Al menos nueve empresas offshore creadas por Federico Máscolo y Javier Katz entre 2017 y 2018 en Miami habrían sido el instrumento para que el contratista de obra pública y su socio, ambos imputados por el fiscal federal Enrique Senestrari por el presunto delito de lavado de activos, compraran 11 departamentos en el estado de Florida.
Las nueve tienen la marca de Máscolo: se llaman Berfransan, las iniciales de sus hijos, seguido de un número.
De acuerdo con los registros públicos de Florida, seis de las nueve que creó Máscolo siguen activas: dos están bajo el control del “Gordo” Katz. Las cuatro restantes se reparten entre tres empresarios cordobeses que no están imputados.
Mientras tanto, en la Fiscalía Federal N° 1 se amplía la pesquisa a unas 30 personas. Como se recordará, además de Máscolo y de Katz, hay otros siete imputados.
Senestrari busca pruebas para sostener su hipótesis: que los bienes detectados -además de los departamentos en Miami, inmuebles en un country de Córdoba y de Punta del Este y una flota de vehículos de lujo- fueron adquirido por “los créditos obtenidos por distintas contrataciones, por adjudicación directa con la provincia de Córdoba y con la Municipalidad de la ciudad de San Francisco”.
En la acusación, Senestrari sostiene que Máscolo, “en su accionar delictivo, habría utilizado a personas físicas y jurídicas interpuestas para hacerlas figurar como propietarias de distintos tipos de bienes que habría adquirido con dinero no declarado al fisco nacional”.
En San Francisco
En el Gobierno provincial, despegan a Martín Llaryora del escándalo. Ocurre que los contratos directos que Máscolo tuvo en San Francisco fueron a finales del mandato del radical Hugo Madonna, en 2007. En octubre de ese año, a pocos días de la elección que Llaryora ganó por un puñado de votos, Máscolo obtuvo su primera certificación por $ 32 mil, unos U$S 7.500.
Madonna recuerda que Máscolo llegó desde Córdoba para realizar “tareas muy menores, como el cavado de zanjas”. Aquel año, San Francisco sufrió intensas lluvias que colapsaron las napas freáticas. “Desesperado por las elecciones”, según las propias palabras del exintendente, contrató a Máscolo y otras cuadrillas de la ciudad de Córdoba.
Lo que no recuerda Madonna es quién le recomendó a Máscolo. Lo que sí sabe es que fue en el marco del Foro de Intendentes radicales o en la Mesa Provincia-Municipios. Pero Madonna insiste en que los trabajos contratados a Máscolo fueron “muy menores”.
Tras la asunción de Llaryora en la Municipalidad de San Francisco, no se conocen contratos directos entre esa comuna y Máscolo.
En cambio, sí tuvo varios contratos con el Gobierno provincial. En los años siguientes, Máscolo realizó importantes obras en San Francisco, aunque no habría sido contratado por la Municipalidad, sino por el Gobierno provincial, tanto en la gestión de Juan Schiaretti como en la de José Manuel de la Sota, hasta que el empresario salió del radar de las licitaciones.
Los registros de contrataciones de 2007, de 2008 y de 2009 deberán rastrearse en los anaqueles del Tribunal de Cuentas de la Provincia, ya que el Gobierno cordobés tiene online las contrataciones desde 2010. De hecho, Senestrari ya solicitó al Tribunal de Cuentas, que controla Luis Juez, la información en ese sentido.
En los registros públicos de la Provincia, está consignado que en 2010 Máscolo recibió $ 4,2 millones por obras en la cloaca máxima de San Francisco y por la realización de cordones cuneta en localidades del interior, y luego su participación se diluye: recibió $ 3, $ 4 millones entre 2011 y 2012, mientras que en 2013 aparece como contratista Pablo Máscolo, hermano del principal sospechoso, también imputado.
Esos números son parte del rompecabezas que intenta armar la acusación.
