Osvaldo Giordano, titular del Ieral de la Fundación Mediterránea y exministro de Finanzas de Juan Schiaretti, advierte que el acuerdo entre el Gobierno de Javier Milei y el FMI no soluciona los problemas de competitividad para el sector productivo y demora las reformas estructurales.
Giordano dice que la situación cambiaria “se había hecho insostenible”, por lo que el Gobierno debió adelantar su “Plan A que era salir del cepo después de octubre” y “pasar a una nueva etapa antes de lo previsto”.
“Es altamente probable que desde el punto de vista de tranquilizar los mercados el plan cumpla el objetivo. Con el dinero recibido del FMI y de otros organismos el Central tiene capacidad para hacer cumplir el tope de la banda cambiaria. Obviamente que lo deseable es no tener que usarlo. Lo importante es que el mercado entienda el Central tiene capacidad para defender la banda cambiaria.
“El lado negativo es habrá que soportar un poco más de inflación (es lo que quería evitar el Gobierno y por eso seguramente el Plan A era pasar estos cambios para después de octubre) y esto aletargará la recuperación que venían mostrando las remuneraciones (salarios y jubilaciones) y el nivel de actividad económica. Pero si sale bien, no debería ser un desvió tan grande en el proceso de desinflación y recuperación de la producción.
“El tipo de cambio real (es decir, corregido por inflación) probablemente mejore respecto al que teníamos la semana pasada si se ubica el dólar más cerca del máximo de la banda. Pero en ningún no será un salto de ‘competitividad cambiaria’ como por ejemplo se dio en el diciembre del 2023 y muchas veces en el pasado. En la comparación histórica seguirá siendo un tipo de cambio relativamente bajo. No mucho más alto, por ejemplo, al que había durante la convertibilidad.
“El dato más relevante, por lo tanto, es que los anuncios no implican un gran salto en la competitividad cambiaria. Es decir, que para la producción nacional el alivio cambiario es menor y, por lo tanto, seguirán los problemas de competitividad que seguramente serán crecientes en los próximos meses.
“Por eso, el punto más importante no es el anuncio de la banda cambiaria, sino qué está dispuesto el Gobierno a hacer en materia de reformas que permitan generar un entorno más favorable para la producción.
“En este aspecto ni los anuncios del Gobierno ni lo que dice el Acuerdo son tranquilizantes. Es cierto que el FMI pone énfasis en el corto plazo, no en las cuestiones estructurales. Por lo tanto, que en el Acuerdo no se hayan contemplado medidas más audaces en materia de reformas no quiere decir que no esté en el ánimo del Gobierno hacerlas. Pero no deja de ser preocupante que las reformas no hayan ocupado un espacio importante dentro de los anuncios.

“Por ejemplo, en el Acuerdo el Gobierno se compromete a enviar al Congreso un proyecto de reforma previsional recién para diciembre del 2026. Más significativo que contempla una reforma tributaria (centra en reducir gradualmente el impuesto al cheque y derechos de exportación) también para finales del 2026.
“Esto implica que la producción nacional tendrá que desenvolverse con un tipo de cambio no muy superior al vigente en la convertibilidad, pero, en un entorno mucho más desfavorable. Por ejemplo, soportar el impuesto al cheque y retenciones que en los ‘90 no existían o ingresos brutos (con el SIRCREB y otros regímenes de pago adelantado) y tasas municipales que en los ´90 tenían niveles muchos más bajo que en la actualidad.