Javier Milei rayó la copa de cristal y es una incógnita cómo puede evolucionar la crisis, que puede tener consecuencias hoy impredecibles en la economía.
La copa de cristal simboliza en toda relación, incluso entre un gobierno y sus representados, la pureza y la confianza entre las partes. Un rayón o una rasgadura puede destruir ese vínculo.
La más grave crisis de la actual administración fue desatada por “el triángulo de hierro” que reúne a Milei, a su hermana Karina y a Santiago Caputo.
“Hoy, el triángulo está oxidado”, sostiene el politólogo Sergio Berensztein, quien ante este diario evaluó el posible impacto electoral del criptogate. “El núcleo duro de la primera vuelta presidencial, 30%, va a seguir sosteniendo su confianza en Milei; la incógnita es qué sucederá con el 26% que se sumó en la segunda vuelta”, apunta.
A este grupo, el analista lo dividió en tres: uno que está disgustado con el estilo de Milei pero apoya sus políticas; otro grupo respalda las acciones de seguridad y control de la calle (proviene de Patricia Bullrich), y el tercer núcleo está identificado con los postulados económicos del libertario.
Las investigaciones judiciales que detecten una eventual estafa del Presidente harían mella en esos adherentes.
Desde el entorno de Mauricio Macri apuntan contra “el Jefe”. “El problema –analizan– es Karina Milei”, dicen, repitiendo palabras que el expresidente habría expresado ante sus seguidores.
Karina es la más reacia a los acuerdos con la oposición dialoguista, además de ser partidaria de enfrentar al kirchnerismo sólo con sus seguidores.
En el macrismo consideran que el problema es más profundo. “Milei se rodea mal; carece de método para gestionar y no tiene equipo para llevar adelante un gobierno”, evalúan.
Un eventual triunfo de Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas del 26 de octubre dispararía numerosos interrogantes entre potenciales inversores.
¡Ay, los mercados!
Los mercados financieros y cambiarios no reaccionaron en forma negativa al escándalo de la criptomoneda.
Esos inversores quieren que Milei deje atrás rápidamente ese episodio, basados en su propia codicia.
Las ganancias por las operaciones con bonos argentinos y por el carry trade entre el peso y el dólar más que duplican las de otros mercados.
Los focus group de los bancos de inversión confirman esa tendencia. Lo que está en discusión es qué sucederá con quienes apuestan a la economía real.
“Este episodio puede afectar las decisiones de inversión anunciadas, pero todavía no concretadas; por caso, en petróleo y en minería”, advierte Virginia Giordano, economista del centro de estudios Idesa.
“Milei tiene a su favor la desaceleración de la inflación, la baja del gasto público y el equilibrio en la balanza de pagos”, agrega.
No obstante, reconoce que la mirada de inversores y de empresarios se centra en el acuerdo con el FMI, que se firmaría recién a fines de marzo.
Milei quería un anuncio por estas horas, para disimular el escándalo, que no escaló en el Congreso por el apoyo de gobernadores y de legisladores dialoguistas.
Giordano admite que la salida del cepo podría disparar una suba del dólar, al tiempo que remarca la necesidad de cambios en los regímenes laboral e impositivo, para dotar de competitividad a las empresas.
Un informe de Idesa señala que la verdadera discusión es sobre los “impuestos distorsivos” –al cheque y a los Ingresos Brutos, así como las retenciones–, que desde 2000 prácticamente triplicaron su peso en la mochila impositiva.
El desafío de Milei
La mayoría de la población es ajena al mundo de las criptomonedas, pero está atenta a ver qué sucede con la investigación al Presidente, y su impacto en la gobernabilidad.
Familias y empresas toman decisiones con base en las expectativas que puede generar el Gobierno y por el humor de los compradores.
La confianza del consumidor cayó 0,3% este mes, según la tradicional medición de la Universidad Torcuato Di Tella.
Un dato significativo: el campo vende menos granos de lo esperado, pese a la baja parcial de las retenciones. Los productores esperaban la eliminación total del tributo; de allí el descontento.
Es demasiado pronto para cualquier especulación electoral o “fin de ciclo”, como proclama el kirchnerismo.
El bolsillo seguirá siendo clave para la decisión de consumidores y de votantes.