Javier Milei tuvo, hasta hace tres meses, un respaldo granítico en Córdoba. Esa realidad parece haber cambiado. No hace falta consultar encuestas –cada vez más puestas en duda– para constatar esta realidad palpable. Basta con observar el comportamiento del oficialismo provincial. Juan Schiaretti decidió lanzarse como candidato porque está convencido de que no será arrasado en las urnas, como muchos pronosticaban allá por mayo o junio.
Hoy, el escenario cordobés es distinto. Como si se hubiese roto un hechizo, ahora todos parecen animarse a desafiar al Presidente. El gobernador Martín Llaryora impulsa un nuevo espacio político con otros cinco gobernadores que se le plantaron a la Casa Rosada. Los dardos de Milei ya no tienen la letalidad política de otros tiempos.
Llaryora lo sabe bien. En febrero del año pasado, tras la caída de la llamada ley ómnibus, Milei lo tildó de “gastador serial”, desde Israel. El gobernador eligió no devolverle el golpe. Con el correr de las semanas, se supo por qué: ese mes, su imagen positiva se desplomó 10 puntos por el misil verbal del Presidente.
Pero ese tiempo es pasado. Y quizá ese sea el motor principal de la incipiente rebelión de los llamados gobernadores “dialoguistas”, que empujan proyectos desafiantes para las arcas nacionales, como una nueva distribución de los aportes del Tesoro nacional (ATN) y del Impuesto a los Combustibles.
A eso se suma el rechazo a los vetos presidenciales a leyes sensibles, como la de discapacidad, la de recursos para universidades y la de emergencia pediátrica, con el hospital Garrahan como emblema.
En este clima de tensión creciente, Milei volvió a Córdoba en plan de campaña y apuntó contra Schiaretti, quien encabeza la lista local de Provincias Unidas.
Según el Presidente, las propuestas impositivas del exgobernador implican “elevar el déficit fiscal en siete puntos. ¿Con qué lo vamos a financiar? Las propuestas de Schiaretti significarían llevar el IVA al 42%”, lanzó, tajante, desde el escenario de la Bolsa de Comercio. En primera fila lo escuchó el ministro de Gobierno provincial, Manuel Calvo.
La respuesta no tardó en llegar. Schiaretti, a través de un extenso mensaje en redes sociales, defendió sus propuestas de alivio fiscal y acusó al Presidente de “mentir descaradamente”.
El cruce encendió los motores de la campaña cordobesa. Para los libertarios, Milei decidió polarizar con Schiaretti y están convencidos de que el Presidente se impondrá en esa pulseada.
En el otro rincón del ring, los schiarettistas también ven una oportunidad. “Nos conviene que Milei suba al ring al ‘Gringo’, que es mucho más sólido que él. No será gratis pelearse con Schiaretti, que tiene casi 70% de imagen positiva en Córdoba”, deslizó un dirigente del entorno del exgobernador.
Lecturas opuestas para un mismo campo de batalla electoral. Milei y Schiaretti comparten un segmento del electorado cordobés. Y será el próximo 26 de octubre cuando las urnas revelen quién se impuso en esta contienda.
Por su parte, Gonzalo Roca, primer candidato libertario, y Gabriel Bornoroni, jefe de campaña en Córdoba, se mostraron exultantes. Consideran que La Libertad Avanza logró su primera demostración de fuerza en la provincia, tras dos semanas de campaña libertaria de baja intensidad.
Hay otro dato que los entusiasma: Milei prometió visitar Córdoba en cuatro ocasiones antes de los comicios.
Clima de campaña puro. Todos se sienten ganadores. En el Centro Cívico, los funcionarios sostienen que Schiaretti es “el mejor candidato posible” y que su campaña será respaldada por “hechos”, en alusión a los anuncios de gestión que diariamente realiza el gobernador Llaryora.
La gran incógnita es qué decidirán los cordobeses. ¿Revalidarán su apoyo al discurso antipolítica de Milei o apostarán por “lo conocido”, representado por el oficialismo provincial? Una vez más, la verdad estará con el resultado, en la noche del 26 de octubre.
El aliado dolido
El presidente Javier Milei se reencontró con Luis Juez en el acto aniversario de la Bolsa de Comercio. Fue el primer acercamiento luego del escándalo por los aberrantes dichos del influencer libertario Daniel Parisini -“el Gordo Dan”- contra el senador cordobés, quien se opuso al veto presidencial a la Ley de Discapacidad.

Hubo un saludo distante al momento del ingreso, pero al finalizar el acto, Milei se acercó y le brindó al senador un abrazo afectuoso. “La semana que viene nos vemos”, le habría dicho el Presidente, según un testigo del encuentro.
Pero Juez no oculta su decepción. Esperaba otra actitud del mandatario, a quien considera más un “amigo” que un aliado político, según admitió en distintas oportunidades.
Aunque el Frente Cívico seguirá dentro de la alianza con La Libertad Avanza en Córdoba, sus últimas declaraciones sugieren que su respaldo no evitará críticas.
“Muchos periodistas hacen patrullaje sobre mi relación con el Presidente. A él siempre le dije lo que pensaba y le adelanté casi todo lo que sucedió. Por mi experiencia, yo sólo puedo decirle lo que creo que puede pasar, pero él es el Presidente y decide. No soy un felpudo: digo lo que creo y siento. Siempre fui así”, repite Juez en público y en privado.
No obstante, este jueves, en una entrevista con el canal La Nación+, Juez dijo una frase que pareció una advertencia en su vínculo político con Milei. “Yo creo que tengo una amistad con el Presidente; quiero ayudarlo; quiero contribuir. Pero es como el tipo que se está ahogando: si no se deja sacar del agua, te terminás ahogando con él”.
Juez mantendrá su apoyo a los candidatos libertarios en Córdoba, aunque sin evitar algunas críticas. Después de octubre, tal vez llegue el momento de recalibrar su relación con el gobierno libertario.