Minutos antes de que el Indec confirmara que la inflación de octubre fue del 2,3 %, el director del Banco Central, Federico Furiase, afirmaba ante un auditorio de ejecutivos que “hoy la suba del dólar no se traslada automáticamente a precios”.
Fue durante su participación en el Simposio de Mercado de Capitales y Finanzas Corporativas del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), donde destacó el “desacople” entre el tipo de cambio y la inflación como una señal de estabilidad.
“En estos meses vimos suba del dólar y la inflación siguió en la zona del 2% mensual. Eso muestra que hay una macro ordenada, con superávit fiscal, y sin convalidación monetaria”, afirmó Furiase, para quien el nuevo régimen económico logró contener la inflación sin pasar por una crisis contractual o un shock hiperinflacionario.
En su diagnóstico, la clave fue la combinación de orden fiscal, disciplina monetaria y la decisión política de priorizar la baja de la inflación por sobre otros objetivos. “Cuando salimos del cepo, todos esperaban una devaluación a $ 1.800 y varios meses de inflación al 5%. Pero elegimos otro camino. El Banco Central no salió a comprar dólares porque eso hubiese inyectado pesos al mercado y puesto en riesgo el proceso desinflacionario”, explicó.
Furiase también advirtió que, aunque se logró bajar fuerte la inflación, la tarea no está terminada. “Venimos de una inflación diaria del 1,5 %. La baja que logramos fue en un contexto muy complejo, con reservas netas negativas, pasivos remunerados desbordados y una deuda en pesos de vencimiento inmediato. La inflación mensual en la zona del 2% es una mejora muy relevante, pero todavía falta”, aseguró en línea con la declaración de ayer de Luis Caputo,
Uno de los puntos que marcó como determinante para sostener la desinflación fue el esquema de flotación entre bandas. “No estamos listos para una libre flotación. Tenemos una demanda de dinero todavía muy volátil y un mercado cambiario chico, que no soportaría grandes movimientos sin generar inestabilidad”, señaló.
“Además, el chip de los agentes económicos todavía está condicionado por años de inestabilidad. Asocian suba del dólar con suba de precios. Aunque eso ya no sea automático, necesitamos tiempo para cambiar esa lógica”, agregó.
Tras explicar la política antiinflacionaria, Furiase abordó el otro gran objetivo del Banco Central: la acumulación de reservas. Fue enfático en marcar que ese proceso no estará atado al pago de deuda ni implicará una presión inflacionaria.
“La compra de reservas no es un objetivo en sí mismo, es el resultado de un programa de estabilización que está funcionando. Se va a dar en tanto haya recuperación de la demanda de dinero y se pueda hacer sin tensionar la inflación ni el tipo de cambio”, explicó. Según detalló, actualmente los agregados monetarios están “muy por debajo del promedio histórico”, lo que ofrece margen para una “remonetización” de la economía. “Eso nos da grados de libertad para comprar dólares sin necesidad de esterilizar y sin generar efectos inflacionarios”, afirmó. También dijo que “la compra de reservas no tiene relación con eso. Tenemos herramientas separadas: apoyo financiero externo, el swap con China y sobre todo, una baja del riesgo país que abre oportunidades para refinanciar pasivos”.
Para Furiase, el desplome del riesgo país es “una señal clara” de que el enfoque gradual y disciplinado está dando resultados.
“No hubo magia, hubo decisión política y un trabajo macroeconómico consistente. Eso permite ser optimistas”, dijo.





















