“Pensar en el uso de las reservas externas conseguidas a través de los organismos financieros internacionales para intervenir en el mercado cambiario e inducir o mantener una apreciación exagerada del peso (también llamado vulgarmente atraso cambiario) es contraproducente y puede significar el fracaso del proceso de desinflación”.
La advertencia fue realizada este lunes por el exministro de Economía Domingo Cavallo, quien a través de su blog personal expresó disonancia con la marcha del plan del gobierno de Javier Milei. El autor de la Convertibilidad, propone una transición hacia un mercado de cambios con competencia de monedas y libertad para el movimiento de capitales, y una comunicación más convincente.
“La simple continuidad del manejo cambiario y el uso de reservas que pertenecen a los depositantes de dólares en el sistema bancario para intervenir tanto en el mercado cambiario oficial como en los mercados pseudo libres (CCL y MEP) no conduce a consolidar el clima de desinflación”, expresó Cavallo en una nota titulada: “Lo que natura non da, el FMI non presta”.
Pidió entonces una “definición clara de las reglas a la que se sujetaran las políticas monetaria y cambiaria debe ser parte integral del programa que se acuerde con el FMI. El gobierno está en condición de hacerlo con éxito”, destacó, sin embargo, Cavallo.
Coincidió con Milei en que el objetivo final de la organización cambiaria “es un mercado único y libre de cambios, con el dólar y el peso como monedas convertibles, es decir sin restricciones”.
Pero, explicó que el “funcionamiento actual del sistema monetario y cambiario está todavía lejos de ese ideal”. “Hay multiplicidad de mercados y ninguno es completamente libre. Los mercados CCL y MEP enfrentan tantas restricciones como el mercado oficial y el Banco Central interviene en todos ellos utilizando reservas”, subrayó en su escrito.
Cavallo se refirió entonces a la volatilidad que le llegó 1.200 millones de las reservas solo en marzo al Banco Central. “Argumentar que se pasará del actual sistema a un mercado único y libre de cambios sin ningún sobresalto cambiario y con el tipo de cambio oficial ajustándose al 1 % mensual para llegar a un tipo de cambio unificado y fijo puede tener el efecto no deseado de generar desconfianza”, dijo.
Comunicar mejor
Por esa razón “es imprescindible que el gobierno explique cómo será el tránsito de la situación actual al mercado único y libre de cambios con competencia de monedas”.
“En la transición es inconducente razonar con el paradigma del tipo de cambio fijo”, destacó y recordó que “todos los planes de estabilización exitosos incluyeron al menos un período inicial de tipo de cambio fijo y de que, además de equilibrio monetario y fiscal, el proceso de desinflación requiere fijación del tipo de cambio y excluir cualquier sobresalto cambiario”.
Indicó que la expectativa de que en el futuro las exportaciones energéticas, minerales, agropecuarias y de industrias basadas en el conocimiento “van a generar abundancia de dólares y fuerte acumulación de reservas” colisiona con otros factores.
Puso el caso de la Convertibilidad donde desde su inicio “se eliminaron de cuajo al inicio mismo del plan de estabilización” las retenciones a las exportaciones y elevados aranceles a la importación, al tiempo que “existía completa libertad para el movimiento de capitales”, lo cual generaba confianza.
La diferencia con el control del tipo de cambio que acompañó al plan de estabilización de Milei-Caputo-Bausili “es que para sostenerse requirió y sigue requiriendo uso de reservas escasas del Banco Central y se basa en el sostenimiento de un tipo de cambio que no es único ni libre”.
Si para el comienzo del mercado único y libre “ya no existe inercia inflacionaria, lo más conveniente probablemente será ir a una flotación a la peruana”.
Ese esquema “atenúa el efecto de shocks externos, pero requiere que el Banco Central tenga reservas como para evitar las fluctuaciones cambiarias que corran el riesgo de espiralizarse”.
“La comunicación de los cambios por el momento ha sido confusa y hace pensar que la palabra final la tiene el FMI. Es una lástima, porque si es como dice (el viceministro de Economía, José Luis) Daza, eso no es así. Un gobierno como el del presidente Milei que procura hacer cambios profundos debe comunicarlo con convicción. En ese caso el FMI seguramente acompañará la decisión del gobierno argentino”, concluye.