La utilización de la tradicional papeleta electoral en las Paso del 13 de agosto obliga a cada lista a disponer de un ejército de fiscales para, principalmente, reponer las boletas en cada una de las 9.097 mesas electorales, que estarán repartidas en 1.489 escuelas.
Aunque esta exigencia es para todas las listas de precandidatos, repercute directamente en la principal interna que se disputará ese domingo: la de Juntos por el Cambio, un todo o nada para quedarse con la fórmula presidencial entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich; y una batalla cuerpo a cuerpo entre Pedro Dellarossa y Luis Picat para la integración final (por sistema D’Hont) de la lista de candidatos a diputados por Córdoba.
Todavía golpeada por la doble derrota, la coalición tiene que movilizar esta enorme estructura; que ascendería a casi 18 mil personas si se cumple la premisa de que cada lista debe cuidar sus votos y sus actas. La tropa de fiscales viene de trabajar en junio y julio, y le esperan las elecciones nacionales de agosto, octubre y noviembre, contemplando el probable balotaje.
En el esquema de Rodríguez Larreta-Gerardo Morales, aseguran que a dos semanas de la contienda cuenta con fiscales en el 90 por ciento de las mesas de la provincia, por lo que aspiran a sentar a militantes frente a todas las urnas.
Para armar este rompecabezas, Oscar Agost Carreño, presidente del PRO y brazo de Rodríguez Larreta en Córdoba, procura unir a todas las tribus de la coalición que apuestan al triunfo del jefe de Gobierno porteño.
Con Larreta
Con Larreta confluyen un sector del juecismo: el que lideran Martín Juez, concejal electo y referente de la Juventud del Frente Cívico, y los legisladores electos Daniel Juez y Walter Nostrala; y la tribuno de Cuentas electa Fernanda Leiva; es decir el círculo íntimo del senador nacional; varias líneas del radicalismo que surfean la interna potenciada tras la elección de julio; y el larretismo del PRO, con Agost Carreño y la dirección de Marcelo Wechsler, uno de los operadores de Rodríguez Larreta.
En el caso de las tribus radicales, los caciques son Ramón Mestre, cuya tropa se sintió menospreciada en la elección municipal; Marcos Ferrer, con ascendencia sobre el grupo de intendentes que se encolumnó con Rodrigo de Loredo; Juan Negri y el propio De Loredo, golpeados por la derrota; el alfonsinista Dante Rossi; y dirigentes territoriales como Franco Jular, entre otros.
Esta lista optó por una fiscalización responsabilidades compartidas (al menos dos sectores en una escuela), un esquema que sirve como reaseguro si una tribuno se presenta en las escuelas el domingo 13.
Con Bullrich
En el búnker de Bullrich, la jefa de campaña Laura Rodríguez Machado aclara que una “fiscalización conjunta es materialmente imposible”.
Consciente de la movilización que implica, la expectativa es “cubrir la mayor cantidad de mesas posibles”. El esquema de fiscales es coordinado por Andrés Díaz Yofre, quien descansa en Ignacio Sala, para las mesas del interior, y Enrique Lehner, en los colegios de la ciudad de Córdoba.
El patricismo cuenta con un sector del juecismo representado por Ernesto Martínez, mano derecha de Juez; la legisladora electa Nancy Almada; la concejala electa Graciela Villata; y el tribuno de Cuentas electo Beltrán Corvalán; junto a Juan Pablo Peirone.
Los radicales Picat (intendente de Jesús María); Marcos Carasso y Diego Mestre, presidentes de los comités Provincia y Capital, respectivamente; Soledad Carrizo, jefa radical en el norte de Córdoba; Miguel Nicolás, ganador en la seccional novena en las elecciones de este año; y caudillos como Antonio Rins (Río Cuarto), Hugo Madona (San Francisco) y Leandro Morer (Alta Gracia) deban aportar fiscales a Bullrich.
A estos se suman 80 intendentes radicales que Bullrich considera vitales para ganar la elección.
