La provincia de Córdoba volvió a ser determinante en una elección nacional, aunque esta vez, a diferencia de 2015 y 2019, le dio la espalda a Juntos por el Cambio: Javier Milei se impuso en el tramo presidencial con 770 mil votos, 105 mil más que los obtenidos por el gobernador Juan Schiaretti, quien cosechó 665 mil y quedó segundo en la provincia que gobernó tres veces.
En cambio, Juntos por el Cambio sumó apenas un puñado de votos (562) y quedó tercero, con 519 mil votos, lo que implica una sangría de diputados nacionales: hasta diciembre tendrá 12; luego apenas ocho, si es que la coalición no decreta su fin en los próximos días.
En cambio, Sergio Massa logró una remontada fenomenal y duplicó su caudal respecto de las Paso: llegó a los 308 mil votos, 130 mil más que en las Paso, y se acercó a los 14 puntos, el porcentaje que se había puesto como objetivo el comando nacional de Unión por la Patria, convirtiéndose la de ayer en una de las mejores elecciones que tuvo el peronismo nacional en esta provincia, refractaria al kirchnerismo.
El nuevo bloque Córdoba
La paridad entre Schiaretti y Milei en Córdoba provocó un cambio radical en la representación de esta provincia en la Cámara de Diputados: el peronismo cordobés logró tres bancas (ponía en juego una) y elevó a cinco los escaños que tendrá desde diciembre, un minibloque determinante en el próximo Congreso Nacional.
La Libertad Avanza debutará con tres escaños por Córdoba, aunque hay dudas ciertas respecto de cómo serán las lealtades. Entre sus representantes electos están Cecilia Ibañez, titular del MID en Córdoba, con sólidos
e históricos vínculos con el peronismo cordobés, más allá de su eventual alianza con Javier Milei; y el empresario Gabriel Bornoroni, un recién llegado a la política y cuya permanencia en el espacio es una incógnita (ver página 22).
Juntos por el Cambio, el gran derrotado de este domingo, apenas retuvo dos de las seis bancas que arriesgó. Desde diciembre, la coalición tendría ocho escaños cordobeses, pero la crisis es tal que no está claro si ese acuerdo perdurará.
Por separado, la radicalismo (también fragmentado) tendrá cuatro escaños y el PRO, otros cuatro.
Pese al crecimiento de Massa respecto de las Paso, el peronismo nacional retrocedió en el tablero del Congreso: ponía en juego dos bancas por Córdoba y retuvo una, por lo que tendrá dos escaños por Córdoba.
Así, en el nuevo hemiciclo cordobés el bloque del peronismo que responderá a Martín Llaryora será el mayoritario, con cinco bancas.
La negociación que viene
Con 7 puntos nacionales bajo el brazo, Schiaretti dio dos tenues señales a los candidatos que disputarán la final el próximo 19 de noviembre, cuando se realizará el balotaje: primero, y en un encendido homenaje a Sonia Torres, dijo que “la lucha por memoria, verdad y justicia es un patrimonio de todo el pueblo”, un concepto que está en las antípodas de Milei y su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, quienes reclaman “memoria completa”, un eufemismo para sostener la “teoría de los dos demonios”.
Luego, Schiaretti dejó en claro que la línea de negociación será la de la “agenda federal”. “A partir de nuestra irrupción, el federalismo quedó en el centro de la escena”, dijo Schiaretti antes de recordar los ejes de su campaña: un reparto equitativo subsidios al transporte y las tarifas de servicios públicos, la construcción del corredor bioceánico y el gasoducto al noreste, entre los puntos que mencionó como parte de una hipotética negociación.
“¡Basta de la Argentina unitaria!”, encendió Schiaretti a su tropa concentrada en el Quórum (ver página 11). El nombre del hotel parece premonitorio frente al Congreso que viene: ”Nadie va a tener una mayoría nítida en el Congreso, y ahí estaremos planteando la agenda federal de defensa al interior”, dijo el gobernador saliente.
El peronismo, con Massa
En el schiarettismo señalaban anoche que la letra chica de un eventual acuerdo para inclinar la balanza en el balotaje correrá por cuenta de Martín Llaryora, el gobernador que deberá lidiar con el próximo presidente, con Massa o con Milei.
El trazo fino respecto del rol del peronismo cordobés en noviembre será uno de los ítems en la negociación que tendrán los dos gobernadores en el mano a mano durante el viaje que iniciarán el próximo jueves hacia Emiratos Árabes.
Sin embargo, está claro que buena parte de la dirigencia del peronismo cordobés tenía anoche decidido salir a militar para Sergio Massa. Será una presión para Llaryora, de históricos lazos con el ministro de Economía y candidato a presidente de Unión por la Patria, pero también un competidor interno en el poscristinismo.
Algo de esto anticipó anoche Martín Gill, intendente de Villa María y eje articulador de un importante número de jefes comunales cordobeses: “Nos cuesta creer que la Argentina deje de ver a la educación como un derecho que ha sido un distintivo histórico; nos cuesta creer que la Argentina pueda valorar y aceptar propuestas como vender un órgano, como vender un niño; nos cuesta creer que Argentina renuncie a las políticas económicas, que es librar a su suerte al aparato productivo que es el generador de trabajo; a nosotros nos cuesta creer esa Argentina”.
Juntos por el Cambio: ¿el fin?
La gran duda que sobrevuela desde anoche en Juntos por el Cambio –tanto en Córdoba como en todo el país– es su continuidad tras la derrota inobjetable y la fuga de una porción de sus votantes hacia Javier Milei.
Hay una contradicción fáctica: aunque desde diciembre habrá 10 gobernadores entre radicales y del PRO o filo PRO, la coalición sufrió una derrota que la dejó en zona de desintegración.
“Dependerá de qué ofrecen Massa o Milei al electorado de Juntos por el Cambio; son ellos quienes deben mover las piezas”, decía anoche un devastado diputado nacional del PRO que imaginaba una liguilla de gobernadores opositores como una herramienta para contener a la oposición.
En sus discursos, Milei y Massa enviaron las primeras señales hacia ese electorado: el libertario, para desterrar al kirchnerismo; el peronista, para defender la salud y la educación pública.
En los restos de la coalición, la confusión anoche era total. El desmarque fue tal que en el búnker cordobés no aparecieron los principales referentes de la coalición, Luis Juez y Rodrigo de Loredo.
