argentinos están mejor o peor. Les importa su poder y su caja”, denunció.
Uno de los principales ejes del conflicto entre la Nación y las provincias es la distribución de recursos. Milei rechazó enfáticamente los reclamos de los gobernadores, que piden coparticipación del impuesto a los combustibles y el reparto de Aportes del Tesoro Nacional (ATN).
“Eso es falso. La recaudación a las provincias viene creciendo entre un 7 y un 8% real. Partieron de una situación de equilibrio. No es que les falten recursos. Están recibiendo más”, aseguró el mandatario.
Además, cuestionó que mientras el Gobierno nacional hace esfuerzos para bajar impuestos, los gobernadores los aumentan, como en el caso de Ingresos Brutos.
“Nosotros bajamos impuestos, ellos los suben. Se apropian del esfuerzo de la Nación. Hay una intención clara de romper todo para que a este Gobierno le vaya mal”, denunció Milei, reforzando la idea de una guerra de desgaste institucional.
El presidente fue incluso más allá al hablar del futuro inmediato en el Congreso. Aseguró que los mandatarios provinciales buscarán forzar leyes que desfinancien al Estado nacional para complicar su gestión.
“La intención de ellos es justamente romper todo, porque si La Libertad Avanza se convierte en La Libertad Arrasa, ellos se tienen que jubilar. No les importa el pueblo, están dispuestos a hacer sufrir a los argentinos con tal de mantenerse”, disparó, aludiendo a una supuesta resistencia a los cambios estructurales que propone su administración.
Sistema clientelar
En el núcleo de su visión política, Milei identifica a los gobernadores como parte de un sistema clientelar que busca defender privilegios. “Son todos partidos del Estado, más allá del color político. Este modelo deja en evidencia que ellos son parte del problema. No son la solución”, resumió.
Según el Presidente, la batalla que libra su gestión es cultural, institucional y estructural, y tiene como adversarios a quienes defienden el statu quo.
Majul lo interpeló sobre si no era conveniente hacer algunas concesiones para facilitar la gobernabilidad. “Dale presidente, dele algo a los gobernadores, no sea tan tacaño”, planteó el periodista, poniendo en palabras el reclamo de sectores que promueven el acuerdo político.
Milei, lejos de ceder, reafirmó su postura. “Si el problema es la violencia en las calles, yo les recuerdo que cuando asumimos había 8.000 piquetes por año. Ahora no hay más. La ley y el orden se cumplen”, respondió, como si eso fuera suficiente para garantizar la estabilidad del proceso.
También rechazó la idea de que las iniciativas legislativas impulsadas por la oposición sean inocuas desde el punto de vista fiscal. Advirtió que las leyes sobre jubilaciones, universidades y discapacidad -impulsadas con respaldo de los gobernadores- significarían una carga de entre dos y dos puntos y medio del PBI.
“Todo ese paquetazo es un disparate. Lo que quieren es destruir”, insistió.
Frente a las advertencias de Majul sobre la pérdida de aliados legislativos y la imposibilidad de sostener los vetos presidenciales, Milei aseguró que el modelo tiene margen para resistir. Incluso en un escenario en el que “todo salga mal”, el presidente confía en que el impacto será mínimo.
“La macro está tan sólida y tienen tan poco tiempo, que no van a poder hacer daño. Y si lo hacen, el 11 de diciembre lo revierto”, lanzó, proyectando una eventual victoria oficialista en las elecciones de medio término.
En esa lógica, Milei proyecta un futuro optimista para su modelo y para sí mismo. Ratificó que su objetivo es lograr el “mejor gobierno de la historia” y deslizó, sin vueltas, que piensa en una reelección.
“Si mantenemos este ritmo de crecimiento del 6 al 8% hasta 2031, podríamos bajar los impuestos un punto y medio por año. Eso significa devolverle a los argentinos 500 mil millones de dólares”, sostuvo, ya en modo electoral.
La confrontación con los gobernadores, lejos de apaciguarse, se convirtió en uno de los pilares discursivos del Presidente. Los presenta como enemigos del cambio, como responsables del deterioro estructural del país y como una amenaza para su programa de reformas.