Desde el centro de la escena nacional, Javier Milei impone todas las condiciones. El Presidente atraviesa su mejor momento desde que tomó el gobierno. Once meses después, y al margen de la valoración que cada uno haga de la gestión libertaria, el outsider que irrumpió y trastrocó la política no para de acumular poder.
Los vaticinios iniciales de que su gobierno naufragaría rápido se incumplieron. La minoría parlamentaria fue suplida por una cuota gigantesca de aguante social que apostó y banca un volantazo furioso.
El rechazo a volver al pasado es todavía hoy, y en medio aún de los coletazos del brutal ajuste, el combustible de esa paciencia mayoritaria. El punto cúlmine del hartazgo fue el fracaso absoluto de la gestión de Alberto Fernández. El peronismo no kirchnerista hundió al kirchnerismo.
Adelantarse a lo que vendrá carece de sentido. Es el presente el que le sonríe a Milei. Un presente que para el jefe del Estado tiene el mérito de haberlo construido a contramano de los pronósticos de una porción importante de analistas y economistas clásicos.
Milei tiene razones para que la foto de los primeros días de noviembre ocupe un lugar destacado en su escritorio presidencial. La confirmación de la inflación a la baja, la calma cambiaria y el control sobre el Congreso aun en amplia desventaja maridan a la perfección con su acertada apuesta internacional por Donald Trump. El intento de resurgimiento obligado de Cristina Kirchner y la flamante ratificación de la condena por corrupción son la crema chantilly. Buen provecho.
Esa posición dominante, anclada especialmente en resultados macroeconómicos que todavía no se trasladan en una mejora para la mayoría, es la llave para controlar el sistema todo, incluida, claro, la dimensión política.
Ese aspecto se exhibe en todas las direcciones: en el plano nacional; en el internacional –más aún luego de la contundente victoria de Trump en Estados Unidos–, y también en el plano doméstico provincial. Sin proponérselo –porque el foco del Presidente está en la economía, y más puntualmente en la macro–, la figura de Milei orbita entre los principales actores locales. Martín Llaryora, Luis Juez, Rodrigo de Loredo, los propios libertarios y el kirchnerismo actúan en función de los movimientos del Presidente.
Juego local
El caso del gobernador es especial. Sus movimientos están condicionados por la responsabilidad del cargo que ejerce.
Llaryora avizora un triunfo libertario para 2025. Dice que los resultados de la siembra de este buen momento de Milei serán cosechados por La Libertad Avanza el año que viene. Sin embargo, advierte que para 2027 las demandas serán otras. Y entre las prioridades para cuando la inflación ya no sea una preocupación diaria pone en primer lugar el empleo. En ese punto radica la principal crítica y diferencia del Panal con la Casa Rosada libertaria: el mercado no resolverá todo, y menos sin un plan que potencie a la industria, madre del empleo.
Llaryora encara el tramo final del año en un marco de creciente conflicto salarial con los estatales y sin perspectivas ciertas de lograr un acuerdo con la Nación por el corte total del flujo para la Caja de Jubilaciones, principal preocupación financiera de la Provincia. Hay un reclamo que cada vez hará más público el gobernador: la inacción de la Justicia, especialmente de la Corte Suprema. Llaryora entiende que el máximo tribunal de la Nación hace la plancha con el caso Córdoba-Caja. Y que también debiera intervenir en la discusión sobre el uso deliberado de los DNU por parte del Presidente.
En la oposición provincial, Milei es aún más determinante. Juez y De Loredo parecen competir por quién tiene mayor cercanía con el libertario. El senador logró un vínculo directo con el Presidente y corre con la ventaja, sobre el radical, de no tener necesidad de candidatearse el año que viene. La apuesta es 2027.
El equipo de De Loredo cree estar cerrando una semana positiva en el intento de que se lo considere parte de los aliados y algo más del Gobierno. La influyente cuenta ultralibertaria @ElTrumpista, en X, le dedicó una animación con IA y el rótulo de “tipazo, radical libertario”. ¿Habrá sido una publicación casual o un guiño hacia el radical de parte de Santiago Caputo, el mandamás de la comunicación oficial?
Al jefe del bloque de la UCR en Diputados no le cayeron bien las declaraciones que hizo Juez en La Voz. “A De Loredo lo pasé hace 8 kilómetros” en la carrera hacia la Gobernación, dijo el senador la semana pasada.
El acercamiento de De Loredo a los mileístas es visto como una amenaza por los juecistas. Aunque los propios radicales descreen que Milei abra las listas a la UCR, un eventual buen desempeño del diputado lo potenciaría para la disputa con Juez de 2027.
El juego está abierto, con Milei en el centro de la escena. Hoy, todo depende del Presidente.
