Sonrió con complicidad cuando le consultaron si está preparando la versión aumentada de su libro Las crisis económicas argentinas. Una historia de ajustes y desajustes. “Hay que armar un nuevo capítulo”, dijo. Pero se puso serio cuando abordó el estado de situación actual de la economía.
“Es difícil hablar hoy; ni (Sergio) Massa tiene idea de lo que va a pasar. Hay más preguntas que respuestas”, advirtió en el arranque de una charla ante un centenar de personas vinculadas con el sector inmobiliario en Córdoba, en una actividad propiciada por la firma rosarina Rosental Inversiones y por su unidad de negocios Locativa.
Miguel Kiguel, de él se trata, fue jefe de asesores y subsecretario de Financiamiento en el Ministerio de Economía durante la década de 1990. También presidió el Banco Hipotecario. Se formó en la Universidad de Columbia (Estados Unidos), trabajó en el Banco Mundial y fue profesor en Maryland y en Georgetown. En la actualidad encabeza la consultora EconViews, es docente en la Universidad Torcuato Di Tella y está entre los economistas más escuchados por el empresariado.
Desde ese rol, cree que la hoja de ruta que trazará el futuro ministro de Economía Sergio Massa tiene, de arranque, tres prioridades: mejorar el nivel de reservas del Banco Central (las netas rondan los 1.900 millones de dólares, pero las líquidas son negativas), provocar una adecuación en el tipo de cambio para ayudar a juntar dólares y trabajar en el control de daños que implica el impacto en la inflación. “La de julio será de alrededor de ocho por ciento”, proyectó.
¿Es Massa la persona que puede estabilizar la economía y evitar un deterioro mayor? “La economía está en terapia intensiva y eso no es fácil para un abogado, prefiero un médico, es decir, hace falta un macroeconomista y si es David Copperfield, mejor” ironizó. Pero aclaró que la expectativa sobre Massa está en su “volumen político” y en una “visión política y económica diferente”.
“Massa tiene que hacer todo lo que Cristina (Kirchner) no ha querido y lo tiene que hacer en un contexto de confianza extremadamente baja. Todo implica decisiones costosas, cualquier solución es mala, pero con liderazgo político se puede llevar”, opinó. Y agregó: “Deberíamos esperar que la economía no se venga abajo. Había pronósticos apocalípticos. Podemos descartar esos escenarios, pero difícilmente veamos un rebote”.
Posibles medidas
Reservas. Se menciona que una de las primeras acciones de Massa será buscar dólares prestados. Por un lado, está volver a pasar la canasta por los organismos internacionales, y por otro, pedir dinero a fondos qataríes, que podría traducirse en un swap similar al acordado con China, cuyo costo se gatilla cuando se usa la plata. “Veo difícil conseguir dólares de afuera. Algo se puede hacer, pero es complicado sin un programa. Además, este gobierno se está yendo”, planteó. Otra vía es mejorar el incentivo en precio para que el agro liquide.
Dólar. Kiguel cree que este punto es clave. La respuesta devaluatoria sería la más sencilla, aunque eso conlleva un impacto inflacionario en un régimen de alta nominalidad. “Pero es difícil seguir con el tipo de cambio actual. La cuestión es cómo devaluar sin devaluar, lo que conduce a un desdoblamiento cambiario, con un tipo de cambio financiero y otro comercial. También podría aparecer un tipo de cambio turista. Como sea, es sólo un sistema de transición. Lo que está claro es que es imposible captar reservas con una brecha del 100 por ciento”, señaló.
En esa línea, Kiguel no descartó que la nueva conducción económica se incline por una “pequeña” devaluación, acompañada por un desdoblamiento cambiario y captación de dólares. Es una posibilidad.
Inflación. El economista calculó que una corrección devaluatoria del 30 por ciento agregaría nueve puntos a la inflación, lo que podría llevar el indicador mensual a 11 por ciento, pero no de manera permanente. Después tendería a bajar. Otra herramienta es subir la tasa de interés, algo que ya está previsto en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y también mantener controlada a la emisión y el déficit fiscal.
En definitiva, consideró que son bajas las chances de provocar una baja sustancial de la inflación, pero no descartó una estabilización entre cinco y seis por ciento mensual. También consideró que “la situación social es una restricción adicional” para las medidas que el Gobierno está evaluando.
Acuerdo con el FMI. En este punto, valoró el rol del programa para evitar grandes desviaciones, incluso cuando no se cumplan las metas acordadas y el país solicite un perdón (waiver) para seguir encuadrado en el acuerdo.
Para Kiguel, el Gobierno tiene una nueva oportunidad para atenuar el deterioro. Y si bien opinó que la solución de fondo es ir hacia un “cambio de régimen” (lo cual implica ampliar y profundas reformas monetarias y fiscales), aseguró que la crisis actual “se puede contener”.
