Son distintas consultoras, pero con un resultado calcado: luego de 120 días de gestión y pese al fuerte ajuste con motosierra, el presidente Javier Milei sigue teniendo un apoyo del 65% de los cordobeses consultados. Esta fortaleza política del jefe del Estado obliga al gobernador Martín Llaryora y a los opositores Luis Juez y Rodrigo de Loredo a repensar sus estrategias políticas de cara al futuro inmediato.
Las encuestas que manejan en el Centro Cívico coinciden con las que el propio Presidente le mostró a Juez en el prologando almuerzo que compartieron en la Quinta de Olivos, a finales de marzo.
No es novedad que Milei no tiene poder territorial en Córdoba, aunque la visita días pasados de su hermana, la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, para respaldar al diputado Gabriel Bornoroni como referente provincial es un dato que no pasó inadvertido para el oficialismo y la oposición local: los libertarios apuestan a tener tropa propia en todos los distritos, y Córdoba no es la excepción.
Hace varias semanas que Juez se muestra cerca del Presidente, mientras que De Loredo hace equilibrio e intenta instalar una posición de “apoyo crítico”. En el caso del primero, la comprobación fue el almuerzo que compartieron en Olivos. Por ahora, se trata de coincidencias políticas para trabajar en el Senado, donde el cordobés es presidente del bloque del PRO
Llaryora, en tanto, también trata de mostrarse en sintonía con la Casa Rosada. Como ocurrió semanas atrás, cuando estuvo en Córdoba la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la canciller Diana Mondino fue invitada a pasar por el Centro Cívico el jueves pasado.
Y, como lo hizo Bullrich, también se sacó una foto con el gobernador.
No hay dudas de que el gobernador y los principales opositores provinciales se esfuerzan por mostrarse cerca del Presidente. El libertario no pierde imagen, pese a que sigue adelante con su dura política de ajuste.
Río Cuarto: aumenta la preocupación en el PJ provincial
Aunque puede haber novedades hasta la oficialización de las candidaturas, que se cumplirá el 8 de mayo, en el PJ ya descuentan que su dirigencia irá dividida para los comicios municipales de Río Cuarto, el 23 de junio. Esto genera preocupación en muchos dirigentes oficialistas, aunque el gobernador Martín Llaryora no parece preocupado y depositó toda la responsabilidad de la campaña en el intendente Juan Manuel Llamosas.
Cuando algún funcionario trata de llevar preocupación al principal despacho del Centro Cívico por la división del PJ, el gobernador saca encuestas que marcan una alta imagen del intendente Llamosas.
El llamosismo ya puso en cancha al funcionario municipal Guillermo de Rivas, mientras que la delasotista Adriana Nazario hace rato que recorre los barrios de la capital alterna, mostrándose más como una empresaria que como dirigente política.
Nazario integra el segundo grupo desde 2004, cuando asumió como ministra de Producción y Trabajo en la gestión de José Manuel de la Sota.
Luego fue diputada nacional Y pareja del entonces gobernador.
Hay encuestas para todos los gustos en Río Cuarto, pero la mayoría coincide en este escenario: un cabeza a cabeza entre los dos candidatos peronistas, pero con el radical Gonzalo Parodi cerca.
Los llaryoristas dicen que al gobernador no le preocupa, porque está convencido de que ganará uno de los dos peronistas. Y repiten que Llaryora tiene también una buena relación con Nazario.
De todas formas, no son pocos los peronistas que tienen el mal recuerdo de La Calera, donde la división del PJ le permitió ganar al vecinalista Fernando Rambaldi. En una elección en la cual el oficialismo no hubiera corrido riesgo si no se dividía.
“Yo no me dormiría en los laureles. Es una elección municipal, pero no una más. Martín (Llaryora) se juega mucho luego de la buena cosecha de votos de Juntos por el Cambio en el interior, en los comicios provinciales. Yo no estaría tan confiado”, aseguró un funcionario provincial con experiencia en campañas.
Gill, en manos de una jueza
La oposición le sacó provecho en la Legislatura a la situación del ministro de Cooperativas y Mutuales de la Provincia, Martín Gill, acusado de violencia de género. El gobernador Martín Llaryora se mantiene en su postura: asegura que lo de Gill es un hecho “de la vida privada”.
Esta semana, la causa fue elevada a juicio oral por la fiscal de instrucción de Villa María, Juliana Companys.
La defensa de Gill apeló la decisión de la fiscal y ahora debe resolver la jueza de control, Soledad Dottori. Lo que se dirime en esta instancia es si la causa va a juicio, no la culpabilidad del imputado. No obstante, como ya se dijo en este espacio, los tiempos de la Justicia no suelen coincidir con los de la política.
En este contexto, en el oficialismo provincial muchos están convencidos, y más luego de la movida opositora, de que si la jueza coincide con la fiscal y la causa va a juicio, será el final de Gill como miembro del gabinete provincial.
No significa que sea culpable de la acusación de una expareja por el presunto delito de “lesiones leves”, pero políticamente sería insostenible, dicen legisladores y funcionarios provinciales, aunque la decisión final la tendrá el gobernador.
Más allá de las declaraciones públicas, en la Legislatura la mayoría de las legisladoras oficialistas no ocultan en privado su incomodidad por defender a Gill.
En lo político, la más afectada es la vicegobernadora Myrian Prunotto, a quien la senadora Alejandra Vigo le trasladó la responsabilidad de encabezar el programa Lideresas.