Algunas particularidades separan al actual proceso electoral provincial de los anteriores. Las más salientes son que el oficialismo no podrá alambrar la campaña y escindirse de las discusiones nacionales, y que enfrentará a una oposición unificada en sus niveles dirigenciales.
Más allá de la valoración de la gestión y sus liderazgos, separar la campaña provincial de la nacional y tener al menos dos listas relativamente competitivas fue una constante en los procesos electorales de 2007 a la fecha.
Juan Schiaretti ha logrado imponer dos criterios sobre su candidato a sucederlo, Martín Llaryora: no anticipar las elecciones a abril o a mayo y desdoblar los comicios provinciales de los capitalinos por apenas cuatro o cinco domingos.
El rechazo a un cambio de legislación, como se hizo en 2019, llevó al peronismo cordobés (que en unos días volverá a rebautizar su actual coalición Hacemos por Córdoba) a establecer como día de votación la jornada posterior al cierre de listas nacionales.
Serán horas de intensa efervescencia, con superposición de agendas, mensajes y candidaturas. Ya no será la Córdoba que votaba sus autoridades provinciales alejada de los debates nacionales.
Schiaretti podrá incidir inscribiendo su nombre en una fórmula presidencial para las Paso. Su consideración es alta en la provincia, pero aún está lejos de figurar entre quienes tienen posibilidades ciertas y concretas de suceder a Alberto Fernández.
Pero la oposición provincial de Juntos por el Cambio también puede aprovechar el envión de su primaria con el sello que aparece como favorito para quedarse con la próxima gestión presidencial.
Patricia Bullrich vino esta semana a Córdoba a decirle a Luis Juez que lo va a apoyar con decisión, pero que debe enviar un claro y contundente mensaje público de que será neutral en la interna entre ella y Horacio Rodríguez Larreta. Juez estuvo hasta hace un tiempo con Bullrich y se mudó luego a las huestes del jefe de Gobierno porteño.
Juez no sólo le dijo que sí, sino que le mandó un mensaje mientras la titular del PRO nacional iba hacia el aeropuerto: “En las próximas horas lo hago”. Todavía no lo ha hecho.
Cuando lo concrete, tendrá la posibilidad de tener a los dos principales precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio apoyándolo, mientras el otro gran referente, Mauricio Macri, ya no sabe cómo mandar a decir que prefiere la continuidad del peronismo antes de que Juez sea gobernador.
Lo cierto es que no hay manera de medir cuánto incidirá o no la campaña nacional, que comenzará formalmente el mismo día en que se vote a gobernador en Córdoba, pero está claro que no hay una distancia que permita encapsular la decisión provincial.
Riesgos
La otra decisión que está a punto de imponer Schiaretti como jefe del PJ cordobés, antes de una eventual entrega de ese liderazgo a Llaryora, es la separación de la elección provincial de la capitalina. El intendente y candidato a gobernador quería unificar y tiene hasta el lunes para firmar el decreto de simultaneidad. Hasta acá, los números que analizaron marcan un descenso en la intención de voto cuando comparan a Llaryora con su postulante a intendente, Daniel Passerini.
Es leve, dicen en la Municipalidad. Pero, como no arrancan la campaña holgados, han decidido reducir riesgos.
Es otra señal de que a nadie le sobra nada, en un contexto incierto respecto de cómo se votará dentro de tres meses en relación con los ánimos de la sociedad en un país que profundiza su crisis a diario.
Aquella campaña municipal quedará atrapada por pocas semanas entre la elección provincial y las Paso nacionales, mientras el oficialismo da una señal bien notoria de que prefiere intentar asegurar el poder que ostenta desde hace 24 años que arriesgarse a seguir quedándose con todo.
La oposición también debe tomar una decisión. Poner todo en ir por el premio mayor de la provincia y hacer fórmula con los dos únicos dirigentes que tiene posicionados (Juez-Rodrigo de Loredo) o separarlos para tener una oferta competitiva en cada turno electoral.
Demasiados indicadores de que de un lado y de otro no sobra nada.
