El gobernador Martín Llaryora volvió con un ánimo optimista de la cumbre del viernes en la Casa Rosada, en lo que fue el inicio formal del diálogo entre el Gobierno nacional y las provincias. Ese, tal vez, haya sido el saldo más positivo: arrancó una negociación, que hasta la semana pasada parecía imposible.
En las casi cuatro horas de reunión, hubo muchos reclamos y diferencias entre los mandatarios provinciales y los dos ministros que el presidente Javier Milei encomendó para iniciar las tratativas.
No hubo acuerdo de financiamiento concreto para las provincias, pero Llaryora considera que percibió en el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y en el ministro del Interior, Guillermo Francos, la preocupación por la recesión de la economía, que afecta a las finanzas provinciales más que los recortes de fondos que impulsó el presidente de la Nación.
“El saldo fue positivo. No habrá retenciones a las economías regionales, las facultades delegadas al Presidente serán limitadas, y confío en que habrá un aumento para los biocombustibles. De financiamiento, ni hablemos. Eso lo tendremos que discutir en otro ámbito”, les habría dicho Llaryora a sus colaboradores más cercanos, luego de la reunión en la Casa Rosada.
El gobernador está convencido de que hoy al presidente Milei le urge tener aprobada la “ley ómnibus” más restringida. Habrá “retoques”, pero los diputados del PJ cordobés colaborarán para sacarla.
Llaryora, y todos sus colegas, entienden que, con esa ley, se calmarán los ánimos con Milei para seguir negociando otras cuestiones.
Para los llaryoristas, el “otro ámbito” que menciona el gobernador no es otro que la Justicia.
El Gobierno de Córdoba tiene tres temas económicos pendientes de resolver con la Nación: los fondos para la Caja de Jubilaciones, los subsidios para el transporte público y el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid).
El ministro Francos fue contundente cuando habló luego de la cumbre. “Los subsidios al transporte y el Fonid no serán restituidos”, aseguró.
Sin hacer declaraciones altisonantes contra el Presidente, Llaryora cree que, en estos tres temas, Córdoba tiene las de ganar en el ámbito judicial. No será la única. Otras provincias ya demandaron a la Nación por algunos de estos reclamos.
Hay que recordar que, el año pasado, el entonces gobernador, Juan Schiaretti, presentó dos demandas contra la Anses por la falta de actualización de los desembolsos para la Caja de Jubilaciones. Esos reclamos están en la Corte Suprema.
Sobre los subsidios al transporte, el gobernador les dejó el protagonismo a los intendentes, especialmente al capitalino, Daniel Passerini.
Mientras que el Fonid es una cuestión que genera preocupación en el Centro Cívico. No impacta en las finanzas, pero sí en el bolsillo de los docentes cordobeses, que perdieron entre el 7% y el 10% de sus ingresos.
Esta caída real de los salarios docentes afecta la dura negociación que la gestión llaryorista mantiene con el gremio docente (UEPC).
Los docentes -como otros sectores de los estatales- ya perdieron entre el 4% y el 6% por el aumento de los aportes personales y los descuentos para la Apross.
La Provincia les ofreció la mitad de la inflación, y, si se le suma el no cobro del Fonid, a los docentes provinciales se licuó el último aumento del 14,6% que el Gobierno provincial les impuso, sin acuerdo.
Financiamiento
Llaryora no espera fondos extras de la Nación, al menos en los próximos tres meses. El mandatario cordobés, junto con sus colegas patagónicos, rechazaron de manera enfática la propuesta de la Nación de reformular el Impuesto a las Ganancias para que lo paguen casi un millón de trabajadores con altos ingresos.
Dicen que Posse y Francos hablaron de un piso de $ 1,5 millones para pagar este impuesto. Mientras que Llaryora habló de “gravar, de manera gradual, a los altos ingresos”, de decir, a salarios de más de $ 1,8 millones. Los patagónicos se plegaron a esta propuesta.
Los gobernadores se retiraron de la Casa Rosada convencidos de que el diálogo está abierto con el Presidente . “Aunque con Milei nunca se sabe”, advirtió un mandatario sureño, a la hora de los saludos de despedida con sus colegas.
