Es difícil, a veces, determinar con exactitud el punto de quiebre. El momento exacto en que algo cambia, comienza a hacerlo o da señales en ese sentido. No siempre es nítido. Algo de eso está pasando con el actual momento político de Javier Milei. El Presidente cerró un 2024 vertiginoso y en ascenso en la consideración pública. Sobre la finalización del año pasado, había más gente dispuesta a respaldarlo respecto del núcleo duro que lo hizo en las Paso y en la primera vuelta, antes del balotaje. En su primer cuarto de gobierno, Milei hizo efectiva su máxima promesa de estabilizar la economía tras el desastre de Alberto Fernández y los desajustes previos al último kirchnerismo. La baja de la inflación es insoslayable. Ni los K desafían ese logro.
Lo poco, pero frenético, que lleva transcurrido 2025, en cambio, muestra otro panorama. Desde aquel controvertido y violento discurso en Davos con el que atacó a las minorías sexuales, se repiten episodios que horadan, en parte, lo construido. La sucesión es causal. El nombramiento en comisión de dos jueces de la Corte Suprema de Justicia, ignorando el requerimiento explícito del acuerdo del Senado que establece la Constitución, no hubiera sido ejecutado con este apuro si la estafa internacional cometida por la cripto $Libra no lo tuviera al Presidente como su principal difusor. Las explicaciones oficiales han sido mínimas hasta el momento.
La Justicia –en especial la norteamericana, que con seguridad será más ágil que la argentina– deberá echar luz sobre el nivel de responsabilidad de Milei. También sobre el de su hermana Karina, que acaba de ser denunciada en el país por presunto cohecho y tráfico de influencias. Las versiones sobre el cobro de peaje para reunirse con el jefe del Estado no son nuevas, pero recrudecieron luego de $Libra. Al margen de lo que suceda en el plano doméstico, la repercusión internacional del tema ya es un lastre en la mochila de quien se jacta de ser todo lo contrario a un “fenómeno barrial”.

Esos errores autoinfligidos empiezan a tener consecuencias también hacia dentro del Gobierno. La exposición negativa de Santiago Caputo en la agenda pública de las últimas semanas es un problema para la administración libertaria. Ese desgaste del poderoso y vidrioso asesor presidencial también es un costo asociado que subsidia Milei con pérdida de imagen, descreimiento o duda de sus votantes. El Caputo “brillante”, que es sostén vital del Presidente, descendió al patoterismo legislativo. El asesor tiene la suerte de que su contrincante no es el más hábil en la pelea cuerpo a cuerpo. Facundo Manes denunció una agresión física que no fue tal. Le alcanzaba con acusar una amenaza, que es lo que sucedió. Dejó pasar la oportunidad de exponer al asesor sin grises.
Equilibrios locales
En Córdoba, el momento de Milei, que Cristina Kirchner comparó –y desea en lo más íntimo que así sea– como el de un reloj de arena dado vuelta, también es observado por la cúpula del poder provincial.
En el Panal no son tajantes, pero creen que Milei ingresó en un proceso fluctuante. “No hace falta hacer nada. Solito se está haciendo daño”, comentan cerca de Martín Llaryora, quien le ha dicho a su círculo íntimo que no habrá cambios en la estrategia de relacionamiento con la Casa Rosada. “Ni aliados ni enemigos. Convivencia institucional, como hasta ahora”, reafirman en el Centro Cívico. Esa receta no se modificará hasta que los números que devuelven los sondeos que encarga la Provincia muestren un claro cambio en la tendencia de apoyo hacia la gestión nacional. Por el momento, no se registra un “crac” en la adhesión. Sí, una merma respecto de diciembre y de enero, pero el sismógrafo no se alteró.
Eso explica la posición intermedia que mostró Llaryora con su presencia en la Asamblea Legislativa. No hubo desaire a la invitación presidencial, ni la habrá. Pero, en paralelo, comenzarán a surgir presiones a través de proyectos que podrían ser incómodos para el Gobierno si, finalmente, entran en debate en el Congreso.
Uno de ellos fue presentado este miércoles por el diputado Juan Brügge. La iniciativa plantea un cambio en la distribución del Impuesto a los Combustibles. Nación eliminó casi todos los fideicomisos a los que nutría el tributo que suma pesos cada vez que se despachan nafta y gasoil en los surtidores. El negocio es redondo para Milei y el ministro Luis Caputo en la contabilidad que alimenta el superávit, pero ruinoso para las provincias y los municipios: Nación se quedó con lo recaudado y en paralelo transfirió las responsabilidades a los gobiernos locales, que son los que ponen la cara ante los contribuyentes.
La reparación y el mantenimiento de las abandonadas rutas nacionales, el fondeo para nuevas obras de cloacas y redes de agua potable, al igual que el recorte total de subsidios al transporte del interior están atados a ese tributo. Milei desarticuló ese esquema por completo, pero se quedó con la plata. Brügge –y también Llaryora, que lo auspicia– propone que parte de casi un tercio de lo recaudado por ese impuesto financie los compromisos incumplidos de la Nación con las cajas previsionales provinciales.
El equilibrio del Panal hacia Milei también se mide en gestos entre los peronistas apuntados por la Casa Rosada. Como contó La Voz, hubo contactos desde el Centro Cívico con Axel Kicillof tras la destemplada amenaza de Milei de intervenir la provincia de Buenos Aires por la ola de hechos de violencia y muertes. Vale recordar que esa ofensiva fue lanzada desde la Rosada en el momento exacto en que Milei y el escándalo cripto llegó a The New York Times. El apoyo a Kicillof existió; sin embargo, no habrá reconocimiento público de esa comunicación con el bonaerense.

Los opositores provinciales y aliados nacionales a Milei también orejean el estado de cosas. Prima la cautela. Luis Juez calificó de “enfocado”, “claro” y “preciso” el discurso en el Congreso. Y al día después, en otra declaración, recordó que, como no pide “nada a cambio” de su apoyo a Milei, no le reclamen que su “acompañamiento sea incondicional”, en referencia al caso Lijo.
Rodrigo de Loredo es otro que especula con la evolución o involución de la administración libertaria. Parte de su futuro político se jugará en octubre, cuando se renueven las bancas por Córdoba en Diputados. La forma en la que Milei llegue a esos comicios marcará su suerte.

En Casa Rosada apuestan a un puente de oxígeno para pasar el momento de inestabilidad. El acuerdo con el FMI es clave. El alineamiento con Estados Unidos es el hilo conductor y explica la posición de Milei. El Fondo maneja la única canilla de donde pueden drenar los dólares que extiendan el plan de tipo de cambio contenido que sujeta a la inflación. Trump puede ser la mano que detenga el reloj de arena que agita Cristina.